Una Solución para dos problemas.
Generar
biogás y biofertilizantes a partir de residuos de frutas
Por
Osvaldo Nicolás Pimpignano
Una
vez más los científicos y técnicos de los organismos oficiales buscan y
encuentran soluciones a problemas de la sociedad. En este caso con el
asesoramiento del INTA, la empresa Patagonia Beverage busca transformar 400
toneladas anuales de orujo, derivados de la elaboración de jugos, en energía y
fertilizantes. Un logro de economía circular con amplios beneficios ambientales
y
económicos.
Debo
recordar que en el caso de Patagonia Beverage, sus residuos son industriales y
no Residuos Sólidos Urbanos (RSU) esos que diariamente sacamos en una bolsa a
la calle para que los recolectores dependientes de la municipalidades los
retiren.
Los
residuos industriales deben ser destruidos por quien los genera o pagarle a
empresas especializadas que se encargan de su aprovechamiento o destrucción
controlada, es decir es un costo agregado a su producción.
Con
una producción anual de 600 mil litros de jugo Pura Frutta y una estimación de
crecimiento del 30 % para el 2020, la empresa Patagonia Beverage dio un paso
más. De la mano del INTA, busca transformar el orujo que genera en energía y
fertilizantes.
Para
Lucas Zanovello, diseñador industrial del Instituto de Investigación y
Desarrollo Tecnológico para la Agricultura Familiar (IPAF) del INTA Región
Patagonia, “los residuos orgánicos que
generan algunas producciones pueden representar un problema, si no son gestionados
y tratados
adecuadamente”.
En
este sentido, destacó el trabajo que realiza la empresa Patagonia Beverage: “Su
tratamiento y reutilización es un desafío que decidieron encarar junto con los
técnicos del INTA”.
En
sus inicios, la empresa reutilizaba el orujo de la fruta procesada deshidratado
como subproducto para ensilarlo y producir alimentos balanceados para consumo
animal, un producto con muy bajo rendimiento económico. Sin embargo, la
posibilidad de producir energía y biofertilizantes resultó una alternativa más
seductora frente a la posibilidad de reducir los costos energéticos.
Actualmente, están en un proceso de
traslado a la localidad de Villa Regina en donde contarán con instalaciones de
mayores dimensiones y podrán aumentar la producción.
“Si bien nos trasladamos a un predio más
cómodo, tiene la desventaja de no contar con una red de gas natural y nos
encontramos con que el costo del gas licuado es muchísimo más caro”, detalló
Carro. Esta es una buena razón para emprender el desafío de instalar un
biodigestor piloto y generar bioenergía para toda la planta, con el acompañamiento
técnico del INTA. De esta manera un elemento que generaba un pasivo se
convertirá en un importante activo que reducirá sus costos operativos.
Un
biodigestor para sacarle el jugo a la producción
En el
caso puntual de la juguera Pura Frutta, instalarán un biodigestor de 260 metros
cúbicos en la nueva planta para procesar todo el efluente sólido y líquido. “A
priori, los volúmenes de biogás que se generan son más que suficientes para los
consumos que tenemos”, aseguró Carro.
Al
mismo tiempo están estudiando la composición del fertilizante que utilizan sus proveedores de fruta y así poder cerrar el
ciclo productivo de reutilización de sus residuos y transformarlo en un
emprendimiento sostenible en el tiempo”.
Un
biodigestor es resumidamente un contenedor cerrado, hermético e impermeable que
almacena material orgánico, excrementos de animales, desechos y restos de
alimentos, que genera una fermentación anaeróbica (Una actividad que se
desarrolla sin oxígeno.) que deriva en la producción de biogás y
biofertilizantes.
Producido
el biogás queda un residuo orgánico que se descarga del biodigestor es un
lodo-líquido con propiedades fertilizantes que contiene nitrógeno, potasio,
fósforo y otros micronutrientes esenciales para las plantas.
Por
su parte, Zanovello reconoció que “la adopción de esta tecnología tiene
beneficios desde el punto de vista ambiental y de la sustentabilidad” y, en
este sentido explicó que “la inversión inicial se recupera bastante rápido porque
reemplaza un gasto en energía que es cada vez mayor”.
Sin
duda un ejemplo a tener en cuenta en todas aquellas actividades que generan
residuos orgánicos susceptibles de ser reutilizados. Por ejemplo en Mendoza una
empresa recibe gratuitamente el orujo resultante de la elaboración de vinos y
produce alcohol y el remanente también lo convierte en fertilizantes,
“Además,
agregó el técnico del INTA, es posible fabricarlos, en la medida que uno tiene
los materiales disponibles, y resolver, así, el pasivo económico y ambiental
que supone el hecho de generar residuos y tener que gestionarlos”.
Fuente: INTA
Ver video: https://youtu.be/jKKXx0StjNc
Por Osvaldo Nicolás Pimpignano
Periodista de Investigación – FLACSO
Para: ASOCIACION ECOLOGISTA RIO MOCORETA
Las imágenes fueron tomadas de la Web
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