¿Se acabó el milagro
económico peruano?, por Pedro P. Kuczynski "Con algunas reformas claves y
organización interna podemos seguir creciendo a un ritmo que nos saque de la
pobreza." Pedro Pablo
Kuczynski Economista
Mientras el presidente Humala en su mensaje de 28 de julio listaba un largo
catálogo de temas que enfrenta el Perú hoy,
la gran pregunta que preocupaba –y sigue preocupando– tanto a los
analistas como a los ciudadanos es muy sencilla: ¿Se acabó el milagro económico
peruano o la evidente frenada por la que está pasando nuestro país es meramente
transitoria? Ciertamente las cifras
económicas para el año 2014 no serán buenas y probablemente alcancemos, casi
raspando, un crecimiento de 3% a 4%.
Esta cifra mediocre es muy distinta del desempeño de los últimos doce
años (desde el 2002 hasta el año pasado) cuando promediamos un crecimiento
económico de más de 6% anual. La
prosperidad nos permitió reducir fuertemente la pobreza y al mismo tiempo
mantener una economía con mucha inversión y poca inflación. Aparte de algunas
economías relativamente pequeñas pero prósperas, como por ejemplo Panamá, el
Perú fue la estrella de América Latina durante esos años. ¿Podremos seguir
brillando? Sin duda hay problemas coyunturales que el Ministerio de Economía
está tratando de paliar con varias medidas. La frenada económica se origina
principalmente en la caída del precio internacional del oro y en menor medida
también la caída moderada del precio del cobre, nuestra principal exportación.
Pero en realidad si medimos el índice de los precios de los metales nos damos
cuenta de que estamos todavía en una época de bonanza. Por otro lado, contribuyen a las incertidumbres coyunturales
los evidentes problemas políticos del Perú, sobre todo en las regiones
(responsables de un tercio de la inversión pública). Actualmente varias de
estas enfrentan un estancamiento grave causado por múltiples escándalos de
corrupción y mala gestión. Para salir adelante necesitamos una buena dosis de
realismo. Sin duda las cifras mejorarán
en unos meses, pero este cambio puede tomar tiempo. Es cierto, además, que las
cuatro grandes minas de cobre actualmente en construcción son muy positivas,
pero esas inversiones se iniciaron hace ya tiempo. También tenemos que dejar de
lado ideas simplistas como el tan repetido sainete de que “debemos dejar de ser
meros exportadores de materias primas”. ¿Acaso Canadá, Australia y Nueva
Zelanda, países principalmente exportadores de materia prima, son países
pobres? Como bien lo han demostrado los
países de gran crecimiento económico, es fundamental refrescar periódicamente
las fórmulas del crecimiento con nuevas reformas. A pesar de lo que tanto se ha dicho, la
economía no es simplemente un avión que se pone en piloto automático. Si no
enfrentamos las grandes y muy necesarias reformas, la economía nos pasará la
cuenta tarde o temprano. Para seguir creciendo y vencer de una vez por todas la
pobreza y la ignorancia, tenemos que enfrentar decisiones y reformas
difíciles. ¿Cuáles son? 1. Tenemos que
tener un sector público mucho más eficiente. El actual gobierno, siguiendo la
iniciativa del gobierno anterior, está poco a poco proponiendo algunas reformas
pero estas son todavía tímidas. El esquema de Servir es un buen inicio pero es
impopular y no se ha explicado bien, a pesar de que es fundamental tener un
servicio administrativo de primer nivel, competitivo y bien remunerado. Es
importante incluir en esta modernización al Poder Judicial, el cual es
impredecible y anticuado. En lo que toca al nivel regional, es evidente que no
podemos tener más de la mitad del gasto público destinado a educación y salud
manejado por regiones en las cuales reina la ineficiencia y la corrupción.
Después de doce años de descentralización, urge buscar un consenso nacional
sobre cuál es el próximo paso a seguir, manteniendo una razonable
descentralización pero al mismo tiempo imponiendo controles y eficiencia. 2. El
mensaje del presidente Humala trajo buenas noticias en el tema de la educación,
al enfatizar el desarrollo de la carrera docente, la infraestructura educativa,
los programas de aprendizaje y la modernización de los sistemas de enseñanza.
Todo eso es positivo y la meta de aumentar el gasto público en educación de
2,8% del PBI a 3,5% en el 2015 es loable, aunque no va a ser fácil alcanzarla.
Al final, tenemos un sistema educativo que no incentiva suficientemente a los
profesores y mantiene sistemas vetustos
de enseñanza. Pero sin duda el esfuerzo
del actual ministro de Educación merece ser apoyado. 3. En el tema vital de la salud pública hasta ahora no se
resuelve el problema de las bajas remuneraciones de los médicos y enfermeras
del sector público. Además, el gobierno
no parece haber reparado el enorme daño que el muy deficiente sistema de agua
potable y saneamiento significa para la salud pública. Basta decir que las
empresas públicas de saneamiento del Perú pierden en promedio más del 40% del
agua que procesan, en general dan un servicio intermitente y la mayoría de los
desagües no son tratados. Aunque el año
pasado se iniciaron algunas medidas para solucionar este tema, lo que se
necesita más bien es una reforma total del sistema de saneamiento, en el cual los
usuarios puedan participar como accionistas y así puedan apoyar un sistema
mucho más responsable y eficiente que el actual. 4.
Finalmente la reforma más difícil pero la que más beneficios traería sería
promover la formalización para la gran mayoría de trabajadores peruanos que hoy
no la tienen. ¿Qué hacer? Es
fundamental crear un régimen tributario que facilite la incorporación de las
centenares de miles de pequeñas empresas a un sistema formal: menor IGV, menor
tasa del impuesto a la renta para todas las empresas, un incentivo especial para las que eran
informales y luego se formalicen, y un
sistema de seguro de desempleo para los nuevos trabajadores que se incorporen a
la fuerza laboral que sea más económico que el actual sistema de CTS (que sí se
mantendría para los trabajadores ya formalizados). Obviamente este tipo de propuestas recibirá
oposición de algunos sindicatos, los cuales representan en su mayoría a los
trabajadores públicos pero tienen poca representatividad industrial. Tenemos que aprender de lo que está pasando
en Europa: sistemas laborales demasiado controlistas, como por ejemplo el
francés, han generado altas tasas de desempleo, mientras que otros más
abiertos, como el alemán, el holandés, o el británico, han generado mucho más
empleo. Los peruanos necesitan trabajo formal.
Esta es la reforma difícil que se requiere si realmente queremos
industrializarnos. El Perú tiene una población joven y la seguirá teniendo de
15 a 20 años más. Con algunas reformas claves y un poquito de organización
interna podemos seguir creciendo a un ritmo que nos saque de la pobreza para
siempre. TOMADO DE EL COMERCIO DE PERU
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