Un nuevo agravante al Cambio Climático
Otra
barrera contra el cambio climático en peligro.
Se trata
de las algas, pastos marinos, ciénagas y manglares
Fig 1
Los
lugares protegidos marinos del Patrimonio Mundial de la UNESCO en países como
Colombia, México y Argentina son una parte fundamental para mitigar el cambio
climático debido a que absorben grandes cantidades de carbono, y además, entre
otras cosas, mejoran la calidad del agua, protegen a las comunidades costeras
del aumento del nivel del mar y les proporcionan medios de vida. Sin embargo, y como otros ecosistemas, están
amenazados por las actividades humanas.
Los
bosques de algas, los pastos marinos, las ciénagas y los manglares son una de
las mayores reservas de carbono de la atmósfera y el océano y son vitales para
ralentizar el calentamiento global, pero su degradación podría liberar miles de
millones de toneladas de CO2 y otros de gases de efecto invernadero si no se
invierte en su conservación, advierte un nuevo informe de la Organización de las
Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
Durante
las últimas décadas, los científicos han descubierto que estos ecosistemas,
llamados “de carbono azul”, se encuentran entre los sumideros de carbono más
intensivos de la biosfera.
“Los
ecosistemas de carbono azul, que se encuentran en los márgenes de las costas
del mundo, son viveros y hábitats de numerosas especies marinas y terrestres y
desempeñan un importante papel ecológico en el ciclo de los nutrientes y el
carbono, en la protección de las costas y en el mantenimiento de los medios de
subsistencia y el bienestar de las comunidades locales”, declaró en un
comunicado Ernesto Ottone, el subdirector general de Cultura de la
Organización.
A pesar
de representar menos del 1% del área oceánica mundial, estos sitios y las áreas
circundantes inmediatas para las que se dispone de datos comprenden al menos el
21% del área mundial de ecosistemas de carbono azul y el 15% de los activos
mundiales.
Entre
ellas, se encuentran los manglares de Sundarbans de India y Bangladesh, que
forman parte del mayor bosque de manglares del mundo; el Parque Nacional de los
Everglades, en Estados Unidos, y la Bahía Shark, en Australia Occidental, que
contienen las mayores praderas marinas documentadas del mundo; también en
Australia, la Gran Barrera de Coral, con el mayor ecosistema de algas marinas
del mundo; y el Mar de Wadden, que se extiende sobre las costas de Dinamarca,
Alemania y los Países Bajos e incluye algunas de las zonas intermareales más
bajas del mundo. Los sitios marinos del Patrimonio Mundial también albergan uno
de los organismos vivos más antiguos y grandes del planeta, las praderas
marinas de posidonia en la isla española de Ibiza.
En el
mismo orden América Latina se encuentran la ciénaga o marisma de Sian Ka’an, en
México; los pastos marinos del Santuario de la Isla de Malpelo, en Colombia; y
la ciénaga de la Península Valdéz, en Argentina.
Los
manglares y prados marinos son hábitats naturales de gran importancia en la
lucha contra el cambio climático.
Los desafíos de estos ecosistemas
De
acuerdo con la UNESCO, este conjunto único de ecosistemas marinos se enfrenta a
retos muy diversos, que van desde la contaminación, como la basura plástica,
hasta el cambio climático.
“Debido
a que almacenan tanto carbono, los ecosistemas de carbono azul se convierten en
fuentes de emisiones de CO2 cuando se degradan o destruyen. La protección y la
restauración de estos ecosistemas presentan una oportunidad única para mitigar
el cambio climático”, asegura el profesor Carlos M. Duarte, que participó en el
informe.
A pesar
de su papel ecológico fundamental, los ecosistemas de carbono azul han recibido
mucha menos atención que los ecosistemas más carismáticos, como los arrecifes
de coral, con los que suelen estar asociados y están infrarrepresentados en las
áreas marinas protegidas, asegura el informe.
Como
consecuencia, y dada su proximidad a la tierra han sufrido grandes pérdidas.
Aproximadamente la mitad de la extensión histórica de los hábitats de
sedimentos blandos con vegetación se ha perdido, en parte por la conversión a
otros usos, lo que afecta directamente a los manglares y ciénagas e
indirectamente a las praderas de pastos marinos a través del deterioro de la
calidad del agua. Otras presiones, como la eutrofización (una sobreabundancia
de nutrientes debido a actividades humanas), la sobrepesca y el cambio
climático, también han provocado importantes pérdidas de praderas de pastos
marinos en todo el mundo.
Al
conservar los ecosistemas de carbono azul, se pueden proteger las grandes
reservas de carbono que se han acumulado durante milenios, y a medida que se
restauran, también pueden recuperar su función como sumideros de carbono y
ayudar a mitigar el calentamiento global.
Las algas marinas pueden usarse como alimento para los animales y podrían ayudar a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Fig 2
La
importancia de su protección
Los
beneficios de conservación de los ecosistemas de carbono azul dentro de los
sitios marinos del Patrimonio Mundial se extienden mucho más allá de sus
reservas de carbono, asegura el informe.
Los
ecosistemas de carbono azul, en particular los pastos marinos, ayudan a mejorar
la calidad del agua atrapando sedimentos y absorbiendo y procesando nutrientes.
También pueden mejorar las condiciones de los ecosistemas adyacentes, incluidos
los arrecifes de coral.
Estos
hábitats son esenciales para la biodiversidad marina y terrestre. Una amplia
gama de especies terrestres, casi cinco veces más de lo que se pensaba
originalmente utilizan los manglares.
Además,
todos estos ecosistemas sustentan la pesca como criaderos de peces y
proveedores de alimentos, alimentando las redes tróficas costeras, incluidas
las de los arrecifes de coral. También contribuyen significativamente a los
medios de vida y las prácticas y valores culturales de las comunidades locales
y tradicionales que viven dentro de los sitios marinos del Patrimonio Mundial
de la UNESCO.
Según
los expertos de la UNESCO, juegan además un papel global significativo en la protección
de las costas y la adaptación al cambio climático, y ayudan a reducir la
energía de las olas costeras, reduciendo los impactos de las tormentas y otros
eventos extremos.
Asimismo,
elevan el fondo marino atrapando sedimentos y otras partículas con sus extensos
y productivos sistemas de raíces. La acumulación de sedimentos a lo largo del
tiempo puede permitir que estos hábitats sigan el ritmo del aumento del nivel
del mar mientras almacenan grandes cantidades de carbono.
Durante
largos períodos, estas acumulaciones de sedimentos también han proporcionado
registros de alta resolución de las condiciones ambientales pasadas. Los
ecosistemas de carbono azul dentro de los sitios marinos son reservorios
importantes de diversidad genética para la rehabilitación de sitios adyacentes
degradados por actividades humanas o eventos extremos. Por ejemplo, los pastos
marinos del Mar de Wadden están proporcionando recursos genéticos vitales para
la recuperación de pastos marinos en aguas adyacentes, donde se han perdido debido
a la mala calidad del agua.
Cómo
protegerlos
La
UNESCO propone financiar la conservación de estas riquezas naturales a partir
de oportunidades emergentes en los mercados de carbono azul.
“Acceder
a estas oportunidades requiere demostrar que cualquier beneficio de carbono
derivado de la conservación y restauración está directamente relacionado con
estas acciones, y que en su ausencia el hábitat se habría degradado, lo que
habría generado emisiones de carbono”, explica el informe.
Invertir
en la conservación y restauración de los sitios marinos del Patrimonio Mundial
de la UNESCO ofrece importantes oportunidades para mitigar el cambio climático,
cumplir los objetivos del Acuerdo de París en virtud de la Convención Marco de
las Naciones Unidas sobre el cambio climático al incluir estos activos en las
contribuciones determinadas a nivel nacional y financiar la conservación, al
menos en parte, a través de los créditos de carbono resultantes.
FUENTE:
Noticias de la ONU/ UNESCO enviado por osvaldo
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