Cuito Cuanavale:
la batalla que terminó con el Apartheid
Piero Gleijeses (*)
Este año marca el aniversario 25 (NR) del comienzo de
la batalla de Cuito Cuanavale en el sureste de Angola, en que las fuerzas
armadas de la Sudáfrica del Apartheid se enfrentaron con el ejército cubano y
las fuerzas angolanas.
El asalto sudafricano "fue frenado abrupta y
definitivamente" por las fuerzas revolucionarias.
El general Magnus Malan escribe en sus memorias que la
campaña fue una gran victoria para las fuerzas de defensa sudafricanas (SADF)
pero Nelson Mandela no podía discrepar más: "Cuito Cuanavale —afirmó— fue
el viraje para la lucha de liberación de mi continente y de mi pueblo del
flagelo del Apartheid".
El debate sobre lo que significa Cuito Cuanavale ha sido
intenso, en parte porque los documentos sudafricanos relevantes siguen
clasificados. Sin embargo, yo he podido estudiar los documentos en los archivos
cerrados cubanos y también muchos documentos norteamericanos. A pesar de la
brecha ideológica que separa La Habana y Washington, estos documentos relatan
una historia que impacta por lo parecida que es.
Analizamos los hechos. En julio de 1987 el ejército angolano
(FAPLA) lanzó una ofensiva de mayor envergadura en el sureste de Angola contra
las fuerzas de Jonás Savimbi. Pero al ver que la ofensiva estaba teniendo
éxito, las SADF, que controlaban las partes más meridionales del suroeste de
Angola, intervinieron en el sureste. Para principios de noviembre las SADF
habían acorralado las mejores unidades angolanas en el poblado de Cuito
Cuanavale y estaban preparándose para aniquilarlas.
El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas exigió que
las SADF se retiraran incondicionalmente de Angola, pero la administración
Reagan se aseguró de que esta exigencia fuera una Resolución sin mayor
trascendencia.
El secretario de estado adjunto para África de Estados
Unidos, Chester Crocker, le dijo al embajador de Sudáfrica en Estados Unidos:
"la resolución no reclama sanciones y no plantea ninguna asistencia para
Angola. Esto no es por casualidad sino el resultado de nuestros esfuerzos para
mantener la resolución dentro de determinados límites". (1)
Mientras, las SADF aniquilarían a las unidades elites de las FAPLA.
Para comienzos de 1988, fuentes militares sudafricanas y
diplomáticos occidentales aseguraban que la caída de Cuito era inminente. Esto
significaría un golpe demoledor al gobierno angolano.
Pero el 15 de noviembre de 1987 el presidente cubano Fidel
Castro había decidido enviar más tropas y armas a Angola: sus mejores aviones
con sus mejores pilotos, sus armas antiaéreas más sofisticadas y sus tanques
más modernos. La intención de Castro no era solo defender a Cuito, era sacar a
las SADF de Angola de una vez y para siempre. Más tarde él describió su
estrategia al líder del Partido Comunista Sudafricano Joe Slovo: Cuba pararía
la embestida sudafricana y luego atacaría en otra dirección, "como el
boxeador que con la mano izquierda lo mantiene y con la derecha lo
golpea". (2)
Aviones cubanos y 1 500 soldados cubanos reforzaron a los
angolanos y Cuito no cayó. El 23 de marzo de 1988 los sudafricanos lanzaron su
último asalto de mayor envergadura contra Cuito. Tal como lo describe el
coronel Jan Breytenbach, el asalto sudafricano "fue frenado abrupta y
definitivamente" por las fuerzas conjuntas cubanas-angolanas.
La mano derecha de la Habana se preparó a golpear. Poderosas
columnas cubanas estaban avanzando en el suroeste de Angola hacia la frontera
de Namibia. Los documentos que nos podrían decir lo que los líderes
sudafricanos pensaron de esta amenaza siguen clasificados. Pero sí sabemos lo
que las SADF hicieron: cedieron terreno. Los servicios de inteligencia de
Estados Unidos explicaron que los sudafricanos se retiraban porque estaban
impresionados por la rapidez y la fuerza del avance cubano y porque
consideraban que un combate de mayor envergadura "hubiera acarreado
grandes riesgos". (3)
Cuando niño en Italia escuché a mi padre hablar de la
esperanza que él y sus amigos sintieron en diciembre de 1941 al oír por radio
que las tropas alemanas habían tenido que abandonar la ciudad de Rostov del
Don. Era la primera vez en dos años de guerra que el "superhombre"
alemán había sido obligado a retirarse. Me acordé de sus palabras —y del
profundo sentimiento de esperanza que ellas conllevaban— cuando leí la prensa
sudafricana y de Namibia hacia mediados de 1988.
El 26 de mayo de 1988 el jefe de las SADF anunciaba que
"fuerzas cubanas y de la SWAPO fuertemente armadas, integradas por primera
vez, han avanzado hacia el sur a unos 60 kilómetros de la frontera con
Namibia". El 26 de junio el administrador general sudafricano de Namibia
reconocía que MIG-23 cubanos estaban volando sobre Namibia, un cambio dramático
de aquellos tiempos en que los cielos le pertenecían a las SADF. Añadía que
"la presencia de los cubanos había provocado una oleada de ansiedad en
Sudáfrica".
Sin embargo estos sentimientos de ansiedad no eran
compartidos por los negros sudafricanos: ellos veían la retirada de las fuerzas
sudafricanas como una luz de esperanza.
Mientras que las tropas de Castro avanzaban hacia Namibia,
cubanos, angolanos, sudafricanos y estadounidenses se enfrentaban en la mesa de
negociaciones. Dos puntos eran claves: si Sudáfrica aceptaba la implementación
de la Resolución no. 435 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que
exigía la independencia de Namibia y si las partes podrían ponerse de acuerdo
sobre un cronograma de la retirada de las tropas cubanas de Angola.
Los sudafricanos parecían estar llenos de esperanza: el
canciller Pik Botha esperaba que la Resolución no. 435 sería modificada. El
ministro de Defensa Malan y el Presidente P.W. Botha afirmaban que Sudáfrica se
retiraría de Angola solo "si Rusia y sus títeres hacían lo mismo".
Ellos ni siquiera mencionaban retirarse de Namibia. El 16 de marzo de 1988
Business Day informaba que Pretoria estaba "ofreciendo retirarse a Namibia
—no de Namibia— a cambio de la retirada de las fuerzas cubanas de Angola".
Es decir Sudáfrica no tiene ninguna intención de retirarse del territorio en
ningún futuro cercano.
Pero los cubanos habían revertido la situación en el terreno
y cuando Pik Botha presentó las exigencias sudafricanas, Jorge Risquet, que
estaba al frente de la delegación cubana le cayó encima con una tonelada de
ladrillos: "la época de las aventuras militares, las agresiones impunes,
de sus masacres de refugiados ha finalizado". Sudáfrica —dijo— estaba
actuando como si fuera "un ejército vencedor en vez de lo que es en
realidad: un ejército agresor golpeado y en discreta retirada. Sudáfrica debe
comprender que no obtendrá en esta mesa de negociaciones lo que no pudo lograr
en el campo de batalla". (4)
Al terminar la ronda de negociaciones en el Cairo Crocker le
mandó un cable al secretario de Estado George Shultz diciendo que las
conversaciones habían tenido "como telón de fondo la tensión militar
creciente por el avance hacia la frontera de Namibia de tropas cubanas
fuertemente armadas en el suroeste de Angola. El avance cubano en el suroeste
de Angola ha creado una dinámica militar impredecible". (5)
La gran pregunta era: ¿se detendrían los cubanos en la
frontera? Para obtener una respuesta a esta pregunta, Crocker fue a buscar a
Risquet: "¿Cuba tiene la intención de detener su avance en la frontera
entre Namibia y Angola?". Risquet contestó: "si yo le dijera que no
van a detenerse yo estaría profiriendo una amenaza. Si yo le dijera que van a
detenerse yo le estaría dando un meprobamato y yo ni quiero amenazar ni quiero
darle un calmante, lo que he dicho es que solo los acuerdos sobre la
independencia de Namibia pueden dar las garantías". (6)
Al día siguiente, 27 de junio de 1988, MIG cubanos atacaron
posiciones de las SADF cerca de la presa de Calueque, 11 kilómetros al norte de
la frontera de Namibia. La CIA informó que: "la manera exitosa con que
Cuba ha utilizado su fuerza aérea y la aparente debilidad de las defensas antiaéreas
de Pretoria" subrayaban el hecho de que la Habana había logrado la
superioridad aérea en el sur de Angola y en el norte de Namibia. Unas pocas
horas después del ataque exitoso de los cubanos, las SADF destruyeron un puente
cercano a Calueque sobre el río Cunene. Lo destruyeron —la CIA opinó—
"para dificultar a las tropas cubanas y angolanas el cruce de la frontera
con Namibia y para reducir el número de posiciones que deben defender". (7)
El peligro de un avance cubano sobre Namibia nunca antes
había parecido tan real.
Los últimos soldados sudafricanos salieron de Angola el 30
de agosto, cuando los negociadores ni siquiera habían empezado a discutir el
cronograma de la retirada cubana de Angola.
A pesar de todos los esfuerzos de Washington para impedirlo,
Cuba cambió el curso de la historia de África Austral. Hasta Crocker reconoció
el papel de Cuba cuando le dijo en un cable a Shultz el 25 de agosto de 1988:
"descubrir lo que piensan los cubanos es una forma de arte. Están
preparados tanto para la guerra como para la paz. Hemos sido testigos de un
gran refinamiento táctico y de una verdadera creatividad en la mesa de
negociaciones. Esto tiene como telón de fondo las fulminaciones de Castro y el
despliegue sin precedentes de sus soldados en el terreno". (8)
La proeza de los cubanos en el campo de batalla y su
virtuosidad en la mesa de negociaciones fueron decisivas para obligar a
Sudáfrica a aceptar la independencia de Namibia. Su exitosa defensa de Cuito
fue el preludio de una campaña que obligó a la SADF a salir de Angola. Esta
victoria repercutió más allá de Namibia.
Muchos autores —Malan es solo un ejemplo— han tratado de
reescribir esta historia, pero documentos norteamericanos y cubanos relatan lo
que verdaderamente pasó. Esta verdad fue expresada con elocuencia por Thenjiwe
Mtintso, embajadora de Sudáfrica en Cuba, en diciembre del 2005: "hoy
Sudáfrica tiene muchos nuevos amigos. Ayer estos amigos se referían a nuestros
líderes y a nuestros combatientes como terroristas y nos acosaban desde sus
países a la vez que apoyaban a la Sudáfrica del Apartheid. esos mismos amigos
hoy quieren que nosotros denunciemos y aislemos a Cuba. Nuestra respuesta es
muy simple, es la sangre de los mártires cubanos y no de estos amigos la que
corre profundamente en la tierra africana y nutre el árbol de libertad en
nuestra Patria".
NOTAS
(NR) Este artículo se escribió hace cinco años, en el
aniversario 20 de la batalla.
1) Secretario de Estado, a la embajada de EE.UU., en
Pretoria, 5 de diciembre de 1987, Freedom of Information Act (en adelante
FOIA).
2) Transcripción sobre la reunión del Comandante en Jefe
con la delegación de políticos de África del Sur (Comp Slovo), Centro de
Información de las Fuerzas Armadas Revolucionarias.
3) Abramowitz (Oficina de Inteligencia del Departamento
de Estado) al Secretario de Estado. 13 de mayo de 1988, FOIA.
4) Transcripción no oficial. Conversaciones RPA-CUBA
EE.UU.-RSA (Reunión Cuatripartita) sesión de la tarde del 24-6-88. Archivo del
CC, La Habana (en adelante, ACC)
5) Crocker al Secretario de Estado 26 de junio de 1988.
FOIA.
6) Entrevista de Risquet con Chester Crocker, 26-6-88,
ACC.
7) CIA, South Africa-Angola-Cuba, 29 de junio de 1988.
FOIA; CIA, South África-Angola-Cuba, 1 de julio de 1988, FOIA.
8) Crocker al Secretario de Estado, 25 de agosto de 1988,
FOIA.
(*) Politólogo e historiador italiano, profesor de
política exterior de Estados Unidos en la Escuela de Estudios Internacionales
Avanzados (SAIS) de la Universidad Johns Hopkins, Estados Unidos.
Tomado de la Granma de Cuba
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