LA CRISIS ARGENTINA,
CAUSA DE NERVIOSISMO REGIONAL Es que la escasez de divisas en Argentina tiende
a agravarse con cada día que pasa, lo que enciende señales entre sus vecinos de
la región Una serie de noticias, muchas de ellas contradictorias entre sí, han
dado cuenta durante los últimos días de cierto nerviosismo que al parecer ha
empezado a cundir entre las autoridades del sector económico de todos los
países de nuestra región como directa consecuencia de la crisis económica
argentina. Brasil es el país más afectado y por consiguiente el que ve con más
temor la evolución de la disputa entre el Gobierno de Cristina Fernández y sus
acreedores. Y no sólo porque alrededor del 7 por ciento de sus exportaciones
tiene como destino el mercado argentino sino porque también ese país es uno de
los que mayores volúmenes de capitales brasileños ha recibido en rubros tan
diversos como el sector financiero, la ganadería, la agroindustria y la
industria. Menos grave, pero muy similar es el caso chileno, cuyas inversiones
en Argentina han crecido tanto durante los últimos años que ya gravitan en sus
balances. En Uruguay, los temores por los previsibles efectos negativos en el
turismo resultan compensados por la posibilidad de que ese país sea el destino
favorito de los capitales en fuga. Más allá de las variantes de cada caso,
todas esas preocupaciones tienen una base común. Es que la escasez de divisas
en Argentina tiende a agravarse con cada día que pasa y eso amenaza con
paralizar el comercio exterior argentino. Una muestra de que esos temores no
son infundados es que en los últimos días la cotización del dólar en el mercado
negro argentino se ha incrementado en 11 por ciento. Y como el Banco Central ha
dejado de satisfacer la demanda del sector importador, se prevé que durante las
próximas semanas la tendencia ascendente del dólar se acelerará. Los efectos
que esa situación tiene sobre Bolivia son también muy grandes. Y no sólo por la
posibilidad de que la escasez de divisas dificulte los pagos del gas y los
otros productos que exportamos, sino también por la previsible absorción de
grandes volúmenes de dólares. Las primeras muestras de lo que eso puede
significar se han podido ver durante los últimos días en las ciudades
fronterizas, como Yacuiba y Villazón, donde se ha reportado un inusitado
aumento de la demanda de dólares. Ante tal situación y las perspectivas que se
avizoran, las autoridades del área económica de los países más vulnerables a
los efectos multiplicadores de la crisis argentina han comenzado a tomar sus
recaudos a fin de minimizar los daños. En lo que a Bolivia corresponde, las
versiones oficiales todavía insisten en negar o por lo menos minimizar el
problema, lo que de ningún modo parece lo más aconsejable. Más aún si
consideramos que de todos los países de la región, el nuestro es de lejos el
que más directamente puede sufrir las consecuencias negativas de un
empeoramiento de la situación. Una probable suspensión de pagos de las cuentas
de gas se perfila como el mayor de los riesgos. La paralización de las
exportaciones de otros productos también es algo que afecta a importantes
exportadores de nuestro país. Y en tercer lugar, pero no menos importante, se
teme que la desmedida demanda de dólares ponga en riesgo la solidez de nuestras
reservas internacionales. Tres peligros ante los se puede aplicar el conocido
adagio según el que es mejor prevenir que lamentar. TOMADO DE LOS TIEMPOS DE
BOLIVIA
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