Presidente Rafael Correa advierte sobre golpe de Estado
"blando" en Ecuador
Correa advirtió que se trata de una estrategia conocida como
golpe blando, ya ensayada en Venezuela, Bolivia y otros países progresistas Presidente de Ecuador Rafael Correa
Correa invitó a hablar no sólo sobre los proyectos de ley
que supuestamente motivaron las protestas, sino también sobre la clase de país
que se quiere construir. Foto: telesurtv.net La oposición ecuatoriana se empeña
hoy en hacer caso omiso al llamado al diálogo del presidente Rafael Correa, y
arrecia sus protestas contra el gobierno, ya con la clara intención de sacar
del poder al gobernante. Resulta evidente que los dos proyectos de ley que
incrementarían los impuestos a las herencias y la plusvalía, y que
supuestamente provocaron el malestar hace tres semanas, quedaron en el olvido,
porque ahora el grito predominante en las manifestaciones es "Fuera Correa
Fuera".La víspera, la protesta en Quito tomó un nuevo cariz, pues luego
del ya acostumbrado plantón frente a la sede de la gobernante Alianza PAIS, los
manifestantes se encaminaron hacia el Palacio de Carondelet para exigir la
renuncia del mandatario. Un fuerte cordón policial impidió a duras penas que
los opositores ingresaran a la Plaza Grande, donde estaban concentrados
centenares de seguidores de la Revolución Ciudadana, como se denomina al
proyecto social que impulsa Correa desde su llegada al poder en enero de 2006. Después
de varias horas de forcejeo con las fuerzas del orden, los manifestantes se
dispersaron, mientras los correligionarios de Correa permanecieron en vigilia
permanente frente a la sede del gobierno para defender, dijeron, al presidente
y a su Revolución. En Guayaquil, la ciudad más populosa del país, miles de
personas colmaron una céntrica avenida de esa urbe portuaria, al llamado del
alcalde socialcristiano Jaime Nebot, quien en un discurso plagado de palabrotas
y ofensas a Correa, fustigó las políticas del gobernante. El burgomaestre
guayaquileño tildó de mentiroso y farsante al jefe de Estado, rechazó el
diálogo nacional, y en un alarde de amenaza, responsabilizó al gobierno de
cualquier consecuencia futura. Si la familia y la Patria requieren otro 9 de
octubre y otro 24 de mayo, pues venga, afirmó Nebot, en alusión a la revuelta
de 1820 que dio paso a la independencia de Guayaquil, y a la batalla de
Pichincha contra el colonialismo español en 1822, respectivamente. Correa, por
su parte, advirtió que se trata de una estrategia conocida como golpe blando,
ya ensayada en Venezuela, Bolivia y otros países progresistas. Tal maniobra,
apuntó, tiene como primer paso tratar de generar malestar entre la población,
para luego deslegitimar al gobierno con editoriales falsos y ataques en las
redes sociales. La tercera y cuarta etapas, que también ya se cumplen en
Ecuador, incluyen el calentamiento de las calles con las movilizaciones
constantes de desafectos, para dar la impresión de que la nación está dividida,
la combinación de todas las formas de lucha, y la diseminación de rumores. Al
alertar sobre la conspiración en marcha, Correa agregó que el llamado golpe
blando culmina con la fractura de la institucionalidad, hasta obligar a la
renuncia del presidente, todo ello motivado por un aparente descontento
ciudadano, y sin involucrar a las fuerzas castrenses. Ayer, durante un
multitudinario acto en la provincia costera de Manabí, donde recibió el apoyo
de los líderes de cerca de mil parroquias rurales, el presidente ecuatoriano
reiteró su llamado a debatir. Invitó a hablar no sólo sobre los proyectos de
ley que supuestamente motivaron las protestas, sino también sobre la clase de
país que se quiere construir. El problema de fondo es la desigualdad, y
exhortamos al diálogo nacional para analizar el trasfondo de una sociedad que
produce y reproduce la inequidad, aseveró el mandatario, quien consideró que
toda acumulación excesiva de riqueza es inmoral. Tras recordar que los
proyectos de ley sobre la herencia y la plusvalía fueron retirados
temporalmente para evitar la violencia opositora, Correa recalcó que la primera
de las dos iniciativas afectaría a menos del dos por ciento de la población más
rica del país.Según datos oficiales, apenas tres de cada 100 mil ecuatorianos
reciben al año una herencia superior a 50 mil dólares. En el caso del gravamen
sobre la plusvalía, lo que se busca es frenar las ganancias ilegítimas que
obtienen los especuladores con la venta de terrenos y propiedades. No podemos
hablar de justicia, paz y democracia cuando existen diferencias extremas,
subrayó el presidente, quien acusó a los líderes opositores de mentir y
manipular a la opinión pública al decir que las leyes perjudican a los pobres y
a la clase media. Tomadod e la Granma de cuba
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