Amenazas como la pandemia de AH1N1 nos han acostumbrado
al uso indiscriminado de estos productos.
Por
La falta de higiene expone nuestro cuerpo a la adquisición de
diversas enfermedades, por ello, los salud?
procesos de desinfección son
importantes como medida de prevención pero, ¿sabías que el abuso de estos
productos también daña tu
Estas sustancias pueden desde provocarte irritaciones hasta
generarte alergias e, incluso, afectar tu sistema inmune, según explicó el doctor Rodrigo Balam Muñoz
Soto, Profesor Investigador en la carrera de Biotecnología del Tecnológico de Monterrey, Campus Ciudad de México, en entrevista con Tec
Review Web. Aquí te contamos cómo y a qué se debe.
Para entender los efectos del exceso en el empleo de estos
productos para el cuerpo humano, el experto consideró importante tomar en
cuenta tres definiciones que, “por más obvias que parezcan” pueden confundirse
e incluso emplearse como iguales, a pesar de que tienen diferentes funciones.
La primera es la limpieza. Ésta consiste en la eliminación
de materiales extraños de una superficie —inerte o viva— mediante un proceso en
el que intervienen el agua, el jabón, el secado “y un movimiento mecánico, como
cuando nos lavamos las manos”, detalló el doctor Muñoz Soto.
La limpieza no sólo expulsa residuos como la tierra o la
suciedad, sino que barre agentes biológicos.
El siguiente concepto a analizar es la sanitización o
descontaminación, que se refiere a la reducción en la cantidad de
microorganismos a un ‘nivel de seguridad’ con el fin de evitar la presencia
de virus o bacterias peligrosos para nuestra salud.
El último es el de la desinfección. “Este es más fuerte,
porque implica la utilización de un agente químico que va a eliminar, de manera
sustantiva, el número de microorganismos”, comentó al respecto Rodrigo Balam Muñoz.
Es el principal componente químico de un desinfectante lo
que lo convierte en una sustancia potencialmente dañina para los humanos, así
como para algunos a animales y para el medio ambiente. A pesar de ello, estos productos son
utilizados frecuentemente en hospitales y clínicas. ¿Sabes por qué?
“La opción de utilizar un desinfectante depende de la
situación particular”, aclaró el especialista, “como en el caso de las
epidemias, por ejemplo, la influenza”.
El ‘boom’ de los desinfectantes
Recientes amenazas a la salud pública, como la pandemia de AH1N1, han acostumbrado
a la población al uso indiscriminado de desinfectantes.
“Durante un periodo de alerta, sí es importante el uso de
estos agentes, por la situación de emergencia en la que se está viviendo”,
aseguró al respecto el doctor Rodrigo Balam Muñoz Soto, “sin embargo es
importante que, una vez que pase la alerta, se modere su uso”.
El problema es que, tras superar una epidemia, la población
no regresa a los niveles previos de utilización de estos productos,
considerados como ‘normales’. Esto se debe, “en gran parte a la
comercialización, así como a la falta de información; ya que la gente compra
estas sustancias quizás sin tomar en cuenta que una práctica correcta de
limpieza puede disminuir significativamente el riesgo de contaminación”,
expresó el entrevistado.
Desinfectantes VS salud
¿Cómo puede el abuso de estos agentes afectar nuestro sistema inmune? Según el doctor Muñoz Soto, de la siguiente
manera:
La función de este conjunto de estructuras es la de proteger
a un organismo de las enfermedades al identificar y eliminar las células
patógenas. Cuando el sistema inmune entra en contacto con estos
microorganismos, desarrolla una gama de defensas que permiten generar una
respuesta, al menos precautoria, para que las infecciones o bacterias no causen
tanto daño al cuerpo. “Es el principio de las vacunas, por ejemplo”, recordó el
experto.
Sin embargo si reducimos, mediante el uso de desinfectantes,
la cantidad de gérmenes a los que estamos expuestos, nuestro sistema inmune “se vuelve flojo, porque no tiene a
quien atacar”, agregó, “es así que se vuelve mucho más sensible a cualquier
agente externo”.
¿Existen desinfectantes buenos y malos?
Estos productos trabajan mediante la oxidación de los
gérmenes, rompiendo sus paredes celulares. La combinación de ingredientes es la
que logra terminar con la vida de estos microorganismos.
Existen muchos tipos diferentes de desinfectantes en el
mercado, con componentes como alcoholes, coloro y compuestos clorados,
formaldehído, glutaraldehído, peróxido, yodóforos, orto-ftalaldehído (OPA),
ácido peracético, compuestos fenólicos y compuestos de amonio cuaternario,
entre otros. Entonces, ¿cuáles de estos nos hacen menos daño y cuáles debemos
evitar?
“Aquellos que contienen compuestos cuaternarios de amonio,
amoniaco o cloro son ejemplo de agentes que eventualmente dañan los tejidos y
también pueden causar reacciones adversas”, explicó doctor Rodrigo Balam Muñoz
Soto, “como siempre, los más vulnerables son los niños, porque su sistema inmune está aún en desarrollo”.
La opción, de acuerdo con el especialista, es buscar
desinfectantes amigables con el medio ambiente a través del llamado sello verde
o de una leyenda que certifique “que no daña la naturaleza, ya que si no son
tan abrasivos con el planeta, mucho menos con el cuerpo humano”, aconsejó el
doctor Muñoz Soto.
Además, insistió en que las prácticas de limpieza deben ser
la principal estrategia para reducir la cantidad de desinfectantes que
utilizamos, así como en que “no se trata de eliminarlos por completo, porque en
algunas ocasiones son imprescindibles, sino de usarlos de una manera razonada”.
Tomado de tec review de instituto tecnológico de monterrey
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