CIUDAD DE WASHINGTON, 22 de abril de 2020. Se
prevé que en 2020 las remesas caerán marcadamente, cerca de un 20 %
en todo el mundo, como consecuencia de la crisis económica inducida por la
pandemia de COVID-19 y el confinamiento. La
caída proyectada, que será la más abrupta de la historia reciente, se debe en
gran parte al desplome de los salarios y el empleo de los trabajadores
migrantes, que suelen ser más vulnerables a la pérdida de puestos de
trabajo y de salarios durante las crisis económicas de los países que los
albergan. Según las previsiones, las remesas que se envían a los países de
ingreso bajo y mediano caerán un 19,7 % hasta ubicarse en los
USD 445 000 millones, lo que representa la pérdida de un flujo
de financiamiento vital para muchos hogares vulnerables.
Diversos estudios muestran que las remesas alivian la
pobreza en los países de ingreso bajo y mediano, mejoran los resultados
nutricionales, se asocian con un gasto más elevado en educación y reducen el
trabajo infantil en los hogares desfavorecidos. Una caída en las remesas afecta
la capacidad de las familias de gastar en esas áreas, debido a que deben
destinar una proporción mayor de sus fondos a resolver la escasez de alimentos
y las necesidades de subsistencia inmediatas.
“Las remesas son una fuente de ingresos vital para los
países en desarrollo. La recesión económica actual provocada por la COVID-19
está afectando gravemente la capacidad de enviar dinero a los hogares de origen
y por eso es aún más urgente que acortemos el tiempo que llevará la
recuperación para las economías avanzadas”, sostuvo David Malpass,
presidente del Grupo Banco Mundial. ”Las remesas ayudan a las familias
a costear alimentos, atención de la salud y otras necesidades básicas. En
un momento en que el
Grupo Banco Mundial está implementando con rapidez amplias medidas para brindar
apoyo a los países, trabajamos también para mantener abiertos los canales de
las remesas y resguardar el acceso de las comunidades más pobres a los
medios que les permitan satisfacer esas necesidades más básicas”.
El Banco Mundial ayuda a los Estados miembros a hacer el seguimiento
de los flujos de remesas a través de diversos canales, así como de los costos y
la comodidad del envío de dinero, y de las regulaciones dirigidas a proteger la
integridad financiera que afectan los flujos de remesas. Trabaja con los países
que integran el Grupo de los 20 (G-20) y con la comunidad internacional para
reducir los costos de las remesas e incrementar la inclusión financiera de los
pobres.
Se espera que los flujos de remesas se reduzcan en todas las
regiones en las que trabaja el Grupo Banco Mundial: la caída más pronunciada se
observará en Europa y Asia central (27,5 %), seguida de África al sur del
Sahara (23,1 %), Asia meridional (22,1 %), Oriente Medio y Norte de
África (19,6 %), América Latina y el Caribe (19,3 %) y Asia oriental
y el Pacífico (13 %).
Esta
fuerte caída prevista para 2020 se producirá después que las remesas a los
países de ingreso bajo y mediano alcanzaron en 2019 la cifra récord de
USD 554 000 millones. Incluso con esta merma, se espera
que los flujos de remesas cobren aún más importancia como fuente de
financiamiento para estos países, debido a que, según las proyecciones, la
inversión extranjera directa (IED) caerá todavía más (más del 35 %).
En 2019, las entradas de remesas en los países de ingreso bajo y mediano
superaron los volúmenes de IED, lo que constituyó un hito importante para el
seguimiento de los flujos de recursos hacia los países en desarrollo.
El
Banco Mundial estima que en 2021, las remesas se recuperarán y aumentarán
un 5,6 % hasta ubicarse en los
USD 470 000 millones. Las perspectivas para las remesas
siguen siendo tan inciertas como el impacto de la COVID-19 en las perspectivas
para el crecimiento mundial y en las medidas implementadas para restringir la
propagación de la enfermedad. En el pasado, las remesas han sido anticíclicas:
los trabajadores enviaban más dinero a sus hogares cuando sus países de origen
experimentaban crisis y penurias. Esta vez, sin embargo, la pandemia ha
afectado a todos los países, lo que genera incertidumbres adicionales.
“Es crucial contar con sistemas de protección social
eficaces para proteger a los pobres y los vulnerables durante esta crisis,
tanto en los países en desarrollo como en las economías avanzadas. En
los países anfitriones, las intervenciones del área de protección social
también deben brindar apoyo a las poblaciones migrantes”, dijo Michal
Rutkowski, director del Departamento de Prácticas Mundiales de Protección
Social y Trabajo del Banco Mundial.
El
promedio mundial del costo de enviar USD 200 sigue siendo alto: en el
primer trimestre de 2020 se ubicó en el 6,8 %, apenas por debajo del
valor del año anterior. África al sur del Sahara continuó registrando
el costo promedio más alto, cercano al 9 %, a pesar de que los migrantes
que se trasladan a otros países dentro de esta misma región constituyen más de
las dos terceras partes de toda la migración internacional originada en ella.
“Las medidas rápidas que facilitan el envío y la llegada de
remesas pueden contribuir a brindar el apoyo que tanto necesitan los migrantes
y sus familias. Entre ellas se incluye la de considerar los
sistemas de remesas como servicios esenciales y hacerlos más accesibles a los
migrantes”, afirmó Dilip Ratha, principal autor de la reseña y director
de la Alianza Mundial de Conocimientos sobre Migración y Desarrollo (KNOMAD).
Tendencias regionales en las remesas
Los ingresos de remesas en la región de Asia
oriental y el Pacifico crecieron un 2,6 % y se ubicaron en los
USD 147 000 millones en 2019, unos 4,3 puntos
porcentuales por debajo de la tasa de crecimiento del año anterior.
En 2020, se prevé que estos flujos se reducirán un 13 % como
consecuencia de la merma en las remesas provenientes de Estados Unidos,
principal fuente de estos envíos en la región. En varios países dependientes de
las remesas, como los de las islas del Pacífico, muchos hogares podrían verse
en peligro a medida que disminuyan estos ingresos durante el período. En esta región
se prevé una recuperación para 2021, con un crecimiento del
7,5 %. Costo de las remesas: El costo promedio de enviar
USD 200 a la región de Asia oriental y el Pacifico disminuyó al
7,13 % en el primer trimestre de 2020 respecto del mismo trimestre del
año anterior. En los cinco corredores de menor costo de la región, en el cuarto
trimestre de 2019 el valor promedio fue de 2,6 %, mientras que
en los cinco de mayor costo, el promedio fue de 15,4 %.
Las remesas a países de Europa y Asia central se
mantuvieron en niveles sólidos en 2019, pues crecieron cerca de un
6 % hasta ubicarse en los USD 65 000 millones. Ucrania
siguió siendo el principal destino de las remesas en esta región, con un
volumen récord de casi USD 16 000 millones en 2019. Otras
economías más pequeñas dependientes de las remesas, como la República Kirguisa,
Tayikistán y Uzbekistán, se beneficiaron particularmente del repunte de la
actividad económica en Rusia. Se estima que, en 2020, las remesas caerán
cerca del 28 % como consecuencia del efecto combinado de la pandemia
mundial de coronavirus y la baja en los precios del petróleo. Costo de
las remesas: El costo promedio de enviar USD 200 a la región de Europa
y Asia central se redujo ligeramente en el primer trimestre de 2020 respecto
del 6,67 % registrado un año antes y se ubicó en el 6,48 %. Las diferencias de
costos entre los distintos corredores de la región son significativas: los
valores más altos corresponden a los envíos de Turquía a Bulgaria, mientras que
los más bajos fueron los de las remesas enviadas de Rusia a Azerbaiyán.
La llegada de remesas a América Latina y el Caribe creció
el 7,4 % en 2019 y alcanzó los USD 96 000 millones,
aunque el aumento fue dispar en los distintos países de la región. En Brasil,
Guatemala y Honduras, fue superior al 12 % en 2019. En Colombia,
Ecuador, Nicaragua y Panamá, las remesas crecieron más del 6 %,
mientras que las enviadas a Bolivia y Paraguay se redujeron un 3,8 % y
2,2 % respectivamente. Se estima que, en 2020, la llegada de remesas
a la región se reducirá un 19,3 %. Costo de las remesas: El
costo promedio de enviar USD 200 a la región fue de 5,97 % en el
primer trimestre de 2020. En el contexto de la crisis de la
COVID-19, los costos de transferir remesas a la región podrían elevarse
debido a las dificultades operativas que enfrentan los proveedores de estos
servicios (cierre de agentes y de oficinas, acceso al dinero en efectivo, tipo
de cambio, seguridad) y al cumplimiento de las normas contra el lavado de
activos y el financiamiento del terrorismo.
Las remesas enviadas a la región de Oriente Medio y
Norte de África se reducirán, según las proyecciones, en
un 19,6 % en 2020 hasta ubicarse en los
USD 47 000 millones, tras el crecimiento del 2,6 %
observado en 2019. Esta caída prevista es atribuible a la desaceleración
mundial y al impacto de la baja de los precios del petróleo en los países que
integran el Consejo de Cooperación del Golfo (CCG). Las remesas provenientes de
la zona del euro también se verán afectadas por la desaceleración económica que
se observaba en la zona antes de la pandemia de COVID-19 y por la depreciación
del euro frente al dólar estadounidense. Se espera que en 2021 las remesas
que recibe la región se recuperen, aunque a un ritmo más lento, cercano al
1,6 %, como consecuencia del moderado crecimiento previsto en la zona del euro
y los bajos volúmenes de fondos provenientes de los países del CCG. Costo
de las remesas: El costo de enviar USD 200 a la región fue
del 7 %, prácticamente el mismo valor que el año anterior, aunque
varía marcadamente en los diversos corredores. Para enviar dinero de los países
de ingreso alto miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económicos (OCDE) al Líbano, se sigue cobrando un porcentaje de dos
dígitos. Por otro lado, el envío de
remesas de los países del CCG a Egipto y Jordania cuesta entre el 3 % y el
5 % en algunos corredores. En el que une Arabia Saudita con Siria, los
costos han experimentado una caída abrupta debido a que se atenuó la guerra
civil en este último país.
Las remesas que llegan a Asia meridional caerán,
según se prevé, un 22 % hasta situarse en los
USD 109 000 millones en 2020, tras haber crecido el
6,1 % en 2019. Esta disminución tiene
origen en la desaceleración económica mundial provocada por el brote de
coronavirus y en la baja en los precios del petróleo. Es probable que la
desaceleración económica afecte directamente la salida de remesas desde Estados
Unidos, el Reino Unido y los países de la Unión Europea hacia Asia meridional.
Por otro lado, la baja en los precios del petróleo afectará los envíos
provenientes de los países del CCG y de Malasia. Costo de las remesas:
Asia meridional mostró los valores promedio más bajos de todas las regiones,
con un 4,95 %. Algunos de los corredores menos costosos presentaron
valores inferiores al 3 % establecido como meta en los Objetivos de
Desarrollo Sostenible, probablemente debido a los volúmenes elevados, la
competitividad de los mercados y la aplicación de tecnologías. Pero en los
corredores más costosos, los valores se ubican muy por encima del 10 %
debido a los bajos volúmenes, la escasa competencia y las inquietudes
regulatorias. Las regulaciones bancarias referidas a la lucha contra el lavado
de activos y el financiamiento del terrorismo elevan el perfil de riesgo de los
prestadores de servicios de remesas y, por lo tanto, incrementan los costos para
algunos países receptores, como Afganistán, y para algunos remitentes, como
Pakistán.
Las remesas recibidas en África al sur del
Sahara mostraron una ligera reducción del 0,5 % en 2019,
cuando alcanzaron los USD 48 000 millones. Se prevé que, debido a la
crisis de la COVID-19, los flujos de remesas que llegan a la región disminuirán
un 23,1 % y se ubicarán en los USD 37 000 millones
en 2020, mientras que para 2021 se espera una recuperación del
4 %. Esta caída prevista puede
atribuirse a una combinación de factores impulsados por el brote de coronavirus
en ciertos lugares de destino clave donde habitan migrantes africanos, entre los
que figuran los países de la Unión Europea, Estados Unidos, Oriente Medio y
China. Estas grandes economías albergan una gran proporción de los migrantes
provenientes de África al sur del Sahara y, en conjunto, representan casi la
cuarta parte del total de las remesas que se reciben en la región. Además del
impacto de la pandemia, muchos países de la región de África oriental están
sufriendo una grave plaga de langostas del desierto que atacan los cultivos y
ponen en peligro la provisión de alimentos para las personas que viven en la
región. Costo de las remesas: El envío de una remesa de
USD 200 a la región costaba en promedio un 8,9 % en el primer
trimestre de 2020, lo que representa una leve disminución respecto del
9,25 % registrado un año antes. Los corredores más caros se encuentran
principalmente en el sur de África, donde los valores llegaban hasta el
20 %. En el otro extremo del espectro, los corredores menos costosos
mostraron un promedio inferior al 3,6 %.
Para consultar la reseña sobre migración y desarrollo, así
como los datos más recientes sobre migración y remesas, consulte www.knomad.org (i). Para
interactuar con expertos en migraciones, visite http://blogs.worldbank.org/peoplemove (i).
COMUNICADO DE PRENSA N.º 2020/175/SPJ
Tomado de envio del banco mundial
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