ACORRALANDO AL
ENEMIGO INVISIBLE
de Sacha Barrio
Healey,
¿Evidencias sobre un causal ignoto que acecha e intensifica la epidemia del
cáncer?
Un fenómeno
silencioso e inexplicable está demoliendo la salud de la humanidad. Oscuramente
intuimos que algo está sucediendo, todos lo comentan y se preguntan y nadie
sabe qué pasa. Nos despedimos de seres queridos, o nos golpea la noticia en
carne propia, se sospecha que algo no estamos haciendo bien. Por otro lado,
visiblemente hay consenso que las diferentes formas de neoplasia se han multiplicado de una forma sin precedentes en
la historia de la humanidad. Solo en los últimos diez años la incidencia del
cáncer nos recuerda las plagas medievales. ¿La pregunta es qué origina esto,
que lo impulsa y nos enferma de manera
tan intensificada?
Nuestra alimentación
ha degradado, hay innumerables contaminantes en la cadena de alimentación, pero
difícilmente podemos decir que sea el único o principal culpable de tal
aceleración del cáncer. Las emociones
innegablemente son también responsables del cáncer. Pero mala dieta y
conflictos emocionales han existido en toda la historia de la humanidad, y no
bastan para explicar, este aceleramiento en el cáncer. Algo más está sucediendo
y urgen respuestas. Según la OMS, con 7.6 millones de casos terminales, el
cáncer fue en el 2008 la causa líder de muertes en el mundo. (1) A nivel de estadísticas globales África, el
continente más atrasado en tecnología moderna, presenta la más baja incidencia
de cáncer. (2)
El trabajo de un
médico es uno con aires fúnebres, todos los días se acude a personas que luchan
por vivir y donde acechan las fuerzas de la muerte. Con el trabajo diario de
enfrentarse a la enfermedad y aliarse con el paciente en sus ganas de vivir, se
empiezan a dibujar correlaciones y el tejido invisible se va manifestando, se
visibiliza.
Un paciente con un
tumor en el cerebro, en plena consulta responde su celular, le digo que mejor
utilice un cable con su celular para no acercar la radiación al cerebro.
Continuó explicando que busque no vivir cerca a estaciones base de telefonía
celular. Me interrumpe diciendo que vive en el penúltimo piso de un edificio,
en plena plaza de armas, y sobre el techo hay una antena microondas de celular.
Otro paciente de 40 años viene a la consulta con Linfoma no Hodkings, vive en
Chosica y conversando me pregunta si la casa vecina donde hay una base de
antena microondas, puede ser peligrosa. Otro paciente de 80 años, que siempre
fue sano, viene a consulta para pedir consejo en la alimentación, acaba de
perder un riñón con cáncer. Cuando le digo que no guarde su celular en el
bolsillo, ya que su campo de radiación puede afectar la pelvis, me explica que
hace un año, vino una empresa telefónica, y realizó un contrato con los
inquilinos de su edificio, pagan mil dólares por departamento por la ubicación
de la antena. Exactamente al año se enferma de carcinoma renal, sin darme
detalles me señala que todos los inquilinos del edificio están afligidos de
salud. Otra paciente con linfoma, explica que llevo varias sesiones de
quimioterapia y radio terapia, su enfermedad fue a remisión. Tres años más
tarde, empezó un dolor en el borde anterior del hueso de la pelvis, la cresta
iliaca anterior, la biopsia reveló tejido maligno. Fue el lado derecho, justo debajo de donde colocaba
su estuche del celular. También hay pacientes que tienen hasta tres celulares
entre el bolsillo y la correa, y preguntan si habrá alguna hierba buena para la
próstata. Si el celular puede anular el poder reproductivo a un huevo de
gallina, ¿qué efecto tendrá sobre los testículos y los ovarios? Otra paciente
viene de Sullana con cáncer de Pulmón, me anticipo y les digo que busquen no
vivir cerca de torres microondas, responde aclarando que hace dos años
colocaron una torre en la casa su vecina. Continua explicando que desde que
pusieron esa torre, el celular, el teléfono fijo y el televisor, nunca fue
igual, siempre con fallas,
invisiblemente otras fallas también empezaron a darse en las células,
hasta que el dolor en el pecho la llevo
a la consulta y al diagnóstico temido.
Desgraciadamente son
las mismas corporaciones telefónicas las que financian la mayoría de estudios
sobre la seguridad de las torres de celulares. De igual forma, en internet hay
abundantes artículos sobre la inocuidad de la contaminación electromagnética.
Después de haber escrito cuatro libros y haber leído interminables artículos
científicos, se desarrolla olfato para reconocer estudios científicos genuinos.
La web está invadida de artículos fantasma, colocados con camufla, para influir
en la opinión pública. Ahí podemos encontrar textos y elegantes videos sobre lo
ecológicas que son ciertas empresas mineras, inclusive se ven textos de cómo el
tratamiento de restitución hormonal protege contra el cáncer, la inocuidad del
aspartame y el Glutamato Mono sódico. Sabiendo que la web es una selva
incontrolable, uno solo debe de orientarse con textos de publicaciones serias,
que son supervisadas por un equipo editorial experto, internacional e
independiente y no ligado a corporaciones. El grupo editorial Elsevier es
reconocido dentro del mundo de las publicaciones científicas y académicas, por
sus reportajes de alta calidad y confiabilidad, y entre sus publicaciones
tenemos The Journal of Total Environment, de este último el siguiente articulo.
Mortality by neoplasia and
cellular telephone base stations in the Belo Horizonte municipality, Minas
Gerais state, Brazil
Belo Horizonte con 2.5 millones de
habitantes, es la tercera ciudad de Brasil, tiene el mejor sistema de salud a nivel
nacional, la mejor educación del país, con un nivel de vida bastante superior
al promedio del país. Según el comité de las Naciones Unidas ha sido
seleccionada como la metrópolis con la mejor calidad de vida de toda
Latinoamérica. De igual forma, tiene la más alta tasa de incidencia de cáncer a
nivel nacional, un fenómeno difícil de explicar. Belo Horizonte cuenta con la
más alta concentración de estaciones base de celular en el país. La pregunta
natural fue saber si existe alguna correspondencia
Al evaluar las estadísticas de mortalidad por
neoplasia, medida en función a la distancia de una torre de microondas de
celular a la residencia del fallecido, se obtuvieron los siguientes resultados.
A 100 metros de una
estación base de celular
3569 muertes por neoplasia
A 200 metros “ “’
”
1408 muertes por neoplasia
A 300 metros “ “ 973
muertes por neoplasia
A 400 metros “ “
482 muertes por neoplasia
A 500 metros 292 muertes por neoplasia
Más allá de los 1000
metros
147 muertes por neoplasia
El estudio en Belo Horizonte en Brasil, uso
una inteligente metodología de geo-localización, midiendo la distancia de las
antenas con las personas fallecidas por cáncer. Se vio que del total de
personas fallecidas con cáncer, el 81.37% se produjo dentro de los 500 m de
distancia a la antena, lo que indica una correlación altamente significativa.
En el año 2003 la
ciudad de Belo Horizonte contaba con 474 estaciones base de celular, mientras
que el año 2006 llegaron a ser 856. La
incidencia más baja de cáncer en Brasil está en la región Barreiro, donde se da
una menor concentración de antenas microondas y estación base de telefonía
móvil. La ciudad de Lima para el año 2008 cuenta con 1414 estaciones base de
telefonía móvil, mientras que el resto del país cuenta con 1358, con un total
de 2772 bases a nivel nacional (4).
Muchos técnicos
declaran que las emisiones de estación base son tan débiles a la distancia que
serian despreciables, y nos instan más bien a investigar más los efectos del
mismo celular móvil. Pero los estudios como el Belo Horizonte y otros
realizados en Alemania e Israel, citados en apéndice uno y dos al final,
evidencian un problema particularmente sensible y delicado cuando las personas
viven en vecindarios cercanos a una estación base de telefonía móvil, donde el
cuerpo va estar expuesto de manera continua. En las inmediaciones a una
estación base las emisiones son mucho más bajas que las recomendadas por los
organismos reguladores. Pero las normas reguladoras solo tienen en cuenta
exposiciones cortas de seis minutos, y principalmente evalúan modificaciones
térmicas en los tejidos. No otros indicadores más sutiles como la inmunidad,
los canales de iones en las membranas celulares, la conducción eléctrica
neuronal, o las estructuras moleculares del plasma, del ADN, y patrones de
energía desordenados en los fluidos intersticiales, por citar algunas
variables. La ciencia aun no ha medido y evaluado cabalmente los efectos de la
contaminación electromagnética, aunque está al tanto que clínicamente nos
enferma.
Aun así, muchos
países no respetan la recomendación que se estableció en el congreso
internacional de Salzburgo de 0.1 microvatios por cm2, para zonas
residenciales. Mientras que la recomendación del consejo de Europa es de 450
microvatios por cm2, el cual es un coeficiente de seguridad 50 veces menor, considerado
inocuo para la salud desde el punto de vista térmico.
Pero como hemos dicho, y evidenciado, nadie
se calcina o enciende en las cercanías a una torre, y la observación de
variaciones térmicas es burdo en comparación con los fenómenos sutiles que
podrían y de hecho suceden, a nivel fisiológico. Muchos científicos señalan que
pueden producirse otros tipos de efectos no térmicos, al tener exposiciones
prolongadas. Un tema de estudio que no es impulsado por la industria de las
telecomunicaciones.
Por densidades de
población y los perímetros de influencia que abarcan estas torres son millones
las personas que están expuestas. A esto se suma el Wi-Fi en casa, el teléfono inalámbrico, el celular,
el televisor y el horno microondas. En el año 2009 el número de teléfonos
celulares superó al de teléfonos fijos. Quizá nuestro entusiasmo con el celular
ha sido desmesurado.
Como hongos después
de la lluvia han aparecido torres de celular por todo el mundo. Lamentablemente
en países desarrollados recién se están implementando normas y en otros países
las normas y el control son nulos.
Cáncer de próstata,
pulmón, mama, hígado, son reconocidos en la literatura científica como
carcinomas relacionados con radiaciones electromagnéticas artificiales.
Sobre nuestro espacio
abundan señales de radio, televisión y celular. Las señales de radio son ondas
de energía no concentrada, en nada comparable con las de microondas. La
tecnología del celular requiere de microondas, las cuales son diminutas ondas
vibrando a gran frecuencia de entre 300 y 3000 Millones de hertz, dada su alta
concentración de energía, son capaces de atravesar todo tipo de material
orgánico vegetal y animal sin excepción, con la capacidad de sondear y perforar
células, dañar el ADN y finalmente enfermarnos. Ojala podamos hacer algo a
tiempo. Al caminar por la ciudad, por el vecindario en que vivimos, hace falta
abrir los ojos y evitar las antenas emisoras/receptoras, torres de alta
tensión, y estaciones base de telefonía celular.
Otro gigante
responsable en la epidemia del cáncer, se desprende del mundo de los
hidrocarburos. Hay más de 75 mil químicos sintéticos en nuestro medio, y solo
se ha evaluado la seguridad del 3% de ellas (5). El público está ampliamente
expuesto a cancerígenos, de la concepción hasta la muerte. Se empieza con el
chupón, la mamadera y el pañal de polietileno, luego bebemos de vasos y
botellas plásticas de polivinilo, o se mueve el azúcar (o edulcorante
sintético) con cucharadita de plástico polipropileno. Compramos pescado y lo
envuelven en bolsa plástica, se compra margarina, una grasa hidrogenada cercana
molecularmente a un polímero plástico y también viene empaquetado en otro
plástico más duro. Para comodidad del comensal el queso viene separado en
láminas de plástico, la papaya y la piña cortada se "protege" con PVC
(policloruro de vinilo). Salvo algunos vinos en botella de vidrio casi todo en
el supermercado viene en plástico. Sin embargo, con seguridad el más peligroso
de todos está en los pesticidas y fertilizantes sintéticos de las frutas y
verduras. Las mujeres se aceitan protectores solares, cremas humectantes,
tintes para el cabellos, acetonas en las uñas y siliconas en senos y nalgas. La
vagina tampoco se libra, con la regla llegan los tampones o toallas con gel
absorbentes. El acto sexual es también una maniobra plástica, con condones de
látex y lubricantes de vaselina
(compuestos aromaticos policiclicos de caracter cancerigeno) espermicidas
quimicos y diafragmas cervicales de goma.
Nos llevamos el
almuerzo al trabajo en un envase de plástico. Los artículos de aseo, jabón de
glicerina, y champús siempre contienen un famoso cancerígeno, que hace años se
debate su prohibición en el mercado, el
parabeno. Pasta dental con detergente frotado con cepillo de plástico.
Prendemos el aire acondicionado de un carro recalentado al sol y se inhalan el
benceno , abrimos la ventana y respiramos monóxido de carbono. Dormimos entre
paredes pintadas con una mezcla de poliuretanos, resinas de melanina, poliésteres
y acetatos que frescas o secas emiten
partículas volátiles tóxicas en las habitaciones. Antes de morir se coloca una sonda naso
gástrica de jebe, y un suero a la vena con varios fármacos petroquímicos. Lo
irónico es que para morir se prefieren materiales naturales, no existen los
ataúdes de plástico, todos son de madera.
El crecimiento
explosivo de productos petroquímicos empezó en 1940, pero aun así no explica,
ni justifica por sí solo el incremento del cáncer en los últimos 20 años. Ni
como en una sola década la incidencia del cáncer ha incrementado en 20%.
Finalmente, y para
complementar, seis meses antes de manifestarse un cáncer como regla hay un
conflicto emocional, con o sin polución de microondas. El Dr. Ryke Geerd Hamer
tiene razón también en señalar que la raíz del cáncer es emocional. Si el
cáncer fuera únicamente emocional lo hubiéramos visto expandir durante las
atrocidades de la primera y segunda guerra mundial, cuando en la realidad, se
vio que en muchos lugares de Europa, durante este periodo crítico disminuyo el
cáncer. Suceso extraño que según elDr. T Colin Campbell se debió a la reducción
grasas y carnes animales, y mayor consumo de verduras y cereales integrales
durante las austeridades de la guerra. Mas adelante, se descubrió el ADN y
ciertos genes fueron inculpados, hoy se estima que no más del 2 % de los
canceres son de origen genético, y no sólo eso sino que los genes no son tan
inmutables y rígidos como se pensó inicialmente.
Sobre una población
expuesta bajo un cielo de radiaciones electromagnéticas, serán las personas con
estrés, conflictos emocionales, y mala dieta los más vulnerables e inermes.
La azúcar abunda en
la sociedad junto con las grasas toxicas, los antibióticos en las carnes
animales, el cloro y arsénico en el agua de beber. Todo esto genera cáncer,
pero aun así no explica el salto meteórico del cáncer que se impulsó a niveles
inimaginables en los últimos quince años.
En el año 1900 era
una persona de cada 30 que fallecía de cáncer hoy es una de cada 4.
ENVIADO EN ECOS LISTAS POR CAPIBARA
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