El guaytambo se
resiste a desaparecer
El guaytambo es una fruta tradicional del tamaño de la
manzana, tanto la cáscara como la pulpa son de color blanco.
Pese a ser la segunda provincia más pequeña del Ecuador,
después de Bolívar, Tungurahua se destaca en la región por tener uno de los
suelos más productivos y diversos.
Allí algunas localidades son reconocidas por la
multiplicidad de sus siembras, abundancia de agua, variedad de pisos cultivables
y emprendimiento de su gente. Una de ellas es la parroquia Los Andes,
perteneciente al cantón Patate, a media hora de Ambato.
Históricamente este lugar ha sido uno de los mayores
productores de la fruta insigne de la provincia, el guaytambo, así como de
tomate, chamburo, granadilla, chirimoya y aguacate.
Durante al menos 300 años Ambato fue conocida por sus
extensos y productivos cultivos de guaytambo, una fruta de la familia del
melocotón. No obstante en las últimas décadas este cultivo fue perdiendo fuerza
en la ciudad debido al reemplazo de siembras frutales tradicionales, como
manzana, durazno y mora, por nuevas especies de maduración más rápida, como
frutilla, uvilla y fresa.
A pesar de que en los 9 cantones hay pequeñas parcelas en
las que aún se conserva esta fruta. Los Andes es considerada en la actualidad
el último bastión de cultivo de guaytambo, una fruta cuyo nombre guarda una
historia muy interesante.
En Ambato la venta de esta fruta, una de las 12 clases de melocotones
que existen en el mundo, era una de las más importantes hasta mediados de los
años setenta. A los mercados y plazas de la urbe, como el Central y el Primero
de Mayo, acudían compradores de Quito, Cuenca, Guayaquil y otras ciudades del
Litoral, para adquirir el guaytambo.
El reemplazo de cultivos en la capital tungurahuense inició
en 1979, debido a las afectaciones que dejó una devastadora plaga. “Una especie
de polilla llegó desde cultivos del sur del continente, en barcos que traían
especies frutales para injertos. Esto devastó los huertos de Huachi, famoso
sector de Ambato por su potencial frutícola, Patate, Píllaro, Pelileo y otros
cantones”, explica Víctor Sánchez, agricultor ambateño de 88 años.
El declive de cultivos de guaytambo se inició en 1983, año
en que el departamento estatal de agricultura de aquel entonces ofreció de
forma gratuita plantas de frutilla y fresa, a agricultores de la zona.
Para evitar que esta historia se repita, una asociación de
Patate promueve la conservación de este producto basada en el acompañamiento
técnico del cultivo, fortalecimiento de la comercialización y creación de un
centro de acopio.
Se trata de la Asociación Agrícola Valle de Los Andes
(Asovan), la cual además apunta a mejorar los ingresos económicos de los
agricultores locales y evitar la migración de la población joven de la
parroquia hacia otras ciudades.
Mónica Sevilla, coordinadora técnica de la organización,
explicó que la idea de conformar este gremio nació hace aproximadamente un año.
“El proyecto empezó a tomar cuerpo en noviembre de 2014. Sin embargo la
construcción del Plan de Ordenamiento Territorial (PDOT) de la parroquia, que
se realizó entre abril y agosto, fue clave para la conformación de la
organización. Durante el levantamiento de la información se detectó que la actividad
económica preponderante es la agricultura y los ingresos per cápita que esta
labor deja son muy bajos”, dijo.
El 60,7% de los 1.391 habitantes de Los Andes se dedican a
actividades agropecuarias. El ingreso mensual que esta labor deja a cada comunero
no supera los $ 34, lo que no cubriría ni la mitad de sus gastos. Estas cifras
—agregó Sevilla— motivaron la creación del gremio y el fortalecimiento del
cultivo del guaytambo.
“Queremos evitar a toda costa que esta fruta desaparezca de
los suelos tungurahuenses. Al menos el 21% de las parcelas en Los Andes está
ocupado por este cultivo; queremos ampliarlo de forma progresiva sin afectar
las actuales siembras”, añadió Sevilla.
Cifras de producción
Elcira Quinteros, presidenta de Asovan, dio a conocer importantes
datos sobra la producción frutal de la parroquia.
“Los Andes tiene una extensión total de 2.130 hectáreas, de
las cuales 1.300 están cultivadas. Sus 2.280 metros de altura la hacen ideal
para la siembra de todas las clases de durazno, como el abridor, blanco,
peladillo, melocotón rosado y por supuesto de guaytambo”, dijo.
Al momento la asociación cuenta con 51 agricultores. El
objetivo para 2016 es duplicar esa cifra y fortalecer más la producción, acopio
y venta de estos productos.
Otra de las frutas representativas del sector es el tomate
de árbol, con un porcentaje de cultivo del 35%, seguido del aguacate con el
18%. Las cifras restantes corresponden a la siembra de uvilla, granadilla,
mora, fréjol, maíz y quinoa.
El árbol de guaytambo tiene una altura aproximada de 1,5
metros. Es idéntico a una planta de durazno tradicional y en época de flor
desprende una agradable fragancia dulce, que a cientos de metros alerta de la
cercanía a la cosecha.
El guaytambo es una fruta del tamaño de una manzana y tiene
la piel y la pulpa de color blanco. Su textura es muy suave y su sabor es dulce
pero no empalagoso.
El tiempo de maduración de la fruta no supera las 12
semanas. Sin embargo el tiempo que transcurre entre la siembra y la colecta es
de entre 5 y 6 meses.
La historia de la palabra guaytambo aún es un misterio, no
obstante hay una versión que goza de gran popularidad en Tungurahua.
Víctor Sánchez, agricultor ambateño de 88 años, explica los
pormenores del nombre de esta fruta. “A mediados del siglo pasado llegaron al
Ecuador ingenieros estadounidenses encargados de la instalación de las vías
ferroviarias, y estuvieron por algún tiempo en Ambato. Al ver que la tierra del
norte de la ciudad era muy fértil, decidieron sembrar una especie de melocotón
blanco que se da en California, tierra natal de los visitantes”, dijo.
El anciano continuó el relato explicando que el sector
escogido para experimentar con el cultivo fue El Tambo, zona intermedia entre
Cotopaxi y Tungurahua, donde el clima frío favorecía la germinación de esta
fruta.
“Allí además residía una familia de apellido El Tambo,
posiblemente tomaron el nombre del sector, por lo que en la primera cosecha se
nombró a la fruta tambo, vocablo al que se antepuso la palabra inglesa white, “blanco”
en español, por el color de la pulpa, bautizando de esta forma a esta especie
de melocotón como guaytambo”, agregó.
El sabor de esta especie caducifolia hizo
famosa a la ciudad y desde entonces se acuñó el apelativo ‘guaytambo’ a todos
los ambateños.
Otros productos
Los caseríos de Los Andes donde se cultiva Guaytambo son
Tontapí y Galpón, en la parte alta de la parroquia, y en las comunidades Río
Blanco y Centro, donde además se siembran achojcha, zapallo, morocho y, en
menor proporción, amaranto, mejor conocido como sangoracha.
Este último producto posee grandes beneficios alimenticios
para el ser humano, por ejemplo, provee la mayor parte de sus calorías en forma
de hidratos complejos y aporta cerca de 16 gramos de proteínas por cada 100
gramos.
Lo que lo convierte en un excelente sustituto de carnes
rojas y fuentes de hidratos de carbono en la dieta diaria con una facilidad de
digestión muy alta.
En la parroquia también hay cultivos de productos
ancestrales como quinoa, haba y morocho. Estas verduras, hortalizas y granos
estuvieron presentes por décadas en la dieta de los tungurahuenses.
Pese a que la actividad económica predominante de la
parroquia Los Andes es la agricultura, de forma complementaria se impulsa la
crianza de animales menores, como cuyes y conejos.
El modelo asociativo de Asovan abarca al momento el 9,98% de
la población económicamente activa de la parroquia. Hoy en día, los productos
agrícolas cultivados en Los Andes proveen a los mercados Mayoristas de la
región. (I) TOMADO DE EL TELEGRAFO DE ECUADOR
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