Poco importa el riesgo cuando se trata de garantizar el sustento propio y el de la familia
La Razón Era previsible. Los conflictos en torno a la situación de los damnificados por el macrodeslizamiento del 26 de febrero han comenzado a aparecer, y le toca a las autoridades municipales hallar soluciones satisfactorias que, además, eviten nuevos problemas y conflictos en el futuro, pues está demostrado que la zona ya no es segura para la construcción y la agricultura.
En efecto, esta semana los vecinos de Callapa, una de las zonas afectadas por la caída del cerro, se movilizaron masivamente para impedir la aprobación de una ordenanza municipal que tenía por objeto prohibir temporalmente la construcción de nuevas viviendas, los trabajos agrícolas y la sobreexplotación de áridos de la zona, hasta que se tengan los resultados de un estudio de suelos que el Gobierno central se comprometió a ejecutar y que, según los dirigentes del grupo movilizado, ponía en cuestión el derecho propietario de las personas sobre sus terrenos.
La movilización fue exitosa, pues la aprobación del proyecto de ordenanza fue suspendida, pese a que, como demostró la presidenta del Concejo Municipal, se basa en previsiones necesarias para evitar nuevos deslizamientos que pudieran poner en riesgo la vida y los bienes de quienes allí pretenden habitar.
Unos 75 operarios de YPFB Transporte trabajan desde ayer en dos turnos en el soldado de tuberías para habilitar, hasta el 14 ó 15 de abril, la red de emergencia, que permitirá reponer la distribución de agua potable por cañería a 55 barrios del Sur.
El restablecimiento provisional del servicio se ha previsto para el 14 ó 15 de abril, fecha en la que acabarían las penurias de los barrios afectados por el corte del servicio hace más de un mes, cuando se produjo el megadeslizamiento en la ladera Este.
El gerente General de la Empresa Pública y Social de Agua y Saneamiento (EPSAS), Víctor Hugo Rico, expresó su satisfacción con el avance de las obras de rehabilitación.
Los tubos de acero al carbono que se utilizan fueron fabricados para el transporte de hidrocarburos, y “en el caso de que se usen con ese fin, tienen una duración de aproximadamente 40 a 50 años; sin embargo, como serán empleadas para agua, su duración debería ser mayor, pues este líquido provoca una menor presión”, explicó a La Razón un trabajador de YPFB-Transportes en la zona de Callapa.
La reparación de esta tubería permitirá dar una solución de emergencia, pues “el arreglo definitivo requiere un trabajo más prolongado”, recordó otro de los trabajadores. Las obras para restablecer el suministro de agua comenzaron hace siete días, con la preparación del terreno y la socialización con comunarios de Callapa para que permitan que se trabaje en sus predios.
En medio del ruido de tres retroexcavadoras y una máquina para doblar —cuando así se lo requiere— las nuevas tuberías de 16 pulgadas que serán unidas a lo que queda de la “tubería madre” de la línea de distribución Pampahasi-Ovejuyo, un obrero contó que “hay gente que retornó a sus casas a pesar de que se prevé que la tierra termine de asentarse, por lo que es peligroso tanto para ellos, como para nosotros que estamos aquí trabajando”.
En Callapa, lugar donde la “tubería madre”, de 70 pulgadas de grosor, quedó partida, cuelga a unos 15 metros de distancia del suelo, lo que da una idea de la gran magnitud del desastre.
YPFB Transportes dice que el 20 de abril es la fecha tope
YPFB Transportes informó ayer que el 20 de abril es la fecha límite para acabar con la reparación de la red de emergencia, según la Dirección de Comunicación de la empresa. Se calculó que el tiempo que tomaría la rehabilitación de la conexión era de 30 días, desde la donación de un lote de tuberías efectuada por YPFB transportes el 15 de marzo.
El tope se extiende, según esta empresa, previendo que pueda haber alguna dificultad climática En caso de que esto no acontezca se acabará el 15 de abril, como estaba previsto.
El gerente general de EPSAS, Víctor Hugo Rico, indicó ayer que las obras estarán listas entre el 15 y 20 de abril, aunque un día antes la Dirección de Comunicación y Relaciones Públicas de esa entidad comunicó que la red estaría lista entre el 14 y 15 de abril.
ADRA dona víveres, agua y frazadas a 270 afectados
La Agencia Adventista para el Desarrollo y Recursos Asistenciales (ADRA) Bolivia entregó frazadas, botellones de agua y una ración de alimentos a 270 damnificados de la zona de Santa Rosa de Callapa de la ciudad de La Paz.
La distribución de la ayuda se realizó el 29 de marzo en el albergue temporal del Gimnasio San Juan, en presencia de funcionarios municipales, personal de ADRA, voluntarios de la Iglesia Adventista y refugiados de Callapa.
La agencia adventista ya había efectuado una primera donación el pasado 14 de marzo, que benefició a 1.150 refugiados de los campamentos de Kupini II y Villa Salomé.
Hasta la fecha, ADRA, agencia humanitaria que activa un Portafolio de Asistencia en Emergencias cada vez que ocurre algún desastre, asistió a 1.420 damnificados del megadeslizamiento del pasado 26 de febrero en la ladera oeste de la ciudad de La Paz, con kits de higiene, frazadas, alimentos y botellones de agua.
Según el último informe oficial del Gobierno Municipal de La Paz, el desastre afectó a 1.335 familias (aproximadamente 6 mil personas), y dañó 2.203 casas en una superficie de 148 hectáreas en 14 barrios de los distritos 16, 17 y parte del 18 de la urbe.
Tomado del diario La Razon de Bolivia
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