DE Lucio
Capalbo
Si por
educación entendemos el conjunto de vías y estrategias educativas, formales, no
formales e informales, entonces el rol de la educación, en sentido amplio, es
de importancia crucial para la sustentabilidad.
Si en cambio
nos referimos exclusiva o prioritariamente al sistema educativo formal, las
posibilidades de promover una sostenibilidad profunda son muy reducidas.
Fundamento esta aseveración en que el sistema educativo formal es un sistema
institucional propio de la modernidad, creado para reproducir sus valores y
visiones del mundo.
Hoy la
crisis ambiental nos exige un cambio paradigmático, de fondo, y el sistema
educativo formal ha sido concebido en función del concepto de Estado Nación,
legitima el lucro y el consumo y apuesta a la modernización, la ciencia
(normal) y la tecnología, todos valores que atentan hoy contra la
sustentabilidad por inscribirse en un patrón de conflicto (naciones contra
naciones, partidos contra partidos, empresas luchando por los mercados,
conflicto entre seres humanos y naturaleza).
Si en cambio
apelamos a la educación en sentido amplio, abarcándose en ella el rol de los
nuevos movimientos sociales, las Organizaciones de la Sociedad Civil y las
nuevas comunidades humanas inscriptas dentro de una visión de Ciudadanía Mundial,
lo que puede hacerse es mucho.
La nueva
educación debe abandonar el marco mecanicista, lineal, positivista y
fragmentario para el abordaje de la realidad, introduciendo una profunda
reforma en el pensamiento, el pensamiento complejo en el que todos los saberes,
y no solo los científicos-académicos, dialogan para crear entornos viables.
Ver al ser
humano no como un receptáculo donde inculcar un saber hegemónico, sino como el
propio actor de la emergencia de las múltiples potencialidades latentes en su
conciencia.
Esta nueva
educación debe trabajar en pro de un cambio paradigmático y la expansión de la
Conciencia Planetaria, con sus corolarios de Paz y Ciudadanía Mundiales, para
lo cual debe trascender su visión fragmentaria (estados nación divididos de otros
estados nación, la ciencia y la tecnología separada de principios y valores, la
actividad económica divorciada de la protección del ambiente).
Esto implica
reivindicación de los valores humanos y espirituales, comunitarios,
cooperativos y solidarios
Debe además
ser una educación comprometida con la gestión del cambio, la capacidad de
gestión participativa de un nuevo desarrollo a partir de la energía latente en
la Sociedad Civil.
Este otro
desarrollo no estará centrado en la producción y el consumo.
Por ende la
nueva educación debe tomar la cuestión ambiental no como un agregado al cuerpo
de saberes convencionales, como una materia más, si no que debe convertirse en
un eje transversal y fundacional, en el que no basta con no arrojar papeles a
la vereda, apagar las luces que no se usan o cumplir las normas ISO 14000, sino
que por sobre todo pondrá de manifiesto que el consumismo es incompatible con
la subsistencia de la vida en la tierra.
Será una educación para la frugalidad y un
cambio civilizatorio hacia la felicidad centrada en lo intangible, y por lo
tanto, será subversiva respecto de los intereses dominantesENVIADO EN RED FOROBA
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