UN SISTEMA PARA
AUMENTAR UN 30% LA PRODUCCIÓN DE FRUTILLAS Esta técnica utiliza caños y bolsas
rellenos con sustrato de cascarilla de arroz. Bajo cubierta, aumenta el rinde
de las plantaciones y disminuye la aparición de problemas sanitarios, lo cual
permite reducir el uso de fitosanitarios en un 70%. El INTA Oberá
–Misiones–implementó un sistema de cultivo semihidropónico bajo cubierta que
Resultados
El especialista destacó que la producción bajo cubierta facilita el control
de los efectos de la temperatura y la humedad y, junto con el riego localizado
y el uso de plantines de origen certificado, permite obtener frutos entre los
45 y 50 días después del trasplante y consolidar un ciclo de producción de ocho
meses. De acuerdo con las primeras evaluaciones de este módulo que lleva dos
años en experimentación, el técnico aseguró que el rendimiento de la producción
puede aumentar un 30% si se realiza una aplicación eficiente de los nutrientes
en cada etapa del cultivo.
facilita la producción de frutillas a escala comercial a partir caños y bolsas
rellenos con un sustrato de cascarilla de arroz carbonizada. Al prescindir del
suelo, utiliza un 70% menos de fitosanitarios respecto de los cultivos a campo
y aumenta el rendimiento de las plantaciones hasta en un 30%. “Al existir una
menor incidencia de plagas y enfermedades, la aplicación de agroquímicos
disminuye en un 70% y puede ser sustituida por el uso de controladores
biológicos y de técnicas de laboreo que mejoran la calidad de los frutos que
llegan al consumidor sin afectar la rentabilidad de la producción”, señaló
Sergio Feversani, técnico del INTA Oberá y responsable del ensayo. Entre sus
principales ventajas, este sistema evita las enfermedades causadas por los
hongos del suelo y le permite al productor independizarse de las condiciones de
la superficie y de los esquemas de rotación. También, “favorece la reducción de
la mano de obra y mejora la calidad de vida, dada la posibilidad de trabajar de
pie”, expresó el técnico del INTA. Asimismo, optimiza el aprovechamiento del
área de producción y permite duplicar o, incluso, triplicar el número de
ejemplares por metro cuadrado. “Con este tipo de sistema, es posible colocar
entre 12 y 15 plantas de frutilla por metro cuadrado frente a las cinco u ocho
que entrarían en un cultivo tradicional”, especificó Feversani. De igual modo,
Feversani resaltó su potencialidad para los pequeños y medianos productores
convencionales que deben renovar todas las plantas de una explotación al
comienzo de cada ciclo anual de producción. “Para repetir un cultivo, sólo es
necesario reponer las bolsas dañadas, debido a que el sustrato puede
reutilizarse por dos años”, indicó. En referencia a lo económico, el técnico
comentó que el inicio de un cultivo semihidropónico de frutillas tiene un costo
similar al de una implantación tradicional. No obstante, el técnico del INTA
aclaró que “las ventajas que presenta la semihidroponía a mediano plazo, la
convierten en una opción recomendable”.
Se obtuvieron entre 800 y 900 gramos de fruta por planta, es
decir, unos 1.800 kilos netos por ciclo y un promedio de entre 105 y 150 kg por
semana”, detalló Feversani. Asimismo, dijo que la producción tuvo “una alta
aceptación de los consumidores por su consistencia firme, aroma y color
intenso”. El ensayo se basó en un cultivo de 2.000 plantas de frutilla ubicadas
en una superficie bajo cubierta de 189 metros cuadrados en la zona de Oberá. Un sistema novedoso A diferencia de la
hidroponía que promueve el cultivo sobre una solución de agua, en un sistema
semihidropónico los plantines de frutilla se desarrollan en un sustrato
alternativo a la tierra y reciben los nutrientes necesarios para su crecimiento
mediante una fertilización a través del riego. “El sustrato sirve como soporte
para las plantas y permite la retención del líquido con los nutrientes
necesarios para su crecimiento”, observó Feversani. Según indicó, además de
cascarilla de arroz, es posible utilizar turba y algunos derivados minerales
como perlita y vermiculita. Dada la escasa profundidad de sus raíces, la
siembra de los plantines de frutilla puede realizarse en caños de PVC o en
pequeños silobolsas. En esta línea, el técnico destacó: “el no contacto con el
suelo reduce el ataque de enfermedades y, en el caso de que surjan, sólo se
elimina la bolsa infectada y no toda el área de producción”. “Posteriormente al
transplante, es necesario efectuar una fertilización a través del riego que
aportará los nutrientes necesarios para el crecimiento, la calidad y la sanidad
del cultivo”, agregó el técnico del INTA Oberá. Asimismo, señaló la posibilidad
de adaptar esta alternativa para producir lechuga, acelga, pepino y tomate. “Si
bien requiere del seguimiento técnico, esta alternativa permite obtener un
producto acorde a los requisitos de un mercado cada vez más exigente y cubrir
una demanda productiva insatisfecha a escala local”, concluyó Feversani. Fuente:
INTA Informa tomado de envio de pregon agropecuario de ar
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