También en carrera
uno de los avances que más expectativa genera
El Instituto Migal, financiado por capital estatal, está
detrás de un aerosol oral que podría “convertir a la enfermedad en un
resfriado”. A pesar de las ilusiones, la OMS solicita cautela.
Por Pablo Esteban
Imagen: AFP
Israel se destaca mundialmente por invertir
aproximadamente el 4,2% de su PIB en I+D. Es una porción considerable
si se compara con el magro 0,5% que Argentina arañó durante los últimos años. A
fines de febrero, el gobierno difundió que se prende a la carrera por
desarrollar una vacuna que pueda combatir y ponga punto final a la pandemia del
coronavirus que, desde fines de diciembre, azota al mundo. El Instituto
Migal --Instituto de Investigación de Galilea-- comunicó este jueves que sus
expertos podrían tenerla lista en poco tiempo y que, en apenas tres meses, tras
realizar los trámites correspondientes para las autorizaciones, podría estar en
el mercado. Su aplicación sería segura y, a priori, no generaría daños
colaterales de ningún tipo. Incluso, fuentes gubernamentales adelantaron que,
de concretarse, aplicarían bajos costos para democratizar las condiciones de
acceso a toda la población del globo.
¿Cómo será suministrada? Se trata de una fórmula que, de
tener éxito, operará por partida doble. Por un lado, protegerá la boca, a
partir de la activación de la respuesta inmune de la mucosa. De esta manera, se
espera que pueda restringir el ingreso del virus por su vía de entrada
principal. Por otra parte, fortalecerá el sistema inmunológico al activar los
anticuerpos y los glóbulos blancos específicos, para culminar con las
partículas virales en el caso de que éstas logren sortear la boca como primera
barrera.
La noticia no deja de ser una sorpresa, más si se tiene en
cuenta que, incluso los equipos científicos con más presupuesto del mundo, en
condiciones normales, demoran entre 10 y 15 años para la elaboración de respuestas
inmunológicas tan complejas. La incógnita por la celeridad del asunto en el
caso israelí se resuelve, al menos parcialmente, a partir de las respuestas que
elaboran sus protagonistas. De acuerdo con Chen Katz, líder del equipo, los
avances a velocidades supersónicas fueron logrados porque, desde hace cuatro
años, el Instituto trabaja en una vacuna capaz de especificarse y ser efectiva
ante varios patógenos.
Esta plasticidad, en apariencia, fue la que les permitió a
los investigadores modificar el fármaco que estaban pensando para bronquitis
infecciosa en aves de corral y así orientarlo para el SARS-COV-2. En
simultáneo, mientras ponen la droga a punto mantienen conversaciones
con las autoridades regulatorias para conseguir los permisos necesarios que los
faculten a realizar, en el corto plazo, las primeras pruebas en humanos. No
obstante, al ser una vacuna oral --de característica no invasiva-- el grupo de
Migal resolvería más fácil el enredo burocrático. Con las inyecciones, según
advierten, sería otro el cantar.
El estado de crisis global empuja a los investigadores a
doblar sus esfuerzos y a concentrarse a tiempo completo en la entrega de
soluciones. Los gobiernos están más cerca que nunca de sus complejos
científicos-tecnológicos y aceleran los procedimientos. Hay que tener en cuenta
que Israel tiene 19 víctimas fatales y aproximadamente 5 mil infectados. El
Migal es una institución que recibe financiamiento del Estado y de tradición
pujante. No obstante, aunque el mandato de la Organización Mundial de la
Salud invita a mantener la cautela y a no alimentar falsas esperanzas, el
referente del proyecto contagia de optimismo: “La vacuna podría
convertir a la enfermedad en un resfriado muy leve”, dice.
Por eso es tan importante financiar investigación básica. Si
bien es cierto que los gobiernos deben administrar partidas destinadas para
sectores considerados “estratégicos” --que varían de acuerdo a la ubicación
geopolítica y al modelo de desarrollo de cada nación--, los escenarios
contemporáneos son tan dinámicos que los problemas pueden provenir de cualquier
lugar. En este caso, los científicos tuvieron una ventaja extra porque habían
sostenido sus estudios en otros virus. No obstante, si hubieran
interrumpido sus trabajos por falta de fondos, hoy no habrían podido responder
con tanta velocidad a las necesidades que el momento de crisis actual
depara.
En el estado de emergencia actual, la OMS comunicó
que existe más de una veintena de proyectos científicos que planean el diseño
de una vacuna para combatir el coronavirus. El avance de la ciencia
abre un escenario de posibilidades impensadas décadas atrás. No obstante,
anunció que, según puede prever, no habría una solución certera hasta el 2021.
En un caso u otro, será cuestión de esperar.
Tomado de pagina 12 de ar
No hay comentarios:
Publicar un comentario