La televisión permite a los niños en la ciudad de Maputo, Mozambique, seguir aprendiendo, a pesar de las interrupciones causadas por la COVID-19. De hecho, en los países más pobres del mundo, la tecnología ayuda a las personas a enfrentar los impactos en los sistemas educativos. Para la Asociación Internacional de Fomento (AIF) del Banco Mundial, la educación como forma de fomentar el capital humano de un país es una de las prioridades clave, a fin de impulsar una recuperación resiliente. (Fotografía: Claudio Fauvrelle/UNICEF.)
Shukria, de 24 años, cose para salvar vidas en Nakarabad,
unos 500 kilómetros al noroeste de Kabul. Produce alrededor de 100 mascarillas
al día para los 1700 habitantes de su pueblo natal, cubriendo la escasez de
este simple artículo que salva vidas.
Esta joven se suma a un grupo cada vez mayor de mujeres
afganas que están produciendo mascarillas para sus comunidades. Se enteró de
las consecuencias de la pandemia de COVID-19 a través de una campaña nacional
de información realizada por el Programa Carta Compromiso con el Ciudadano de Afganistán (i).
“La campaña nos permitió tomar conciencia de los peligros
del coronavirus”, recordó Shukria.
La COVID-19 ha cobr ado un alto precio en Afganistán, un
país que ya enfrenta conflictos y elevadas tasas de pobreza. De manera
similar, la
pandemia está afectando a los 74 países más pobres del mundo, que reciben
asistencia de la Asociación Internacional de Fomento (AIF) del Banco Mundial.
El Programa Carta Compromiso con el Ciudadano es uno de los numerosos proyectos
que la AIF implementa para salvar vidas y proteger los medios de subsistencia
frente a la COVID-19.
Ver la infografía completa: Respuesta
de la AIF a la COVID‑19: rapidez, escala y selectividad
Salvar vidas: prioridad máxima de la AIF
A principios de este mes, el
Banco Mundial aprobó su primera operación financiada por la AIF relacionada con
las vacunas contra la COVID-19 en África. Esta permitirá a Cabo Verde
comprar y distribuir vacunas, de conformidad con el mecanismo COVAX para el
acceso mundial a las vacunas contra la COVID-19.
“Para Cabo Verde, la preparación para las vacunas es una de
las principales prioridades en los próximos meses”, dijo el Dr. Jorge Noel Barreto (i), coordinador de la
respuesta a la COVID-19 en este país. “Nos aseguramos de que el país cuente con
los sistemas de cadenas de frío y logística adecuados... con el objetivo de
vacunar al menos al 60 % de la población”.
Incluso con las vacunas en el horizonte, la COVID-19
presenta un panorama sombrío para los países de la AIF. Se prevé que, para fines de 2021, la pandemia empujará a la
pobreza extrema a entre 55 millones y 63 millones de personas.
"Los países más pobres del mundo son los más
vulnerables en esta crisis mundial. La AIF está en una posición única para
ayudar a los países a proteger los avances logrados con tanto esfuerzo y evitar
secuelas económicas duraderas mientras emprenden una recuperación ecológica,
resiliente e inclusiva"
Akihiko Nishio
Vicepresidente de Financiamiento para el Desarrollo,
Banco Mundial
Cuando los países dan los primeros pasos en un camino
incierto hacia la recuperación, la AIF ha organizado una respuesta caracterizada por la rapidez,
la escala y la selectividad, movilizando hasta
USD 55 000 millones entre abril de 2020 y junio de 2021.
El objetivo de este esfuerzo de respuesta: empoderar a los
países para que emprendan una recuperación resiliente e inclusiva.
Inversiones en sistemas de salud: la clave para la
resiliencia
A través de diversas crisis sanitarias, la AIF ha demostrado
ser una fuente constante de asistencia y conocimientos especializados para los
países más pobres del mundo. El brote de ébola de 2014–16 en África occidental
puso de manifiesto de manera dramática la necesidad de tener sistemas de salud
más resilientes y responder más rápidamente ante las emergencias sanitarias.
Después del ébola, se implementó el Proyecto de Mejoramiento de los Sistemas Regionales de
Vigilancia de Enfermedades (REDISSE, por sus siglas en inglés) (i)
para prestar servicios a Guinea y a otros 15 países de África occidental y
central, con el apoyo de la AIF. En la actualidad, tanto la asistencia para el ébola (i) como REDISSE han puesto a
estos países en una mejor posición cuando enfrentan nuevas crisis sanitarias.
En el vecino Senegal, REDISSE ha infundido también la
convicción de estar preparados.
“Pudimos mejorar los sistemas de vigilancia para todo tipo
de enfermedades en Senegal”, dijo el Dr. Alpha Sall, director general del
Instituto Pasteur en Dakar. “Los equipos suministrados nos permitirán detectar
rápidamente [enfermedades] y mejorar nuestra capacidad para movilizar recursos
y responder a brotes como el coronavirus”.
"[Con el apoyo del Proyecto REDISSE], “pudimos
mejorar los sistemas de vigilancia para todo tipo de enfermedades en Senegal.
Los equipos suministrados nos permitirán detectar rápidamente [enfermedades] y
mejorar nuestra capacidad para movilizar recursos y responder a brotes como el
coronavirus"
Dr. Alpha Sall
Director general, Instituto Pasteur, Dakar
De manera similar, en Camboya, la fuerte vigilancia
epidemiológica y la capacidad de los laboratorios nacionales de salud
permitieron que el sistema sanitario del país no se viera desbordado por la
crisis causada por la COVID-19. Usando como base años de inversiones en
el sector de la salud (i), la AIF pudo desembolsar
financiamiento rápidamente, y ayudar al Gobierno a adquirir suministros
esenciales para responder a la emergencia al inicio de la crisis. A pesar de
experimentar casos de COVID-19 relativamente temprano, el país no ha sido muy
afectado por la pandemia.
Recuperación equitativa e inclusiva: asegurarse de que
nadie quede atrás
En
los países vulnerables, frágiles y afectados por conflictos, la pandemia de
COVID-19 está ejerciendo presión sobre los sistemas de salud y las economías
que ya se encuentran en dificultades. La AIF facilita el apoyo a
través de asociaciones en países como Yemen, donde más de media década de
conflictos ha dejado huellas. En colaboración con la Organización Mundial de la
Salud y UNICEF, el proyecto proporciona a más de 22 millones de yemeníes servicios de salud y nutrición que salvan vidas (i) al
aumentar el financiamiento para 72 hospitales y 1970 centros de atención
primaria de la salud.
Además, los
sistemas de protección social son un importante medio de apoyo para los pobres
y vulnerables durante crisis como la pandemia de COVID-19. En Burkina
Faso, un país todavía plagado de conflictos, el Gobierno amplió rápidamente su programa de transferencias de
efectivo (i) en respuesta a la COVID-19 para llegar a las personas más
vulnerables. Aprovechó los sistemas de pago y los registros de beneficiarios
existentes, incluido el programa de protección social más grande del país,
“Burkin-Naong-Sa Ya”, que significa “fin de la pobreza en Burkina Faso” en el
dialecto local mooré. Con el apoyo de la AIF, más de 45 países de África al sur
del Sahara han establecido redes de protección social.
La AIF ayuda también a los países a aprovechar la tecnología
para ampliar el acceso al aprendizaje en medio de la crisis que afecta a los
sistemas educativos en todo el mundo. En Pakistán, el Gobierno aprovecha la
crisis como una oportunidad. Con asistencia de la AIF, el proyecto sobre la eficacia de la respuesta ante una pandemia en
Pakistán (i) puso en marcha TeleSchool, un canal de televisión
dedicado a transmitir contenido educativo para estudiantes de los grados 1.o al
12.o. En países como Pakistán, donde casi 1 de cada 3 niñas nunca ha
ido a la escuela, los programas de educación a distancia ofrecen oportunidades
que superan los desafíos y permiten el acceso ininterrumpido a los recursos
educativos.
“Con el brote de coronavirus, era muy difícil seguir
estudiando. Pero la iniciativa TeleSchool del Gobierno realmente nos ha ayudado
a sobrellevar la situación”, recordó un estudiante de la escuela primaria
Rawalpindi.
Empleos: activar las economías para proteger los medios
de subsistencia
La
pandemia de COVID-19 ha provocado un colapso económico en muchas partes del
mundo. El PIB per cápita disminuyó 3,5 % en 2020, anulando
entre tres y cuatro años de avances en la reducción de la pobreza. Los primeros
datos indican que el impacto de la pandemia en el mercado laboral será enorme,
duradero y sorprendentemente desigual.
En medio de tales estadísticas, la AIF durante mucho tiempo
ha estado en la primera línea ayudando a los países en desarrollo para
transformar sus economías, garantizar resultados de aprendizaje, proporcionar
capacitación y crear empleos productivos, que a menudo son para muchos el único
camino para salir de la pobreza.
Mujeres, como Kamala B. K., de 38 años, de la región de
Nepal central, tienen esperanza gracias a los resultados sostenibles de la
asistencia proporcionada por la AIF. Es una de las 149 mujeres albañiles móviles,
que han sido capacitadas y contratadas en los 14 distritos más afectados por el
terremoto de 2015 en el marco del Proyecto de Reconstrucción de Viviendas (i) financiado
por la AIF. En un momento en que muchos ingenieros de campo no pueden estar
presentes en el terreno debido a las restricciones relacionadas con la
COVID-19, los vecinos como Kamala son muy solicitados.
“La capacitación para ser albañil cambió mi vida”, dijo
Kamala. “Me dio la oportunidad no solo de adquirir nuevas habilidades y
experiencias, sino también de servir a mi comunidad”.
La AIF sigue encontrando maneras creativas de respaldar
inversiones para proomover el empleo y la inclusión financiera. En Bangladesh,
Camerún, Côte d’Ivoire, Liberia, Nigeria, Rwanda y Uganda, el Servicio
de Financiamiento para el Sector Privado de la AIF otorga préstamos
para capital de trabajo a las pequeñas y medianas empresas más afectadas por la
COVID-19, ayudándolas a seguir abiertas
Inseguridad alimentaria: abordar los graves impactos de
la COVID-19
A fines de 2020, 233 millones de personas en los países de
la AIF sufrían inseguridad alimentaria, y se prevé que ese número
aumentará en 2021 y 2022. A diferencia de las crisis alimentarias
anteriores, los
principales factores que aumentan la inseguridad alimentaria en el marco de la
COVID-19 son las reducciones de los ingresos y de las remesas debido a los
confinamientos y la creciente inflación de los precios de los
alimentos impulsada por perturbaciones del mercado interno y la depreciación
monetaria.
Durante la crisis alimentaria de 2008, la AIF estuvo
presente, acelerando la asistencia a través del Programa
de Respuesta a la Crisis Mundial de los Alimentos (GFRP, por sus siglas en
inglés). Entre 2008 y 2012, el programa benefició a 57,3 millones de personas,
apoyando, por ejemplo, programas de protección social e intervenciones
agrícolas.
En la actualidad, la respuesta de la AIF en materia de seguridad alimentaria para
enfrentar la COVID-19 (PDF, en inglés) —USD 5300 millones en
nuevos compromisos— se centra una vez más tanto en el presente como en el largo
plazo. Aproximadamente la mitad de estos compromisos financiarán inversiones a
largo plazo en resiliencia, de acuerdo con el enfoque reforzado de la AIF en
los factores básicos como los conflictos, el clima y las enfermedades
zoonóticas. Los proyectos se focalizan en aquellos que están en la mira de la
pandemia: las mujeres, los niños, los refugiados, las personas con discapacidad
y otras poblaciones vulnerables.
Clima: gestionar los recursos naturales para reconstruir
mejor
La
pandemia de COVID-19 es un recordatorio de la estrecha relación entre la salud
humana y la del planeta. Dado que la frecuencia y el impacto de los
brotes de enfermedades zoonóticas como la COVID-19 —enfermedades infecciosas transmitidas
de animales a humanos— aumentaron en las últimas dos décadas, la AIF colabora
estrechamente con los países para apoyar sus esfuerzos por conservar mejor
y gestionar
de manera sostenible la biodiversidad.
“Queremos que la Reserva Forestal Mecuburi esté verde de
nuevo, que produzca agua y otros servicios ambientales para nuestros medios de
subsistencia, como solía ser en la época de nuestros antepasados", dijo
Felismino Manhica, un líder local del distrito Mecuburi en Mozambique.
Manhica es uno de los 40 líderes comunitarios que
completaron la capacitación para identificar oportunidades de restauración y
seleccionar intervenciones factibles, gracias al Proyecto de Gestión de las Zonas de Conservación de la
Biodiversidad y Fomento del Desarrollo de Mozambique (i) financiado
por la AIF. La restauración de tierras degradadas es una prioridad para
Mozambique, un país dotado de más de 32 millones de hectáreas de bosques
naturales que albergan 6000 especies de plantas, aves y mamíferos. El apoyo de
la AIF protege los hábitats y mejora al mismo tiempo la vida de
20 000 personas, de las cuales casi la mitad son mujeres, en los
alrededores de los parques nacionales, proporcionando actividades alternativas
de generación de ingresos.
En algunas partes de la región del Sahel —en
particular en Burkina Faso, Chad, Malí, Mauritania, Níger y Senegal— el
cambio climático agrava el costo humano y económico de la COVID-19. Las
estaciones de lluvia se están acortando, mientras que las de sequía se
prolongan: en ocasiones llegan a durar hasta nueve meses. La sequía de 2010 fue
particularmente difícil. Con temperaturas que aumentan 1,5 veces más rápido que
el promedio mundial, estos países enfrentan una mayor escasez de agua, lo que
reduce el rendimiento de los cultivos y la productividad del ganado, y afecta
la seguridad alimentaria y los precios de los alimentos. Es por eso que la AIF
invierte en programas para aumentar
el apoyo a los esfuerzos de restauración de tierras degradadas, impulsar la productividad agrícola (i) y mejorar la
seguridad hídrica para establecer sistemas alimentarios resilientes a los
eventos climáticos y paisajes sostenibles.
Como ilustran las historias de Mozambique y el Sahel, es
imperativo tomar medidas ahora para enfrentar los problemas relacionados con el
clima. Proteger los ecosistemas naturales y la biodiversidad y abordar los
impactos del cambio climático son una parte fundamental del programa, a medida
que los países se embarcan en una recuperación verde, inclusiva y resiliente.
La meta final: posicionar a las comunidades en el camino
hacia una recuperación resiliente
La
pandemia ha provocado la mayor contracción económica mundial en ocho décadas y
cambios profundos en la manera de trabajar de las personas y en el
funcionamiento de las economías tanto a nivel mundial como local. Para
personas como Shukria, el Dr. Barreto, el Dr. Sall, Kamala y Felismino, el
apoyo continuo de la AIF para los sistemas de salud resilientes, las redes de
protección social, la sostenibilidad, la seguridad alimentaria y la
transformación económica se torna evidente cuando intentan resistir los
impactos de esta pandemia. En momentos en que los países comienzan a vislumbrar
la recuperación y se ven atisbos de esperanza en el horizonte, la AIF sigue
siendo un socio firme, convocando a asociados globales para que los países
puedan emprender una recuperación resiliente, inclusiva y sostenible en que
nadie quede atrás.
ENLACES RELACIONADOS
- Asociación Internacional de Fomento
(AIF)
- El
Grupo Banco Mundial y la Respuesta a la pandemia de COVID-19
- Infografía:
Respuesta de la AIF a la COVID 19: rapidez, escala y selectividad
- Serie
de blogs: Resultados en los países más pobres durante COVID-19
- Panorama
general: historias en profundidad sobre cómo poner fin a la pobreza (i)
Tomado de envio banco mundial
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