La
nanotecnología permite la creación de textiles inteligentes:
Nuevas telas
no se manchan, cargan el celular y repelen bacterias
Laboratorio
en la Universidad de Cornell, liderado por el colombiano Juan Hinestroza, ha
desarrollado una generación de vestuario completamente nuevo y
sorprendente.
Richard
García
Una camisa
fabricada con una tela que cambia de color según la ocasión o la temperatura
ambiente, ya es posible a nivel experimental gracias al desarrollo de telas
inteligentes con ayuda de la nanotecnología.
Es el
trabajo que desarrolla Juan Hinestroza, director del Laboratorio de
Nanotecnología Textil de la Universidad de Cornell (EE.UU.), quien se encuentra
en Chile invitado por la U. Andrés Bello para participar en un congreso y un
taller de espectroscopia molecular.
"Podemos
controlar el color sin usar colorantes, ensamblando nanopartículas en las
fibras del tejido, de tal manera que cuando la luz interactúe con las
partículas, se refleje un color diferente", explica este ingeniero químico
colombiano especializado en nanomateriales.
"Usamos
partículas que son más pequeñas que la longitud de onda de la luz. Como son más
pequeñas, la luz se refracta en colores diferentes", destaca.
La primera
vez que Olivia Ong, una estudiante de diseño en Cornell, le propuso
confeccionar un vestido con estos materiales que protegiera contra las
bacterias, Hinestroza pensó que estaba loca porque no entendía lo difícil que
era colocar una partícula casi pegada a la otra y controlar lo que sucede en un
espacio no mayor a 5 nanómetros entre ellas (un nanómetro es la mil millonésima
parte de un metro). "Hay que entender que el diámetro de nuestro pelo es
de alrededor de 50 mil nanómetros. Nosotros trabajamos con dimensiones que van
entre los 10 y 50 nanómetros, es decir mil veces más pequeñas", detalla
Hinestroza.
"Los
químicos no vieron valor el trabajar con una diseñadora, pero yo la entrené en
los procesos químicos para que ella misma hiciera los ensamblajes. El resultado
de su trabajo se presentó en una muestra de moda en la misma U. de Cornell.
Las
nanotelas también pueden repeler las manchas, transportar energía y hasta
cargar un celular. Lo demostró un diseño desarrollado por otra de sus alumnas,
Abbey Liebman, quien ahora fue contratada por el MIT. La tela integra celdas
solares que capturan la energía del sol y la fibra de algodón revestida con
nanopartículas funciona como conductor de la electricidad.
Esta misma
fibra en una camisa permitiría monitorear a distancia el ritmo cardíaco o la
frecuencia respiratoria.
Otro de los
éxitos del laboratorio de Hinestroza son unas moléculas que capturan gases,
desarrollo que fue encargado por el ejército de EE.UU. "Cuando una
estudiante vio las muestras del proyecto me dijo: 'Cada vez que corro en
Manhattan el esmog de los vehículos se pega en mi pelo y no me gusta. ¿Qué
pasaría si diseñamos moléculas para captar ese compuesto y las colocamos en una
capucha?' ".
El diseño de
Jennifer Keane resultó y ahora ella trabaja en el laboratorio creativo de
Adidas en Nuremberg. Allí también están aplicando la tecnología en las
zapatillas para que no tengan mal olor.
Pero tal vez
el proyecto que lo tiene más orgulloso es un mosquitero contra la malaria que
incluye nanopartículas que han capturado el insectida repelente, el que puede
permanecer allí hasta por dos años.
Camino al futuro
Los
materiales interactivos como los que se vieron en la película Volver al Futuro
ya existen, afirma Hinestroza. "Son materiales que responden al ambiente y
cambian de forma y de color, dependiendo de su entorno. Puedes estar a 40
grados bajo cero con una camiseta, pero te protegen 5 nanómetros de metal que
no puedes ver. No necesitas un abrigo muy grande". Además, ya existen
materiales que se ajustan al cuerpo basados en el calor del individuo. Las zapatillas
que se modelan al pie y que aparecían en la película de Spielberg funcionan
bajo el mismo principio.
Tomado de El
mercurio de Chile
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