La letal enfermedad
que amenaza a uno de los íconos del Caribe
Antigua y Barbuda padece una mortal enfermedad en sus
palmeras, que ha eliminado casi la mitad de los majestuosos cocoteros Así se
ven las palmeras taladas debido a la enfermedad.Foto:BBCPlayas de arena blanca
repletas de bellas palmeras. Esa es la imagen típica de un paraíso tropical que
ha atraído a vacacionistas al Caribe desde hace décadas. Pero en la
turismo-dependiente Antigua y Barbuda una mortal enfermedad ha eliminado casi
la mitad de los majestuosos cocoteros, dejando una serie de troncos diseminados
por todo el paisaje. Ha estado vendiendo agua de coco a US$3,70 la botella por
cuatro años, pero cuenta que en los últimos 12 meses sus suministros se
redujeron a la mitad, al igual que sus ingresos. "No he variado mis
precios porque la gente no está dispuesta a pagar más", señaló.
Una palmera con amarillamiento letal.Foto:BBC
Las autoridades aconsejan talar inmediatamente y quemar todo
lo que muestre señales de la contagiosa enfermedad -caracterizada por hojas que
se ponen amarillas y fruta que cae antes de tiempo- para prevenir que se
disemine. Pero la falta de recursos del gobierno ha hecho que el mal se expanda
desde que fue identificado por primera vez en 2012. "Afecta al turismo porque, como decimos
acá, 'el encanto está en la palmera', y realmente se está afectando al
paisaje", dice Japal a la BBC. "Es devastador ver a los troncos
parados allí, como soldados decapitados. Es un shock", lamenta.
Amenaza importada
El amarillamiento letal es diseminado por un insecto que
salta de planta en planta y que según Japal probablemente llegó en palmeras
importadas a la isla. Desde 2012 está prohibido importarlas. El mal, conocido
como amarillamiento letal, es el mismo que devastó los icónicos árboles de la
península de Florida, en Estados Unidos, y de Jamaica. Muchos en la isla viven
de la venta de productos relacionados con el coco y la enfermedad amenaza sus
ingresos
Muchos en la isla viven de la venta de productos
relacionados con el coco y la enfermedad amenaza sus ingresos.Foto:BBC
Ahora ataca el corazón cultural y económico de esta isla de
280 kilómetros cuadrados. Aquí el coco se utiliza para todo tipo de productos,
desde comidas y bebidas hasta tratamientos de belleza y medicinas
tradicionales. Cerca del 45% de las miles de palmeras de Antigua se han perdido
según los cálculos de Barbara Japal, presidenta de la Sociedad Horticultural de
la isla.
El encanto de la
palmera El vendedor callejero Julian Rose es uno de los muchos afectados
por la situación. "Hace unos años ingresaron muchas", recuerda Japal.
"Tenemos una unidad protectora de plantas pero cuando tienes un contenedor
con 3.000, ¿quién va a inspeccionar cada uno?", se pregunta. Según la
experta, debido a falta de fondos, no existe en la isla un sistema para remover
las palmeras afectadas, por lo que se depende de la acción privada. No existe
en la actualidad una cura para el amarillamiento letal, pero las palmeras
pueden ser tratadas con inyecciones cuatrimestrales del antibiótico
oxitetraciclina (OTC). "Los locales no usan OTC porque es demasiado
caro", cuenta Japal. "Solo los grandes hoteles pueden
costearlo".
Proactivos John
Murphy, encargado de mantenimiento en el resort de lujo Carlisle Bay, dijo que
los dueños decidieron ser "proactivos en vez de reactivos" para
proteger las 100 palmeras que tiene la propiedad. El costo de tratar cada
planta cada tres a cuatro meses es de US$450, informó. "No es barato y
además tiene un efecto secundario, que es que no se recomienda consumir la
leche o la gelatina de coco por un año después del tratamiento", relató. "En
lo personal no creo que el antibiótico sea 100% efectivo a menos que se trate
la palmera varias veces al año por el resto de su vida, que suele extenderse
por 60 o 70 años", afirmó Murphy. Según el encargado, la burocracia ha
enlentecido los esfuerzos por frenar la enfermedad, ya que el OTC debe ser
importado con una licencia especial y esta solo es concedida una vez que se
confirma oficialmente la presencia del amarillamiento letal. Los US$150 que cuesta testear cada planta son
una cifra prohibitiva para muchos en un país en donde el salario mínimo es de
solo US$3 la hora. "Nos tomó un mes conseguir la licencia, cuando nos
habían prometido que tardaría una semana", denunció Murphy.
Impotencia La
enfermedad es tan feroz que una palmera que no es tratada suele morir en un
plazo de tres a seis meses. El activista ecológico Martin Dudley cree que se
debería incentivar a los granjeros a que crezcan palmeras para reemplazar los
de los hoteles y lugares de vacaciones. "Mostrar palmeras paradas donde
otras han muerto es una señal de fortaleza genética", señala. Kishma
Primus-Ormond, una de las encargadas gubernamentales de proteger las plantas,
afirma que las autoridades están inspeccionado la mayor cantidad posible de
casos sospechosos, mientras trabajan talando los árboles enfermos. "No
tenemos fondos. No hay mucho más que podamos hacer", reconoce resignada. Mientras
se abre la nueva temporada de turismo, muchos en Antigua esperan que esto
alcance. Tomado de la nación de ar
No hay comentarios:
Publicar un comentario