Hola amigos,
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El coronavirus ha expuesto las brechas de injusticia en
nuestra sociedad.
En Ecuador, los funcionarios del Instituto de
Seguridad Social del país son acusados de inflar los precios de las
mascarillas que se necesitan desesperadamente, mientras que los trabajadores
de bajos recursos siguen abarrotando los lugares públicos. Además, en una
tragedia casi inimaginable, los cuerpos de los que han muerto yacen en las
calles, debido a que años de corrupción han reducido el personal y los
suministros médicos.
Los más vulnerables de nuestras hermanas y
hermanos están siendo víctimas de la injusticia en este momento.
A largo plazo, las empresas de combustibles
fósiles y los responsables políticos que lo permiten, ven una oportunidad de
obtener beneficios a gran escala.
En Norteamérica se han tomado decisiones "de
emergencia" para alentar y facultar a los gigantes de combustibles
fósiles para que construyan oleoductos a lo largo y a lo ancho de las tierras
indígenas.
Apenas la semana pasada, en medio de la pandemia, TC
Energy, el constructor del oleoducto de Keystone, dijo que reiniciaría el
trabajo en su sucio y deplorable oleoducto gracias a una inversión de 1.100
millones de dólares del gobierno de Alberta, Canadá.
En Estados Unidos, los gobiernos estatales y federales
han hecho que las protestas contra los oleoductos sean un delito grave y han
eximido a los trabajadores del oleoducto de las órdenes de permanecer en
casa. Poner a la gente a trabajar es importante, pero los hombres y mujeres
que se esfuerzan en estos proyectos merecen algo mejor.
Un mundo más cálido es un mundo más enfermo.
El cambio climático conlleva el riesgo de una
intensificación en la gravedad de enfermedades respiratorias como el asma,
así como aumenta la frecuencia de enfermedades intestinales tales como el
cólera. La Organización Mundial de la Salud estima que en las próximas
décadas el cambio climático causará 250.000 muertes por año. La mayoría de
ellas estarán entre "los más pequeños".
Al entrar en la Semana Santa y reflexionar sobre
nuestra esperanza de una nueva vida, les invito a considerar cómo esta
injusticia puede ser redimida.
En las próximas dos semanas, compartiremos nuevos
recursos para discernir cómo trabajar por un bien mayor durante esta
crisis.
Como dijo el Papa Francisco, "¡Es tanto lo que
sí se puede hacer!"
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En fe,Christina Leaño del MCMC.
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PD: Nuestros hermanos y hermanas más vulnerables merecen
dignidad y esperanza. Tú puedes ayudar donando al Fondo para la Respuesta a Emergencias de
Caritas Internationalis’
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