A ORILLAS DEL RÍO PARANÁ Paleontólogos pescaron un dorado de
ocho millones de años de
antigüedad Es el primer registro fósil de un dorado.
Su cabeza, descubierta en excelente estado de conservación, permitió realizar
una descripción minuciosa de este ejemplar y saber cómo eran estos peces
depredadores durante el Mioceno.Audio
Boca del salminus noriegai.Boca del salminus noriegai.
Emanuel Pujol (Agencia CTyS) - Muchos pescadores suelen
jactarse, y posar para la foto, tras sacar del agua a un dorado de determinadas
dimensiones. Por su parte, paleontólogos argentinos rescataron un ejemplar que
pudo haber superado los 50 centímetros, aunque lo más importante no es su
talla, sino que permitió conocer el pasado de estos peces tan importantes
dentro de la fauna de los ríos sudamericanos. El investigador del Museo de la
Plata (MLP) y del CONICET Alberto Luis Cione comentó a la Agencia CTyS que “el
estado de conservación de la cabeza hallada es muy bueno y, por eso, permitió
hacer un estudio minucioso y poder identificar a este dorado como una nueva
especie”. Actualmente, viven cuatro especies de dorado en América del Sur. “Es
uno de los peces de agua dulce más importantes de Argentina y Sudamérica; se lo
encuentra también en Brasil y en Colombia, por ejemplo, pero hasta ahora nunca
había aparecido en el registro fósil”, agregó el
paleontólogo Cione, quien realizó este estudio publicado en la revista científica Journal of Vertebrate Paleontology junto a la doctora María de Las Mercedes Azpelicueta, de la División Zoología de Vertebrados del MLP. La nueva especie fue bautizada como Salminus noriegai, en reconocimiento al paleontólogo Jorge Ignacio Noriega, que se especializa en el estudio de aves y fue quien encontró este cráneo de 9 centímetros de longitud al noreste de la ciudad de Paraná, en la localidad Toma Vieja. En la época inmediatamente anterior a que viviera este dorado, cuyo cuerpo midió cerca de 60 centímetros, el océano Atlántico ingresaba hasta la provincia de Entre Ríos, formando un gran golfo. “Luego, el mar se retiró y se formó una serie de ríos”, contó Cione. Y agregó: “Es por ello que en dicho yacimiento se encuentran especies de agua dulce y también de agua salada; asimismo, se descubren huesos y dientes de los mamíferos que vivían a orillas de los ríos”. De los fósiles encontrados en esta formación del Paraná, el Salminus noriegai está entre los de mejor conservación, por lo que se pudo estudiar tanto los huesos externos como internos de la cabeza y compararlo con los dorados actuales. Cione especificó que el dorado ancestral “se diferencia por la forma de los huesos en sus mejillas y por la longitud de los huesos que bordean su boca, como el maxilar y el premaxilar; además, la órbita ocular es proporcionalmente alargada”. Por otra parte, se observó que sus dientes tienen una forma muy peculiar, símil a un ocho en la zona que se aferra a la mandíbula. “Esta es una cualidad que comparten con los dorados actuales, pero que nunca se había descrito hasta ahora, siquiera en los vivientes”, contó el especialista en peces.
Están casi igual No
son tan distintos los dorados vivientes a los que habitaron el Paraná y
Sudamérica hace millones de años. “Los cambios son pequeños, de sutiles
proporciones en los huesos, lo cual indica que la velocidad evolutiva de estos
peces es bastante lenta en comparación a los mamíferos por ejemplo”, analizó
Alberto Cione. El investigador del MLP-CONICET aseveró que la tasa evolutiva de
la fauna terrestre es mucho mayor, puesto que los mamíferos que habitaban el
continente americano durante el Mioceno eran bastante distintos, un fenómeno
que se pronunció aun más cuando, hace más de 2 millones de años, emergió el
itsmo de Panamá, uniendo América del Sur y América del Norte, lo que provocó
que hubiera un intercambio biótico entre los animales de ambos hemisferios. En
cambio, los dorados mantuvieron hasta su forma de alimentación. “Por la
morfología de los dientes y de la boca no hay ninguna razón para suponer que se
alimentaran de manera distinta”, aseguró Cione. Sin embargo, hay peces que sí
hay tenido alteraciones mayores en este lapso de tiempo. En estos yacimientos,
hace pocos años, el doctor Cione también presentó otra nueva especie: la
megapiraña, que era un eslabón perdido, es decir, un organismo intermedio entre
los ancestrales pacúes, que tenían (y aun conservan) un modo de vida orientado
hacia los vegetales y frutos, y que terminó derivando, a través de la
megapiraña, en un descendiente totalmente carnívoro y más pequeño, que son las
pirañas. En los momentos en que vivieron el Salminus noriegai y la megapiraña,
había una fauna muy diversa que los acompañaba, pero que era muy similar en
toda Sudamérica. “Esto se debe a que
había francas conexiones hidrográficas entre los ríos y lagos del Paraná con
las cuencas ubicadas en Brasil, Colombia y Venezuela”, explicó Cione. Y
distinguió: “En cambio, en la actualidad, la cuenca del Río de la Plata esta
casi aislada del Amazona, hay una pequeña conexión y eso reduce la mezcla entre
sus faunas y generó, con el tiempo, divergencias evolutivas que hicieron que
las formas del Amazonas hoy sean disímiles a las que habitan en la cuenca del
Paraná”. La esperanza puesta en nuevos
hallazgos Queda pendiente saber en qué momento se originó el grupo de los
dorados, por lo que los paleontólogos confían en que la formación del Paraná
pueda proveerles de más fósiles en el futuro. En la opinión de Cione, “estos
yacimientos son claves para entender la evolución de la fauna de peces de la
Sudamérica austral, tanto de los marinos como de los de agua dulce, y nos está
dando muchos elementos nuevos que nos permiten comprender el origen de la extraordinaria
biodiversidad de peces sudamericana actual”. TOMADO DE ENVIO EN FACE DE SABINO, DE AGENCIA CTYS UNILAMpaleontólogo Cione, quien realizó este estudio publicado en la revista científica Journal of Vertebrate Paleontology junto a la doctora María de Las Mercedes Azpelicueta, de la División Zoología de Vertebrados del MLP. La nueva especie fue bautizada como Salminus noriegai, en reconocimiento al paleontólogo Jorge Ignacio Noriega, que se especializa en el estudio de aves y fue quien encontró este cráneo de 9 centímetros de longitud al noreste de la ciudad de Paraná, en la localidad Toma Vieja. En la época inmediatamente anterior a que viviera este dorado, cuyo cuerpo midió cerca de 60 centímetros, el océano Atlántico ingresaba hasta la provincia de Entre Ríos, formando un gran golfo. “Luego, el mar se retiró y se formó una serie de ríos”, contó Cione. Y agregó: “Es por ello que en dicho yacimiento se encuentran especies de agua dulce y también de agua salada; asimismo, se descubren huesos y dientes de los mamíferos que vivían a orillas de los ríos”. De los fósiles encontrados en esta formación del Paraná, el Salminus noriegai está entre los de mejor conservación, por lo que se pudo estudiar tanto los huesos externos como internos de la cabeza y compararlo con los dorados actuales. Cione especificó que el dorado ancestral “se diferencia por la forma de los huesos en sus mejillas y por la longitud de los huesos que bordean su boca, como el maxilar y el premaxilar; además, la órbita ocular es proporcionalmente alargada”. Por otra parte, se observó que sus dientes tienen una forma muy peculiar, símil a un ocho en la zona que se aferra a la mandíbula. “Esta es una cualidad que comparten con los dorados actuales, pero que nunca se había descrito hasta ahora, siquiera en los vivientes”, contó el especialista en peces.
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