Desaceleración económica afecta más al empleo rural que al
urbano
FOTO ARCHIVO POR HUGO LÓPEZ CASTAÑO
La informalidad del empleo en Colombia que había subido
hasta el segundo trimestre del año, se redujo otra vez en el tercero, cediendo
el lugar a un alza de la tasa de desempleo.
¿Cuál ha sido el impacto que, hasta ahora, la desaceleración
económica ha tenido sobre el mercado laboral? Las estadísticas disponibles del
Dane, sugieren que ha sido desigual en las zonas rurales y en las urbanas.
En el campo, tenemos que el empleo asalariado, de mejor
calidad, cayó considerablemente (-7,6 por ciento), entre el cuarto trimestre de
2015 y el tercero este año, unos 74.000 empleos asalariados menos.
Pero también se elevó el empleo no asalariado, exceptuando
trabajadores no remunerados que, en buena parte, se retiraron del mercado
laboral. Solo entre el segundo y el tercer trimestre los hogares campesinos
decidieron prescindir del 22 por ciento de sus ayudantes familiares (con
ingresos cero y cuyo productividad es muy baja).
De otro lado, ha subido el desempleo. Corregida por
variaciones estacionales (el Dane aún no desestacionaliza las cifras
laborales), la tasa rural total de desempleo cayó hasta febrero-abril (4,9 por
ciento) y desde entonces comenzó a elevarse alcanzando el 6,6 por ciento en el
trimestre móvil julio-septiembre. Y la tasa asalariada de desempleo se disparó
en ese mismo período, pasando del 21,9 al 26,2 por ciento (ver gráficos).
Empleo formal urbano
Para las ciudades, el Dane suministra indicadores más finos
sobre la calidad del empleo. En el agregado de las 13 principales ciudades, el
impacto de la desaceleración sobre la ocupación de mejor calidad, la formal, ha
sido más moderado y aparentemente pasajero.
Desestacionalizando cifras, entre el cuarto trimestre del
año pasado y el segundo de este año se perdieron 51.000 plazas formales de
trabajo, que se recuperaron todas y más (72.500) para el tercer trimestre. De
tal manera, entre el cuarto trimestre 2014 y el tercero 2015 el volumen del
empleo formal aumentó 0,4 por ciento.
De otro lado, la informalidad, que había crecido hasta
mediados del año, ha vuelto a decrecer, si bien viene cediendo el puesto al
desempleo que ha fluctuado, pero ha comenzado a elevarse otra vez.
Dos factores explican lo que ha pasado en el medio urbano.
El primero es la recuperación, desde el segundo y en particular durante el
tercer trimestre, del empleo formal de la construcción, a la que están ligadas,
vía insumo producto, algunas ramas de la industria y del transporte.
El segundo factor es la aceleración de la inflación, que se
viene presentando desde 2014 y que permitió estabilizar el salario mínimo real,
al menos hasta mediados del año. Pero desde entonces ha caído y también el
salario real de los trabajadores formales menos educados.
Ello favorece la creación de empleo formal menos educado,
que creció en el tercer trimestre al 9,8 por ciento anual, en el agregado de
las 13 ciudades, compensando la reducción del más educado que responde más a
las variaciones del Producto Interno Bruto (PIB).
La participación laboral de la población con alguna
educación superior se redujo considerablemente este año: del 83,3 por ciento en
septiembre-noviembre 2014, a. un promedio de 82,1 por ciento en enero-agosto de
2015.
A falta de empleo formal y con salarios a la baja, esta
población puede darse el lujo de aplazar su participación laboral hasta que
mejoren las condiciones. En cualquier caso, la caída reciente en la
participación total ha permitido minimizar el impacto de la coyuntura sobre el
desempleo.
Informalidad cede, pero...
La reducción reciente de la informalidad ha sido liderada
por la de trabajadores menos educados, pues, cuando las plazas formales de
trabajo aumentan como ha pasado este año, prefieren cambiar de estatus, pasando
a ser desempleados.
En cambio, la informalidad de los más educados, mucho menor,
ha oscilado alrededor de una media mayor que la del segundo semestre de 2014.
Entre tanto, la tasa de desempleo viene bajando desde el año
pasado para la población carente de estudios superiores, pues su empleo formal
viene elevándose rápidamente. En cambio la tasa de desempleo ha subido para los
más educados.
Cuando se desestacionalizan las cifras y se comparan las del
tercer trimestre con las del segundo, resulta que la recuperación la lideró la
construcción, que aportó el 32 por ciento de las nuevas plazas netas de trabajo
formal creadas entre julio y septiembre pasados.
La industria, probablemente los subsectores más ligadas a la
construcción, aportó el 56,9 por ciento; le sigue el transporte, almacenamiento
y comunicaciones (23 por ciento), las finanzas (6,7) y las demás ramas (11,7).
En contraste, el aporte a la variación neta del trimestre
fue negativa en servicios sociales, comunales y personales (-12,8 por ciento),
comercio (-6,4) y en inmuebles y servicios prestados a las empresas (-11,1).
Por último, un llamado de atención: el aumento del empleo
formal menos educado, como fuerza antidepresiva sobre el mercado laboral, podrá
dejar de operar, si el alza del salario mínimo para 2016 fueran muy
considerables o si el elevado crecimiento del empleo formal menos educado que
se observa y la escasez de mano de obra diestra terminaran por repercutir en
repuntes considerables en sus salarios reales.
*Investigador del mercado laboral y profesor de la Escuela
de Economía y Finanzas de Eafit. MERCADO LABORAL FORMAL DE MEDELLÍN
El investigador Hugo López llama la atención sobre el
repunte del empleo formal entre julio y septiembre pasados en el Valle de
Aburrá, al elevarse tanto para el carente de educación superior, como para
quien tiene esa formación. Pero advierte que los sueldos formales, expresados
en salarios mínimos, han bajado: “los del personal menos educado desde 2014;
los del más educado en el primer semestre, con repunte muy parcial en el tercer
trimestre”. La tasa de informalidad local se sitúa en una media de 43,3% este
año, mientras la tasa de desempleo se elevó a 10,7% en el trimestre
julio-septiembre: “Esa tasa en junio-agosto era mayor para trabajadores sin
educación superior (10,7% vs. 9,6% para más educados)”. TOMADO DE EL COLOMBIANO
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