Agresiones biológicas
imposibles de olvidar
La guerra biológica desatada contra Cuba por el gobierno de
los Estados Unidos y sus servicios de inteligencia, afectó directamente a las
personas, los animales y los cultivos, ocasionando daños humanos irreparables,
y pérdidas millonarias a la economía nacional Autor: Pedro Etcheverry Vázquez*
| El moho azul del tabaco fue una de las
plagas introducidas por el Gobierno de Estados Unidos al país. Foto:
Fernando
Lezcano
Los enormes daños causados por la guerra biológica desatada
contra Cuba por el gobierno de los Estados Unidos y sus servicios de
inteligencia, dirigida a afectar programas de salud, y frustrar planes de
desarrollo enfocados en el aumento de la producción agrícola, el incremento de
la capacidad exportadora, y el fortalecimiento de la base alimentaria de nuestro
pueblo, no se pueden borrar de la memoria histórica de la nación. El 18 de
enero de 1962 en un documento secreto titulado Proyecto Cuba, donde se
expusieron las 32 tareas originales de la Operación Mangosta, apareció la
siguiente formulación: Tarea 21: “Para el 15 de febrero la CIA tiene que
someter a aprobación un plan para inducir errores en las cosechas alimentarias
en Cuba”.1 La Tarea 33 que no fue
incluida en ese instante planteaba: “... un plan para incapacitar a los
trabajadores azucareros cubanos durante la zafra mediante el empleo de medios
químicos bélicos”.2 Posteriormente
el jefe de Operaciones del Plan Mangosta, general Edward Lansdale redactó un
borrador con las misiones a ejecutar por la CIA donde enunció: “... desplegar
el bajo mundo cubano contra Castro, fracturar al régimen desde adentro,
sabotear la economía, subvertir a la policía secreta, destruir las cosechas con
armas biológicas o químicas, y cambiar al régimen antes de las próximas
elecciones congresionales en Noviembre de 1962”.3 El 2 de junio de 1964 el Comandante en Jefe Fidel Castro expresó
la probabilidad de que el gobierno estadounidense estuviera utilizando la
guerra biológica contra Cuba.4 Durante los próximos años azotaron el
territorio nacional la fiebre porcina, la seudodermatosis nodular bovina, la
brucelosis del ganado, el carbón y la roya de la caña, el moho azul del tabaco,
la roya del café, el new castle y la bronquitis infecciosa de las aves de
corral, la conjuntivitis hemorrágica, la disentería, y el dengue serotipo 02
que provocó 158 muertos, incluyendo 101 niños, el mayor daño causado a nuestro
pueblo por este tipo de agresiones. El 15 de septiembre de 1981, durante la
inauguración de la 68 Conferencia Mundial de la Unión Interparlamentaria,
celebrada en el Palacio de Convenciones de La Habana, Fidel insistió en que
Estados Unidos estaba utilizando armas biológicas contra Cuba. En 1984 Eduardo
Arocena Pérez, cabecilla de la organización terrorista Omega-7 —conocido por
sus vínculos con la CIA— fue declarado culpable del asesinato del diplomático
cubano Félix García Rodríguez, y de otros actos violentos cometidos dentro del
territorio norteamericano. Durante el juicio, el jurado federal no hizo mención
a sus declaraciones en el sentido de que la misión de su grupo era “obtener
ciertos gérmenes e introducirlos en Cuba”.5
En julio de 1987, cuando Cuba comenzó a desclasificar un grupo de agentes
de la Seguridad del Estado, se conoció que oficiales de los servicios de
inteligencia norteamericanos les habían preguntado por las enfermedades que
afectaban a los cubanos y los programas para adquirir medicamentos en el
extranjero. Uno de los males por el que más se interesaron fue por el dengue
hemorrágico y su impacto en la población.6
Tras la desaparición del campo socialista europeo en el otoño de 1989 y la
desintegración de la URSS a finales de 1991, la economía cubana se vio
afectada, debido a que el 85 % de su intercambio comercial era con esa nación.
Comenzó para nuestro pueblo el denominado periodo especial en tiempos de paz,
el Gobierno norteamericano recrudeció el bloqueo económico, comercial y
financiero, y se desataron nuevas agresiones. En octubre de 1990, cuando se
desarrollaban los planes de producción agrícola para apoyar el programa
alimentario y dar respuesta a las necesidades básicas de la población, apareció
la sigatoka negra en lotes de plátanos de varias provincias. Unos meses después
fue detectada la acarosis, una enfermedad que acorta el ciclo de vida de las
abejas. Entre 1990 y 1994 la neuropatía se convirtió en una epidemia con la
declaración de un promedio de 2 000 casos anuales. Los estudios realizados
demostraron el papel desempeñado en la aparición de esta enfermedad por el
estado nutricional de la población a causa del bloqueo, uno de cuyos objetivos
es rendir por hambre a nuestro pueblo. El problema quedó solucionado al
distribuirse gratuitamente suplementos vitamínicos. El 10 de febrero de 1995,
en el Aeropuerto Internacional José Martí, fueron hallados en el equipaje de un
científico extranjero, varios tubos de ensayo con el virus de la tristeza del cítrico.
El 21 de febrero apareció la broca del cafeto en zonas rurales de Santiago de
Cuba, coincidiendo con la visita de un grupo de norteamericanos pertenecientes
a una Organi zación No Gubernamental. Después se detectaron en La Habana
varios focos del aedes albopictus (tigre asiático) transmisor del dengue. El 18
de diciembre de 1996 aparecieron los primeros indicios de la presencia de la
plaga Thrips palmi karny sobre cultivos de papa en la Empresa de Cultivos
Varios, en Jovellanos, Matanzas. El 8 de octubre de 1997, durante la clausura
del V Congreso del Partido Fidel expresó: “Un especialista, miembro de un
organismo internacional […] y presunto oficial de la CIA, en 1975 había
realizado estudios sobre la enfermedad del dengue (serotipo 01), que azotó
nuestro país en 1977 y obtuvo información sobre la no existencia de anticuerpos
serotipo 02 de la enfermedad en Cuba. Por eso es tan importante, incluso, los
datos relacionados con los anticuerpos que tiene el cubano, porque pueden ser
utilizados para un tipo de guerra bacteriológica. […] estamos seguros de que
durante un largo periodo de tiempo el Gobierno de Estados Unidos era
responsable de estos hechos, […] porque ellos inventaron todo: cómo contaminar
el azúcar que iba en los transportes de los barcos, cómo afectar el comercio,
cómo afectarlo todo. […] Son muchas plagas seguidas contra cultivos esenciales:
arroz, cítricos, papa, vianda, plátano, caña, café, tabaco, […] ¿Tenemos o no tenemos derecho a denunciar
cuando ocurre algo de esto?”7 En 1999, en el inciso séptimo de la
Demanda del Pueblo de Cuba al Gobierno de Estados Unidos por Daños Humanos se
señala: “Que durante todos estos años de Revolución, las acciones agresivas
del Gobierno de Estados Unidos han afectado de manera significativa la salud de
nuestro pueblo. Esta política criminal ha estado encaminada a entorpecer y
obstaculizar los impresionantes logros que la política social cubana ha
conquistado. Para ello se ha empleado, entre otras vías, la agresión biológica,
que ha cobrado valiosas vidas humanas, incluidos niños y mujeres embarazadas”.8 Hasta diciembre del 2000 el Gobierno
Revolucionario cubano se había visto obligado a gastar 2 158 millones de
dólares, con gastos adicionales cada uno de los años en el orden de los 59
millones de dólares para enfrentar las agresiones biológicas.9 El 6 de mayo del 2002 el presidente
George W. Bush tuvo el cinismo de acusar a Cuba de desarrollar armas biológicas
ofensivas, y de proveer sus conocimientos sobre estas a países enemigos de
Estados Unidos. Cuatro días después en una conferencia de prensa Fidel
respondió: “En lo que se relaciona con las armas de destrucción masiva, la
política de Cuba ha sido intachable. Nunca nadie ha presentado una sola prueba
de que en nuestra patria se haya concebido un programa de desarrollo de armas
nucleares, químicas o biológicas. Para los que no entiendan de ética, apego a
la verdad y transparencia en la conducta de un gobierno como el de Cuba,
podrían comprender al menos que hacer lo contrario habría constituido una
colosal estupidez. […] Cualquier programa de esa índole arruina la economía de
cualquier pequeño país; Cuba nunca habría estado en condiciones de transportar
tales armas; cometería adicionalmente el error de introducirlas en combate
contra un adversario que cuenta con miles de veces más armas de ese carácter,
el cual recibiría, como un regalo, el pretexto de usarlas”.10
Cuba ha sido agredida con una guerra biológica que ha
afectado directamente a las personas, los animales y los cultivos, ocasionando
daños humanos irreparables, y pérdidas millonarias a la economía nacional. La
firme decisión y la voluntad política del Gobierno Revolucionario, al destinar
los recursos necesarios para combatir estas plagas y enfermedades, la
dedicación de los especialistas de prestigiosas instituciones científicas, y el
apoyo de los CDR, la FMC y la ANAP, han posibilitado el enfrentamiento exitoso
de nuestro pueblo a estas agresiones.
* Investigador del Centro de Investigaciones Históricas de
la Seguridad del Estado
2 Documentos desclasificados por el Gobierno de los Estados
Unidos sobre la Operación Mangosta. Archivos del CIHSE.
3 Legado de Cenizas.
La historia de la CIA, Tim Weiner, Double Day, New York, 2007, pp. 184-185.
4 Declaración de Fidel denuncia probable empleo por los
yanquis de la guerra bacteriológica contra nuestro pueblo, periódico
Revolución, 2 de junio de 1964, p. 1.
5 Declaración del terrorista de origen cubano Eduardo
Arocena Pérez ante el Tribunal Federal de la ciudad de Nueva York, p. 2 189,
1984, Exp. 2 FBINY pp.185-1 009.
6 Zaldívar Diéguez, Andrés, Bloqueo, el asedio económico más
prolongado de la historia, Editorial Capitán San Luis, La Habana, 2003, pp.
148-150.
7 Discurso del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz el 8 de
octubre de 1997 durante la Clausura del V Congreso del Partido, periódico
Granma, 29 de octubre de 1997, pp. 11 y 12.
8 Demanda del Pueblo de Cuba al Gobierno de Estados Unidos
por Daños Humanos, Editora Política, La Habana, 2001, pp. 26-32.
9 Datos suministrados por el doctor Humberto Vázquez,
director general de Sanidad Vegetal, en la Tribuna Abierta de la Revolución en
mesa redonda instructiva, transmitida por la Televisión Cubana el 8 de
diciembre del 2000.
10 Respuesta del Presidente de la República de Cuba a las
declaraciones del Gobierno de Estados Unidos sobre armas biológicas, 10 de mayo
del 2002. TOMADO DE LA GRANMA DE CUBA
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