SE OBTUVIERON DE LA
PIEL DE UN HOMBRE DE 86 AÑOS Por Efe Células
madre injertadas en
ratas crecen como neuronas. - Efe Agencia Washington | Las
neuronas normalmente no se regeneran tras lesiones de la médula espinal, pero
unas células madre injertadas en ratas con ese tipo de lesiones crecieron de
forma notable en todo el sistema nervioso central de los animales, según un
artículo que publica la revista Neuron. Algo además interesante, teniendo en
cuenta el debate ético que ha rodeado el uso de células madre, es que las
células pluripotentes inducidas, conocidas por la sigla en inglés iPS, se
obtuvieron de células de la piel tomadas de un hombre de 86 años de edad. El
trabajo lo realizó un equipo del Departamento de Neurociencias de la
Universidad de California encabezado por Paul Lu, que lleva años trabajando
para demoler la noción de que una lesión de la espina dorsal significa,
automáticamente, una parálisis. Otros estudios anteriores ya habían demostrado
que las células madre injertadas se reprograman como neuronas y forman
circuitos funcionales en el sitio de la lesión, con lo cual los animales de
laboratorio recuperaron en parte la capacidad para mover los miembros
afectados. El estudio actual muestra el potencial que la terapia con iPS tiene
para el desarrollo, el funcionamiento y la maduración en períodos más
prolongados. Las iPS son un tipo de células madre que tienen la capacidad de
generar la mayoría de los tejidos, y que se derivan artificialmente de una
célula que, inicialmente, no era pluripotencial. La inducción de la capacidad pluripotencial se obtiene
mediante la transferencia de genes que provienen de otras células madre. El
equipo de Lu injertó las iPS en las lesiones de dos semanas en la médula
espinal de las ratas. Tres meses después, cuando los científicos examinaron las
áreas de lesión encontraron biomarcadores que señalaban la presencia de
neuronas maduras y un crecimiento extenso de axones, o neuritas, la prolongación
de la neurona que conduce el impulso nervioso, a lo largo de la médula espinal
y hasta el cerebro. Los trasplantes, señala el artículo, no produjeron tumores
detectables, pero si bien se formaron numerosas conexiones entre las células
humanas y las células de las ratas, no se encontró una recuperación funcional. Los
investigadores añadieron que varios de los injertos contenían cicatrices que
pueden haber bloqueado los efectos benéficos de las nuevas conexiones, y por
eso continúa la experimentación, buscando métodos que optimicen el trasplante
eliminando la formación de cicatrices. TOMADO DE LOS TIEMPOS DE BOLIVIA
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