Investigan 300
muertes sospechosas en hospital de Brasil
Las autoridades investigan más de 300 muertes sospechosas en
un hospital del sur de Brasil donde trabajaba una médica acusada de inducir la
muerte a siete pacientes con medicamentos o a través de la manipulación de
respiradores artificiales.
Brasilia. AFP.
El caso de Virginia Soares de Souza, una médica de 56 años que durante siete años dirigió la Unidad de Terapia Intensiva (UTI) del Hospital Evangélico, en la ciudad de Curitiba, condujo a las autoridades a revisar los historiales de 1.870 pacientes que fallecieron en esa unidad entre enero de 2006 y febrero de este año.
Hasta el momento "20 casos sospechosos ya fueron remitidos, por pedido de la fiscalía, para que sean investigados", dijo a la AFP Paula Brisola, jefa de la unidad especializada de la Policía Civil en delitos contra la salud (Nucrisa).
Hay unos 300 casos en análisis que también "podrían ser objeto de investigación", agregó Brisola, principal investigadora del caso.
Muerte por asfixia
La médica, que recobró su libertad provisional el 20 de marzo después de pasar un mes en prisión alegando siempre inocencia, está acusada junto con otros siete médicos y enfermeras de provocar la muerte de siete pacientes desde 2006.
La Policía Civil recopiló testimonios y escuchas telefónicas legales que apuntan a que Soares de Souza recetó o suministró medicamentos a pacientes con ventilación mecánica que les provocaron la muerte por asfixia, según la acusación de la fiscalía.
En otros casos se les disminuía el oxígeno del respirador artificial.
Después de que estalló el escándalo, el equipo de Brisola recibió más de 200 testimonios de familiares que pedían investigar la muerte de sus seres queridos en la unidad de terapia intensiva.
El Ministerio de Salud ordenó una auditoría de la UTI del Hospital Evangélico, el principal centro de atención de usuarios de salud pública de Curitiba, enfocándose inicialmente en 300 casos denunciados como sospechosos por los familiares de pacientes citados en las escuchas telefónicas de la Policía o cuando se usaron "medicamentos fuera de los parámetros para el tratamiento clínico de los pacientes", dijo la asesoría de prensa a la AFP.
Este jueves Elias Mattar, abogado de la médica, cuestionó la auditoría realizada por el equipo del Ministerio de Salud dirigido por Mario Lobato.
Este señor "quiere impresionar con el número de muertes en una unidad de terapia intensiva. ¿Es decir que nadie murió (en esa unidad) por causas derivadas de su propia situación, sino que fueron asesinados? Sería un caso único en el mundo", sostuvo en declaraciones a la AFP.
Con el cabello casi rapado y de figura regordeta, Soares de Souza asegura, según su abogado, que actuó siempre apegada a los protocolos médicos de terapia intensiva.
El caso de Virginia Soares de Souza, una médica de 56 años que durante siete años dirigió la Unidad de Terapia Intensiva (UTI) del Hospital Evangélico, en la ciudad de Curitiba, condujo a las autoridades a revisar los historiales de 1.870 pacientes que fallecieron en esa unidad entre enero de 2006 y febrero de este año.
Hasta el momento "20 casos sospechosos ya fueron remitidos, por pedido de la fiscalía, para que sean investigados", dijo a la AFP Paula Brisola, jefa de la unidad especializada de la Policía Civil en delitos contra la salud (Nucrisa).
Hay unos 300 casos en análisis que también "podrían ser objeto de investigación", agregó Brisola, principal investigadora del caso.
Muerte por asfixia
La médica, que recobró su libertad provisional el 20 de marzo después de pasar un mes en prisión alegando siempre inocencia, está acusada junto con otros siete médicos y enfermeras de provocar la muerte de siete pacientes desde 2006.
La Policía Civil recopiló testimonios y escuchas telefónicas legales que apuntan a que Soares de Souza recetó o suministró medicamentos a pacientes con ventilación mecánica que les provocaron la muerte por asfixia, según la acusación de la fiscalía.
En otros casos se les disminuía el oxígeno del respirador artificial.
Después de que estalló el escándalo, el equipo de Brisola recibió más de 200 testimonios de familiares que pedían investigar la muerte de sus seres queridos en la unidad de terapia intensiva.
El Ministerio de Salud ordenó una auditoría de la UTI del Hospital Evangélico, el principal centro de atención de usuarios de salud pública de Curitiba, enfocándose inicialmente en 300 casos denunciados como sospechosos por los familiares de pacientes citados en las escuchas telefónicas de la Policía o cuando se usaron "medicamentos fuera de los parámetros para el tratamiento clínico de los pacientes", dijo la asesoría de prensa a la AFP.
Este jueves Elias Mattar, abogado de la médica, cuestionó la auditoría realizada por el equipo del Ministerio de Salud dirigido por Mario Lobato.
Este señor "quiere impresionar con el número de muertes en una unidad de terapia intensiva. ¿Es decir que nadie murió (en esa unidad) por causas derivadas de su propia situación, sino que fueron asesinados? Sería un caso único en el mundo", sostuvo en declaraciones a la AFP.
Con el cabello casi rapado y de figura regordeta, Soares de Souza asegura, según su abogado, que actuó siempre apegada a los protocolos médicos de terapia intensiva.
TOMADO DE LA NACION DE PARAGUAY
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