domingo, 21 de junio de 2015

INTI RAYMI festejan pueblos andinos

 LA FECHA SE RECORDARÁ HOY EN QUITO CON UN ENCUENTRO EN EL ESTADIO LA VICTORIA ALTA Los pueblos andinos celebran el Inti Raymi
Los pueblos andinos originarios celebran desde tiempos ancestrales la fiesta del Inti Raymi. Se trata de un conjunto de rituales de agradecimiento al dios Inti y a la tierra por los buenos cultivos. Los pueblos indígenas andinos organizan danzas y rituales como parte del Inti Raymi. Niños, jóvenes y adultos son parte de las celebraciones que duran varios días. Foto: Ministerio de Educación Secretaría del Buen Vivir El sol ha sido, desde que la humanidad existe, un núcleo alrededor del cual han girado las prácticas humanas. De su luz y de su calor depende la vida sobre la Tierra. La modernidad ha quebrado este vínculo inventando la idea de que el hombre ha sido dispuesto sobre este planeta con el propósito de domesticar a la naturaleza. Y esta falsa premisa se ha extendido hasta la grosería, pues el hombre moderno, apoyado en un modelo económico violento y ambicioso, así como en las grandes multinacionales y en gobiernos títeres de los grandes intereses capitalistas, está sobreexplotando la tierra. Como resultado, la temperatura del planeta se ha elevado, las especies en peligro de extinción son cada vez más, las tierras agrícolas saturadas se están convirtiendo en desiertos y la producción de alimentos supera abrumadoramente la necesidad que la humanidad tiene de alimentarse.  Las culturas solares de América, como el pueblo aymara, los incas, los mayas o los cañaris y otavalos, han construido toda su cosmovisión en función de la relación que las comunidades establecen a cada minuto con el astro rey, con el paisaje  y con los demás seres de la naturaleza. Y este estilo de vida no es gratuito. Se trata de vivir en armonía con el entorno. Para los pueblos originarios, un elemento que altere ese entorno puede desencadenar un desequilibrio irreparable. Lea también: El cántico de las criaturas (1224-1225) es una oda dedicada al medio ambiente Hoy, 21 de junio, los pueblos originarios de todo el planeta reconocen un fenómeno que -más allá de charlatanerías y misticismos elaborados para turistas- explica el verdadero sentido de la vida humana sobre el planeta. Se trata de la fiesta andina del Inti Raymi, o celebración del sol, que consiste en un conjunto de prácticas para agradecer al dios Inti por haber brindado abrigo a la tierra sembrada y luz a los brotes de los alimentos, que servirán para el resto del año. Hoy también se conmemora la fertilidad de la tierra gracias al calor del sol y se le agradece por una buena cosecha. La fecha se recuerda en Quito con un encuentro en el estadio la Victoria Alta, en la parroquia Guamaní (sur de la capital), a las 11:00. Este fenómeno astrológico conocido como solsticio, por la ciencia moderna, es desde tiempos inmemoriales una de las fechas más importantes para las comunidades ancestrales. Para los pueblos originarios, el solsticio es una señal divina: el dios Inti nos dice que se inicia un nuevo ciclo agrícola. Los ciclos establecidos para la siembra y la cosecha por los pueblos originarios del mundo responden a una comprensión integral de su presencia en la Tierra, vinculada estrechamente con el resto de criaturas, vivas o no. Porque la cosmovisión ancestral no divide, no fracciona, y no desconoce los tiempos del cosmos, por lo tanto, presta atención profunda a las dinámicas de la naturaleza. Si nosotros reconociéramos que siempre hemos sido tan parte de la naturaleza como un águila o un venado, como el guayacán o el roble, como el agua o como el aire, estaríamos a tiempo de revertir nuestro estilo suicida de vivir. La vida no puede domesticar a la vida. El desequilibrio que los seres humanos hemos provocado ha concentrado las riquezas en pocas manos y ha empobrecido a la mayoría. Nos olvidamos de que la vida no es un patrimonio únicamente de los seres humanos, sino que todas las criaturas sobre la Tierra dependemos unas de otras.   El Inti Raymi simboliza la gratitud al sol y a la Pacha Mama, pero al mismo tiempo es un agradecimiento a las comunidades, pues sin su trabajo respetuoso de la tierra, no habría sido posible una buena cosecha. La salud de las tierras agrícolas depende del tratamiento que les demos. Cada parcela de tierra es como otro ser vivo: si cumplió un ciclo de siembra y de cosecha, debe descansar. Por eso existen prácticas indígenas como cultivos rotativos o en terrazas. La naturaleza funciona a la perfección, de acuerdo con el ritmo del cosmos. Es solo cuestión de que vivamos atentos. (I) tomado del telégrafo de ecuador , en Bolivia se festeja en el Tiahuanaco  , donde se espera la salida del sol 

No hay comentarios: