Oportuno abrazo entre
investigadores y productores
A través de la agroecología y demás técnicas implementadas a
sugerencia de los especialistas, hoy Genaro logra mejores rendimientos
cafetaleros en su finca
Autor: Ángel Freddy Pérez Cabrera
Los cafetales de Genaro se distinguen por su salud, gracias
a la buena aplicación de la agroecología. Foto: del autor
VILLA CLARA.— Lo que no pudo lograr el campesino
manicaragüense Genaro González Beltrán, en más de 20 años de labor trabajando
de sol a sol y en medio de grandes carencias de recursos, lo alcanzó en muy
poco tiempo, luego de su incorporación al Proyecto de Innovación Agropecuaria
Local (PIAL).
A través de la agroecología y demás técnicas implementadas a
sugerencia de los especialistas, hoy Genaro logra mejores rendimientos
cafetaleros en su finca, y fomenta la lombricultura y otras variantes, las
cuales disemina entre los labriegos de la zona, quienes reconocen en él al
líder natural que abrazó la ciencia para salir adelante.
También el matrimonio compuesto por Mercedes Bernal Alarcón
y Reinaldo Cabrera Contreras, da fe de lo que ha significado para la familia su
incorporación a PIAL. “Mi marido era tremendo machista, no me dejaba trabajar y
quería controlarlo todo. Si salía, se ponía celoso y hasta desconfiaba, sin
embargo, cuando nos vinculamos al proyecto, comenzaron a abrirse las
entendederas, no solo las mías. Hoy todo funciona diferente. Aquí se acabó la
sumisión para siempre”, dice sonriente la dama.
Y como ellos, suman miles los labriegos residentes en las
montañas y diversas zonas de la geografía nacional, que han recibido los
beneficios de esa iniciativa.
PIAL Y SUS PROPÓSITOS
En esencia, PIAL es un sistema que a nivel local propicia la
interrelación entre quienes intervienen en el funcionamiento de las cadenas
agroalimentarias, posibilitando la participación de los investigadores en la
solución de las necesidades concretas de los productores de alimentos.
A través de esa vía, también logra aprovecharse el saber
existente en cada territorio, lo cual facilita el acceso a las experiencias
atesoradas por los residentes en cada zona, de las universidades y de los
centros de investigación, en un vínculo que estimula la diversificación y el
incremento de la producción de forma sostenible, favoreciendo así el trabajo de
los gobiernos locales.
Su objetivo es promover un sistema de innovación que reconozca
e incorpore a los productores en la generación de beneficios económicos,
sociales y ambientales, además de fomentar la agrodiversidad, la igualdad de
género y la aplicación de los últimos adelantos de la ciencia y la técnica,
entre otros fines.
La experiencia, que ya tiene más de diez años, se desarrolla
en varias provincias cubanas y constituye uno de los programas más importantes
y útiles de la agricultura cubana actual, el cual es rectorado por el
Ministerio de Educación Superior y coordinado por el Instituto Nacional de
Ciencias Agropecuarias (INCA).
De acuerdo con las precisiones del doctor en Ciencias Luis
Antonio Barranco Olivera, coordinador de PIAL en Villa Clara, quien también se
desempeña como vicerrector de investigaciones, informatización y postgrados en
la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas (UCLV), en la actualidad el
proyecto tiene presencia de forma positiva en 45 municipios de diez provincias
del país: Holguín, Las Tunas, Granma, Sancti Spíritus, Villa Clara, Cienfuegos,
Matanzas, Artemisa, Mayabeque y Pinar del Río.
Añadió que al propósito están vinculados más de 50 000
campesinos y 12 instituciones científicas, entre las que figuran, además de la
Marta Abreu, la Universidad de Pinar del Río (Facultad de Montaña de San
Andrés); la Estación Experimental de Pastos y Forrajes Indio Hatuey, en
Matanzas; las universidades de Cienfuegos, Sancti Spíritus, Las Tunas; y el
Instituto de Investigaciones Jorge Dimitrov, de Granma.
Respecto a la vida del proyecto, el doctor en Ciencias
Raciel Lima Orozco, director del Centro de Investigaciones Agropecuarias de
la UCLV, explica que ha transitado por varias fases, una primera comprendida
entre el 2001 y el 2006, a través de la cual se propició la introducción del
concepto de mejoramiento participativo de las semillas.
En ese sentido, fueron desarrolladas las primeras ferias de
diversidad genética en Holguín y Villa Clara, fortaleciéndose todo un
movimiento de agricultores interesados en la selección y diseminación de
simientes, dijo el especialista.
Ya en la segunda etapa, que abarcó hasta el 2011, PIAL se
propuso expandir la idea de la selección y desarrollo participativo de
tecnologías, sumándose a la experiencia otras instituciones de la nación
encargadas de promover alternativas para la producción y distribución de
alimentos sobre bases agroecológicas, orientado igualmente a las relaciones de
equidad de género, señala Lima Orozco.
En un tercer momento, extendido hasta la actualidad, se ha
contribuido a la implementación de las buenas prácticas aportadas por el
sistema de innovación local a partir de la capacitación y el aprendizaje, en
cuyas tareas los grupos de innovación agropecuaria locales desempeñan un rol
decisivo, así como las mujeres de las comunidades rurales, quienes participan y
se benefician de manera prioritaria.
En el caso de Villa Clara, uno de los primeros escenarios
donde quedó implementado el proyecto, luego de Pinar del Río, el doctor Raciel
Lima, explica que es coordinado por la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la
UCLV y tiene su accionar en los municipios de Manicaragua, Santa Clara, Santo
Domingo, Cifuentes, Camajuaní y Placetas.
Añade, que lo más distintivo de la iniciativa aquí es el
proceso de interacción directa entre la academia y el campesino respecto a la
experimentación agrícola. Ello presupone la sumatoria permanente de personas a
partir de potenciar líderes locales que socialicen las buenas prácticas
agrícolas y de otra índole.
Entre las vertientes fundamentales de labor, figuran la
adaptación y mitigación al cambio climático, el trabajo con jóvenes, la
diversidad genética y tecnológica, y la transversalización de género, según el
académico.
En consonancia con dichas líneas de acción, Villa Clara se
muestra como un territorio peculiar, a partir de la integración lograda entre
las ciencias agropecuarias y otras como la Sociología, la Comunicación y el
Turismo, cuyos estudiantes y profesores también están insertados en el PIAL
para dinamizar los procesos en pasantías o convivencias en las comunidades.
Como principales resultados, Lima Orozco menciona el hecho
de que más de 80 000 productores en el país han recibido diversidad genética de
plantas y animales, se han creado 95 bancos locales de semillas, y municipios
como Báguano, en Holguín, logran autoabastecerse de simientes de frijol.
Refiere asimismo, que en el caso de los productores
vinculados al proyecto, se produjo un notable incremento en la producción de
granos, con excelentes rendimientos agrícolas; lográndose además fomentar la
avicultura familiar.
Otro logro incuestionable de PIAL es la proliferación de
pequeñas agroindustrias familiares, a la vez que la introducción del tema de
la equidad de género hizo posibles importantes aportes al bienestar familiar y
comunitario, destaca el especialista. TOMADO D E LA GRANMA DE CUBA
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