Publicado en Voces
Con el apoyo adecuado, los prestamistas alternativos del
sector de tecnofinanzas pueden ayudar a las pequeñas empresas a afrontar la
crisis
Imagen
Gervais Gueu, propietario de Quincaillerie Chez Gueu, una
ferretería en Abiyán, Côte d’Ivoire. Fotografía: Nyani Quarmyne/IFC.
A diferencia de los prestamistas tradicionales, estas empresas
dependen de la tecnología para evaluar la solvencia de los prestatarios a
través de datos alternativos. También utilizan plataformas
electrónicas para procesar solicitudes, haciendo que sus servicios sean más
rápidos y accesibles que los que ofrecen las instituciones de crédito
tradicionales.
Antes de la crisis provocada por el coronavirus (COVID-19),
la industria del financiamiento alternativo estaba creciendo rápidamente. Solo
en 2018, el
sector se amplió en casi un 50 %, excluyendo a China (PDF, en
inglés), y el financiamiento llegó a un poco menos de
USD 90 000 millones. Sin embargo, la tendencia ha cambiado
drásticamente debido a la pandemia. Y esto podría causar daños a largo plazo en
la competitividad del sector financiero, la innovación y el acceso al
financiamiento para las pequeñas empresas.
A corto plazo, las dificultades financieras de los
prestamistas alternativos limitan una vía importante de apoyo a las empresas y el
empleo. Sus ventajas en términos de velocidad, conveniencia, flexibilidad y
enfoque en clientes más pequeños pueden ser aprovechadas para ayudar a
distribuir fondos de ayuda, proporcionar financiamiento a pequeñas empresas y
ofrecer otros servicios comerciales digitales, como la facturación electrónica
o la contabilidad en la nube. En conjunto, estas capacidades pueden ser un
salvavidas para las pequeñas empresas.
La buena noticia es que, con apoyo específico, los
reguladores y los encargados de formular políticas pueden proteger este
importante medio para otorgar financiamiento a las pequeñas empresas y, al
mismo tiempo, fortalecer la recuperación económica.
- Sus
clientes son más débiles. Los prestamistas alternativos
generalmente prestan servicios a las micro y las pequeñas empresas, que
tienen reservas de efectivo limitadas. Cualquier caída en los ingresos de
sus clientes afecta rápidamente el reembolso de los préstamos,
disminuyendo la calidad de las carteras de los prestamistas. Informes
indican que un número cada vez mayor de pequeñas empresas solicitan ahora
períodos de carencia o reestructuraciones. Esta situación está frenando la
concesión de nuevos préstamos, aumentando las tasas de interés y, en
algunos casos, provocando recortes de gastos, incluido el despido temporal
de los empleados.
- Los
inversionistas huyen rápidamente. El aumento de la aversión al
riesgo ha reducido el interés de los inversionistas de otorgar
financiamiento a las pequeñas empresas a través de plataformas
alternativas, llevando a una reducción de los volúmenes de préstamos.
Muchos inversionistas están tratando de vender sus inversiones existentes
usando tableros de anuncios ofrecidos por algunas plataformas. Sin embargo,
las ventas se están demorando más tiempo, y algunas plataformas incluso
han detenido esos mecanismos para estabilizar esta carrera hacia el
abismo.
- El
acceso a nuevo financiamiento es limitado. A diferencia de los
bancos comerciales, los prestamistas alternativos no tienen acceso a la
red de depósitos minoristas. A medida que los inversionistas reducen su
exposición al riesgo durante la crisis, los prestamistas alternativos se
enfrentan a restricciones para obtener los fondos necesarios que les permitan
continuar otorgando préstamos a pequeñas empresas u ofrecer servicios de
reestructuración de los préstamos existentes.
Medidas de apoyo que se deben considerar
Los encargados de formular políticas deberían considerar medidas para brindar apoyo normativo y
financiero inmediato que reduzca los efectos negativos sobre los prestamistas
alternativos y las pequeñas empresas a las que estos prestan servicios. A
continuación presentamos algunos ejemplos:
- Dar
acceso a los mecanismos de liquidez existentes u otros programas de apoyo. Los
Gobiernos podrían considerar la posibilidad de ampliar los mecanismos de
liquidez para algunos prestamistas alternativos; esto puede permitirles
seguir sirviendo a las pequeñas empresas y facilitar la reestructuración
de la deuda. Criterios claros de elegibilidad —basados en parámetros de
modelos de negocios y conducta del mercado prudentes, como la estructura
del financiamiento y el tipo y volumen de los clientes— garantizarían que
el apoyo se armonice con los objetivos normativos. También deberían
considerar ofrecer a los prestamistas alternativos acceso a programas
tales como mecanismos de garantías de préstamos, en términos y condiciones
que promuevan el financiamiento sólido. Estamos conscientes de que estas
medidas deben ser evaluadas cuidadosamente dado sus impactos monetarios o
fiscales.
- Permitir
a los prestamistas alternativos participar en programas de asistencia y
acceder a préstamos subsidiados para ayudar a las microempresas y las pequeñas
y medianas empresas a afrontar la crisis provocada por la COVID-19. Los
Gobiernos podrían evaluar el uso de prestamistas alternativos regulados,
como instituciones asociadas para la distribución de fondos de ayuda a las
pequeñas empresas, aprovechando sus capacidades digitales y de eficiencia
existentes. La velocidad y la eficiencia de la distribución, así como una
mayor competencia con las instituciones establecidas que habitualmente
canalizan estos fondos, traería beneficios directos para las pequeñas
empresas y, al mismo tiempo, aumentaría la transparencia de los programas
de asistencia públicos.
- Incluir
a los prestamistas alternativos en las iniciativas de exenciones
normativas. Los encargados de formular políticas en todo el mundo
están redoblando los esfuerzos para brindar a los sistemas bancarios
diversos tipos de exenciones normativas, que incluyen flexibilizar los
requisitos en materia de regulación y supervisión en lo que se refiere a
los préstamos para las pequeñas empresas. En la medida que proceda,
deberían evaluar enfoques similares para los prestamistas alternativos. Es
importante, sin embargo, que todas estas medidas no aumenten los riesgos
financieros.
La contracción del sector de los préstamos alternativos
podría perjudicar gravemente la capacidad de las pequeñas empresas de
sobrevivir a la crisis y recuperarse. Además, la pérdida de proveedores de
servicios financieros más modernos e innovadores podría dar lugar a menos
competencia, menos dinamismo y menos tecnología en el sector financiero en un
momento en que se necesitan más servicios financieros digitales.
A mediano y largo plazo, los Gobiernos deberían ofrecer un
marco regulatorio claro y eficaz para los prestamistas alternativos que apoye
el diseño de productos innovadores a través de fondos aceleradores, centros de
innovación y laboratorios regulatorios experimentales. Todo esto fomentará el
acceso de las pequeñas empresas al financiamiento a la vez que garantizará la
existencia de normas adecuadas de protección al consumidor.
Tomado de envio de banco mundial
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