El cambio climático pondrá en riesgo el agua y la comida del
planeta según expertos
Las industrias y la ganadería generan gases de efecto
invernadero que causan el calentamiento global.
Las industrias y la ganadería generan gases de efecto
invernadero que causan el calentamiento global.
Alimentos más caros, menos nutritivos y disrupciones en la
cadena de distribución afectarán a todo el planeta y dramáticamente a los
países más pobres, si no se toma acción para detener la degradación de la
tierra y mantener el calentamiento global por debajo de los 2°C.
Incluso con un aumento de 1,5°C, hay grandes riesgos de
escasez de agua, incendios, degradación del permafrost y de inestabilidad en el
sistema alimentario.
El Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio
Climático publicó este jueves su informe sobre La Tierra y el Cambio Climático,
en el que destaca, entre otras cosas, cómo el clima está afectando la
disponibilidad, el acceso, la nutrición y la estabilidad de los alimentos.
“La seguridad alimentaria se verá cada vez más afectada por
el cambio climático futuro a través de la disminución del rendimiento agrícola,
especialmente en los trópicos, con el aumento de los precios, la reducción de
la calidad de los nutrientes y las interrupciones de la cadena de suministro.
Veremos diferentes consecuencias en diferentes países, pero habrá un impacto
más drástico en los países de bajos recursos en África, Asia, América Latina y
el Caribe”, asegura Priyadarshi Shukla, una de las autoras del informe.
“Algunas dietas requieren más agua y más tierra, y causan
más emisiones de gases que aumentan el calentamiento global. Las dietas
balanceadas con más alimentos a base de granos, legumbres, frutas y verduras y
con alimentos animales producidos de manera sostenible, presentan oportunidades
para limitar el cambio climático”, revela la experta Debra Roberts.
El informe también asegura que hay maneras de abordar los
riesgos y reducir las vulnerabilidades en los sistemas de producción y distribución
de la comida y de gestión de la tierra.
La reducción de riesgos puede aumentar la resiliencia de las
comunidades ante eventos extremos, lo cual tiene un impacto en la seguridad
alimentaria. Un ejemplo puede ser cambios en la dieta y en los alimentos que se
cultivan para prevenir la degradación de la tierra.
Reducir la desigualdad, aumentar los salarios y asegurar el
acceso a la comida en regiones donde la tierra ya no produce también influyen
en adaptarse a los impactos negativos del cambio climático.
La tierra como un recurso crítico en la lucha contra el
cambio climático
La tierra ya está bajo una presión humana creciente y el
cambio climático se está sumando, mantener el calentamiento global por debajo
de los 2ºC solo se puede lograr reduciendo las emisiones de gases de efecto
invernadero de todos los sectores, incluidos la tierra y los alimentos.
“La tierra juega un rol muy importante en el sistema
climático. La agricultura, la silvicultura y otros tipos de uso representan el
23% de las emisiones de efecto invernadero. Al mismo tiempo los procesos
naturales de la tierra absorben dióxido de carbono equivalente a casi un tercio
del emitido por los combustibles fósiles y las industrias”, asegura el experto
Hans-Otto Portner.
Manejar los recursos de manera sostenible puede ayudar a
abordar el cambio climático. “Las elecciones que hacemos en este manejo pueden
ayudar a reducir y en algunos casos hasta reversar los impactos”, expresa el
científico del Panel Kiyoto Tanabe, quien añade que la tierra que ya está
siendo usada puede alimentar a la población mundial y al mismo tiempo proveer
biomasa para la energía renovable, pero se necesita acción temprana y extensa
para lograrlo.
La degradación de la
tierra y los riesgos añadidos al calentamiento global
Cuando la tierra se degrada se hace menos productiva y se
reduce su capacidad para absorber carbono, lo que influye en el cambio
climático, que en retorno contribuye más a su degradación.
“En un futuro, con lluvias más intensas, aumentará el riesgo
de erosión del suelo en las tierras de cultivo. La gestión sostenible de la
tierra es una forma de proteger a las comunidades de los efectos perjudiciales
de la erosión del suelo y deslizamientos de tierra. Sin embargo, hay límites
para lo que se puede hacer, por lo que en otros casos la degradación puede ser
irreversible “, añade Tanabe.
Aproximadamente 500 millones de personas viven en áreas que
experimentan la desertificación. Las áreas secas son más vulnerables al cambio
climático y a los eventos extremos, incluidos la sequía, las olas de calor y
las tormentas de polvo, con una creciente población mundial que proporciona más
presión.
El informe establece opciones para abordar la degradación de
la tierra y también examina los impactos de los diferentes niveles de
calentamiento global.
Hay riesgos muy altos de escasez de agua, riesgos por
incendios, degradación del permafrost y de inestabilidad en el sistema
alimentario, incluso con un aumento de temperatura de 1,5°C por encima de los
niveles preindustriales. El riesgo se hace mucho más intenso con un aumento de
2°C, aseguran los expertos.
Recomendaciones
Un enfoque general en sostenibilidad combinado con acciones
tempranas ofrece las mejores oportunidades para luchar contra el cambio
climático. Esto incluye, un menor crecimiento de la población, la reducción de
desigualdades, una mejor nutrición y un menor desperdicio de comida.
Si se logra un sistema alimentario más resiliente se puede
tener más tierra disponible para crear energías limpias, y al mismo tiempo
proteger los bosques y los ecosistemas naturales. Sin embargo, si no se actúa
pronto, más tierra podría necesitarse para generar energía y esto conduciría a
desafiantes decisiones sobre su uso y el sistema alimentario.
”Las políticas que apoyan la gestión sostenible de la
tierra, aseguran el suministro de alimentos para personas vulnerables y
mantienen el carbono en el suelo mientras reducen las emisiones de gases de
efecto invernadero son importantes”, agrega Eduardo Calvo, coautor del informe.
Otras políticas fuera del sector alimentario y de los
suelos, como el transporte y en medio ambiente, también hacen una diferencia
crítica en la lucha contra el cambio climático. “Actuar rápidamente costará
menos, ya que evitará más perdidas”, advierte el informe.
“Hay cosas que ya estamos haciendo, utilizando tecnología y
buenas prácticas, pero hay que aumentarlas y usarlas donde no se están
aplicando. Hay un gran potencial a través del uso sostenible de la tierra,
reducir el consumo excesivo y el desperdicio de comida, evitar que los bosques
sean quemados, prevenir el cultivo excesivo de madera para combustible y
reducir las emisiones de gases de efecto invernadero”, concluye Panmao Zhai,
presidente de un grupo de trabajo del IPCC.
El informe fue preparado por 107 expertos de 52 países, y se
trata del primero en que la mayoría de los científicos son de países en
desarrollo y hay una participación de un 40% de mujeres.
El documento será un aporte científico clave en las próximas
negociaciones sobre el clima y el medio ambiente, como el de Conferencia de las
Partes de la Convención de las Naciones Unidas para Combatir la Desertificación
(COP14) en Nueva Delhi, India en septiembre y la Conferencia Marco de la ONU
sobre el Cambio Climático (COP25) en Santiago, Chile, en diciembre.
El informe concluye que una mejor gestión de la tierra puede
contribuir a combatir el cambio climático, pero no es la única solución.
En 2015, los Gobiernos respaldaron el objetivo del Acuerdo
de París de fortalecer la respuesta global a cambio climático al mantener el
aumento de la temperatura media global muy por debajo de 2ºC por encima de los
niveles pre-industriales y perseguir esfuerzos para limitar el aumento a 1.5ºC. // tomado
de envio de mercopress
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