Los últimos espejos
de agua del eje metropolitano están desapareciendo a causa de los asentamientos
ilegales, ingreso de aguas contaminadas y sequía. Son vitales para la
biodiversidad y el microclima
Lagunas urbanas en riesgo de desaparecer
Por Laura Manzaneda - La orilla norte de la laguna de
Quenamari, al sur de la ciudad, seca y con basura acumulada. Es la que tiene
mayor biodiversidad en relación con los otros espejos de agua. | - Diego
Cartagena Periodista Invitado
Cochabamba o el “campo de los lagos” por el origen de su
nombre Qhochapampa, qhocha por lagunas y pampa por planicie, corre el riesgo de
perder sus últimas lagunas urbanas: Alalay, Coña Coña, Quenamari y Cotapachi, a
causa de la contaminación, la sequía, el desvío de aguas y el avance de las
construcciones.
El biólogo José Balderrama estima que sólo en la ciudad hace
más de 50 años había más de 10 lagunas. En la actualidad sólo quedan tres:
Alalay, Coña Coña y Quenamari. En Quillacollo la laguna de Cotapachi, más
conocida como el lago de los Incas por su cercanía a las qollqas (silos)
incaicos que se construyeron en la serranía del mismo nombre, está en crisis
desde hace 10 años.
La situación de las lagunas urbanas preocupa a los
ambientalistas, porque su desaparición afectará significativamente en el medio
ambiente y el hábitat de al menos 150 especies de aves entre residentes y
migratorias. El microclima y el paisaje también se verán afectados por la falta
de aporte de humedad y otros servicios ambientales, como la absorción de
materia orgánica. “Cuando una laguna se seca el microclima del lugar es
afectado, hay más calor”, dijo.
La laguna de Quenamari, ubicada al sur de la ciudad, fue
declarada patrimonio arqueológico nacional. Antes ocupaba 286 hectáreas, pero
ahora su extensión se ha reducido a la mitad, debido a asentamientos ilegales.
Las construcciones intentan ganarle terreno, ya que las orillas se rellenan con
tierra y escombros. Además, el ingreso de agua del río Tamborada está tapado.
Este espejo de agua se caracteriza por albergar la mayor
biodiversidad, por ejemplo, entre las especies que migraban estaba el búho de
orejas cortas.
La laguna de Coña Coña, al oeste de la ciudad, recibía agua
de rebalse de diferentes torrenteras y del río Rocha, pero en los últimos años
ha perdido su caudal y se desmanteló el parque que se instaló en la zona. La
malla de seguridad está perforada y el sector se limpia superficialmente.
El responsable de la Madre Tierra de la Alcaldía, Elvis
Gutiérrez, informó que en las siguientes semanas se licitará un proyecto a
diseño final para la rehabilitación de Coña Coña y Alalay, con una inversión de
400.000 bolivianos y 1,5 millones de bolivianos, respectivamente.
La responsable de la Secretaria de la Madre Tierra de la
Gobernación, Soledad Delgadillo, informó que las lagunas no han recibido
atención de las instancias responsables. Explicó que los municipios deben
diseñar planes de manejo en los que se establezcan límites y no se permita el
crecimiento de los comodatos otorgados. “La primera función de una laguna es
ecológica y ambiental”, dijo.
La laguna de Cotapachi, ubicada cerca del cerro de Cota al
sur del municipio de Quillacollo, está afectada desde hace 10 años y su
condición ha empeorado por la clausura de los ingresos de agua. Una de las
propuestas para recuperarla es captar nuevamente agua de los ríos Rocha y
Chijllawiri. El municipio dragará este espacio y piensa volver a llenarlo con
agua de lluvia y de las aguas de Misicuni que serán usadas para la pruebas de
la planta hidroeléctrica de ENDE TOMADO DE LOS TIEMPOS DE BOLIVIA
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