Alicaída economía
tendrá que sobrevolar un duro 2016
FOTO Donaldo Zuluaga POR JOSÉ DARÍO URIBE POR DAVID ORTIZ CASTAÑO
Infografía 61% de los encuestados por Anif y Corficolombiana
creen que en 2016 la inflación se ubicará por encima de 4,5%. $9.235 millones
de dólares entraron en Inversion Extranjera Directa al país a septiembre.
La economía en 2016 se desacelerará aún más y eso está
claro. Lo incierto para los analistas es cómo responderán los sectores
económicos y los consumidores a este periodo de turbulencia.
Abróchense los cinturones porque viene la turbulencia. Así
se resumiría el panorama económico del país para un 2016 de vientos cruzados.
La expansión del país será menos dinámica que en 2015,
principalmente porque “lo que viene estará marcado por la incertidumbre. Los
precios del petróleo se van a mantener bajos en 2016 y eso será crucial para
entender lo que va a pasarle al país”, aseguró a EL COLOMBIANO la directora de
Investigaciones Económicas de Fedesarrollo, Camila Pérez.
El barril de petróleo tocó durante diciembre su precio
mínimo en 11 años, en 36 dólares. Esto se refleja en la caída de 28 por ciento
en la inversión del sector petrolero en Colombia. Es decir, ese motor va a
menos de media marcha.
Ese escenario hará que el Gobierno intensifique su
“austeridad inteligente” y se apriete más el cinturón. Y si el capitán de este
vuelo, el Gobierno, sabe que la turbulencia será muy fuerte, lo que nos espera
a los pasajeros no será un precisamente un paseo.
Mientras los vientos de la caída del petróleo le quitaban
impulso a la economía, una corriente en contra en forma de billete verde tomaba
fuerza. Esa relación negativa entre el crudo y el dólar llevó a la divisa
norteamericana a máximos históricos de 3.356 pesos.
Y ahí las cosas se convirtieron en tormenta. La devaluación
del peso colombiano, que terminará el año perdiendo 970 pesos, le empieza a dar
forma al vuelo número 2016.
Primera escala: dólar
Con un dólar superando todos los pronósticos y volando a más
de 3.300 pesos, sus efectos le harán peso a la economía colombiana en 2016.
La devaluación del peso trajo consigo presiones sobre la
inflación que están descuadrando las cuentas del Gobierno, los empresarios y
las mismas familias.
Con el dólar por las nubes, los exportadores son llamados a
aparecer, pero el proceso tomará tiempo y las ventas externas colombianas
cerrarán 2015 más que alicaídas. A octubre se contrajeron un 35 por ciento y
las importaciones lo hicieron en 14 por ciento, con un déficit de la balanza
comercial de 12 mil millones de dólares, algo nunca antes visto en el país.
“La palabra que seguirá reinando en estos momentos en la
economía mundial será volatilidad y la sentiremos todos. La tasa de cambio
seguirá durante el inicio de 2016 entre 3.000 y 3.300 pesos”, aseguró el
director de Investigaciones Económicas de Credicorp Capital, Daniel Velandia.
Sin embargo, la posible recuperación del precio del petróleo
en la segunda mitad de 2016 podría “llevar al dólar a 2.700 o 2.800 pesos”,
agregó.
Menos pies de altura
El crecimiento del país en 2016 no tomará el vuelo que tuvo
en 2015 y mucho menos que el registrado en 2014. Al cierre de 2015, que solo se
conocerá en marzo de 2016, se espera que la expansión de la economía alcance
3,2 por ciento frente a 2014, en las cuentas del Gobierno.
Ahora bien, el próximo año no se viajará a tantos pies de
altura y las cuentas nacionales, según la expectativa del mercado, apunta a una
cifra más cercana a 2,8 por ciento.
Para Velandia, “la expansión de la economía será de 2,5 por
ciento, según nuestros análisis, principalmente, por el recorte fiscal (menos
gasto público) y la menor renta petrolera (precios bajos)”.
Pero a esto hay que sumarle el componente de la demanda, que
también le quitará altura al vuelo de la economía.
“El desempeño del consumo va a moderarse y será un gran
componente de la desaceleración que experimentará el país en 2016”, indicó
Andrés Pardo, director de Estrategia de Corficolombiana.
Menos para meriendas
Si la plata es el combustible que mueve este avión, su
disponibilidad en 2016 estará restringida. La plabra clave será la inflación,
que está aumentando a niveles de 2008, por cuenta, en parte, de la devaluación
del peso frente al dólar. Para el grupo de Investigaciones Económicas de
Bancolombia, el Índice de Precios al Consumidor (IPC), que mide la inflación,
cerrará 2015 en 6,7 por ciento.
Ese viento de cola para la economía le hará pasar malos
ratos a los pasajeros, pues el poder adquisitivo se mermará y las presiones
externas hacen poco maniobrable este tramo.
Para Carlos Gustavo Cano, codirector del Banco de la
República, la inflación seguiría repuntando hasta el segundo trimestre de 2016,
cuando empezaría a bajar de manera progresiva para encaminarse a la meta de 3
por ciento que se daría en 2017.
En otras palabras, será un año de precios altos. Muestra de
ello es lo que sucedió en 2015 con el precio de los alimentos, que es el grupo
de gasto que combina los dos factores más fuertes: devaluación del dólar y
fenómeno de El Niño.
Los alimentos en el país mostraron, a noviembre, un aumento
de 9,8 por ciento, según el Dane, y representan el 28 por ciento de la canasta
básica de los colombianos.
Para quitarle fuerza a ese viento de cola, el Banco de la
República jaló de la palanca.
Las tasas cogen altura
En 2015 el Banco de la República aumentó en cuatro
oportunidades su tasa de interés de intervención. Es decir, le subió el precio
al dinero y ubicó la cifra en 5,75 por ciento, la más alta desde mayo de 2009.
Esto se empezaría a sentir en los bolsillos de los
ciudadanos desde mediados de 2016.
“El Banco sigue en su fase de endurecimiento de la política
económica ante las fuertes presiones inflacionarias”, aseguró en días pasados
José Darío Uribe, gerente del Emisor.
Ese anuncio es una puerta entreabierta a más aumentos. La
Encuesta de Expectativas Económicas del Banco en diciembre mostró que, para
abril de 2016, los analistas creen que la tasa llegará, en promedio, a 6,07 por
ciento.
Esto debe interesarle a todos, porque hace que un motor del
avión no dé toda su potencia. “El Banco, cumpliendo con su mandato
constitucional va a atajar la inflación y procurará una desaceleración del
crédito”, acotó Carlos Raúl Yepes, presidente de Bancolombia.
En 2016, pedir créditos será más costoso y más difícil. Y el
apretón de los bancos será por lado y lado.
Por ejemplo, en materia de crédito de consumo “veremos una
cartera expandiéndose al 6 por ciento, mientras en 2015 estaba en cifras
cercanas al 10 por ciento. Aunque es una disminución, es un bajón sano para la
economía en medio de esta coyuntura”, indicó Jonathan Malagón, vicepresidente
de la Asociación Bancaria y de Entidades Financieras (Asobancaria).
Y el consumo...
Al desestimular el crédito y ante una inflación creciente,
el timonazo del Banco de la República debe reflejarse en menos consumo de los
colombianos. Y si se duermen durante el vuelo los que mueven con mayor rapidez
la economía (los hogares), el avión se desacelera.
Según los datos del Producto Interno Bruto (PIB) por el
componente de demanda entre enero y septiembre, el consumo creció 3,5 por
ciento y jalonó la economía.
Pero ojo. Esa tasa es la más baja o para el tercer trimestre
desde 2009, cuando Colombia trataba de maniobrar entre coletazos de la crisis
financiera global. Es decir, el impulso viene mermado.
Esto podría “presentar un aumento marginal del desempleo.
Sin embargo, este indicador sigue sorprendentemente bien al finalizar 2015. Un
impulso tan fuerte de la inflación tendría que afectar más el empleo, con un
ingrediente adicional, el aumento del salario mínimo. Pero esperamos que la
industria y la construcción movilicen mucho personal”, agregó Pérez, de
Fedesarrollo.
Hay que recordar que a octubre, la tasa de desempleo en
Colombia se ubicó en 8,2 por ciento, cifra mayor al 7,9 por ciento de un año
atrás.
Motores para impulsar
Ante esto, se espera que nuevos motores empiecen a operar a
toda potencia. Uno de ellos será la industria, que en lo corrido del año, a
octubre, mostró un avance de 0,2 por ciento frente a 2014, según el Dane.
En este caso se espera con ansia el efecto de la operación a
toda marcha de la nueva planta de la Refinería de Cartagena (Reficar) que,
según el presidente de la Asociación Nacional de Empresarios (Andi), Bruce Mac
Master, le aportaría 0,6 por ciento a la producción industrial.
De la reactivación de la industria dependerá entonces el
desempeño de las exportaciones y de una menor presión de las cifras negativas
de la balanza comercial.
Con este escenario que no muestra tanto dinamismo, el sector
constructor tendrá que seguir moviendo caja para no perder impulso.
El inicio de obra de algunos tramos de las vías de Cuarta
Generación (4G) prenderían una turbina adicional. Según estimaciones del
Gobierno, durante los años de construcción de las carreteras, habría un 1,56
por ciento adicional al PIB, a partir de 2016.
Por su parte, las edificaciones espera tener un crecimiento
en venta de nuevas viviendas de 11,7 por ciento en 2016, para cerrar ese año
con 187.285 casas comercializadas.
“Proyectamos que el PIB de edificaciones tenga un impulso
hasta 5,2 por ciento, pero si le sumamos el beneficio adicional de las
políticas de vivienda, podría llegar a 9,7 por ciento”, indicó la presidenta de
Camacol, Sandra Forero Ramírez.
Con más pesos que contrapesos, Gobierno, sector productivo y
consumidores tendrán que sobrevolar un 2016 con pronóstico incierto.
LA TRIBUTARIA, MILLAS EXTRA PARA EL PAÍS
La promesa de una reforma tributaria estructural tiene en
vilo al país. La necesidad de equilibrar las cargas impositivas para las
empresas y motivar la inversión “será de lo más relevante que pasará en materia
económica en el país en 2016, porque será determinante para el crecimiento del
país y la calificación internacional”, aseguró Daniel Velandia, de Credicorp
Capital. Lo único cierto en este sentido es que la tarifa general del IVA
subirá, según lo que ya se ha anticipado de las recomendaciones de la Comisión
de Expertos Tributarios. Según fuentes cercanas a sus nueve miembros, la tarifa
subiría de 16% para ubicarse entre 18% y 19%. No obstante, ante la necesidad
del Gobierno de dinero en tiempos de ajuste, se esperan más cambios. TOMADO DE
EL COLOMBIANO
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