La ceremonia se realizó una vez más en la Diagonal de los Artesanos de Mar del Plata y estuvo a cargo de la amauta Delia Chavez. Repudió los actos de violencia ocurridos en Jujuy y pidió más respeto por la tierra y la naturaleza.
Alrededor de medio centenar de personas participó ayer por la tarde de un nuevo tributo a la Pachamama a través de la tradicional ceremonia que año a año tiene lugar en diferentes puntos de América Latina. El punto elegido en Mar del Plata fue, como de costumbre, la Diagonal de los Artesanos, donde esta popular creencia de los pueblos andinos se hizo presente a través de la amauta Delia Chávez, quien repudió los recientes hechos de violencia ocurridos en Jujuy y pidió que las tierras en disputa sean entregadas a los pueblos originarios. Minutos después de las 16, el folklore, los colores que representan a las comunidades autóctonas del continente, el vino tinto con canela y los aromas que irradian del característico ritual, crearon el escenario ideal en el centro de la ciudad para llevar a cabo la ofrenda a la Pachamama que da comienzo a las celebraciones que se extenderán durante todo el mes de agosto. En esta oportunidad, durante el tributo a la “Madre Tierra” los organizadores se solidarizaron especialmente con las familias de Jujuy afectadas por los recientes actos de violencia que tuvieron lugar en el marco de un desalojo en la localidad de Ledesma que terminó con cuatro muertos. En diálogo con El Atlántico, la amauta a cargo de la ceremonia explicó: “Todos sabemos lo que aconteció hace unos días en Jujuy. A nosotros los que estamos en las grandes ciudades, se nos hace difícil estar allá con ellos. Pero por eso mismo nos solidarizamos con ellos desde acá”. A pesar de la distancia, Chávez destacó que los norteños que residen en Mar del Plata “no pueden estar ajenos a la situación de violencia que se vive” en el norte de nuestro país que, según indicó, “son cosas pasan porque no existe el respeto”. “Están las leyes pero no se nos respeta. Los grandes terratenientes que explotaron a nuestros padres siguen con el mismo poder y quieren manejar a todos. Son los mismos que oscurecieron históricamente a nuestros ancestros”, añadió. En esa misma línea, la amauta adelantó que la semana próxima viajará al norte del país para reunirse con las familias damnificadas que, casualmente, son originarios de su mismo pueblo. “Voy a viajar para Jujuy pero no voy a llevarles ropa usada ni polenta, sino leyes aprobadas; aquellas por las que venimos luchando desde la provincia de Buenos Aires por las tierras y el territorio”. Tras destacar que las tierras en disputa “deben ser entregadas a los nativos”, Delia Chávez explicó que la alegría que caracteriza a este tributo a la “Madre Tierra”, sale de la energía de los pueblos “para protegernos del avasallamiento que hubo y que sigue habiendo”. “Por eso la ofrenda a la Pachamama es la forma de transformar el dolor de los pueblos originarios, porque en el caso contrario estaríamos destrozados y no seguiríamos de pie. Pasaron más de 500 años y seguimos de pie”, destacó.
CONSERVAR LA IDENTIDAD La vorágine cotidiana en la que se ve sumergido el hombre de ciudad presenta una realidad muy diferente a la vivencia diaria de quienes habitan los pueblos más pequeños del norte de América Latina, para quienes no resulta sencillo mantener tradiciones como la celebración de la Pachamama cuando por distintos motivos han debido trasladarse a localidades más urbanas.“Nos da mucha fuerza esta celebración porque no es fácil hacer permanecer a nuestra cultura”, resumió la amauta Delia Chávez al tiempo que reconoció: “Estoy feliz de que haya venido tanta gente. Nuestro padre Sol nos ha regalado un domingo hermoso. Y nunca una ceremonia es igual a otra. Somos libres y nos desarrollamos de forma muy espontánea, lo que hace que nuestros impulsos vayan permitiendo que se desarrolle esta ceremonia tan ancestral.Para la organizadora de esta ofrenda resulta “un compromiso muy grande” realizar la actividad en nuestra ciudad. Por ello, tras aclarar que esta tradición andina “transforma al que participa de ella”, la amauta indicó: “A mí me encantaría celebrar la Pachamama como se hace en los pueblos del norte originalmente, pero en la ciudad hay un reglamento y un estatuto que nos obliga a sujetarnos a eso. Pero muchos se olvidan de que nosotros estamos antes de esos reglamentos, somos pueblos preexistentes. A pesar de eso, tratamos de respetar la cultura del blanco para mantener nuestra identidad”.Sin embargo, de acuerdo con Chávez, en las ciudades “persiste la discriminación” hacia los pueblos y “muchos hermanos han tenido que callar su origen en las grandes ciudades como Mar del Plata”. “Allá en el norte el 80% somos originarios y nos respetamos mutuamente y es otra la vida que llevamos”, completó. “SOMOS GUARDIANES DE LA NATURALEZA”La Pachamama o pacha (del aymara y quechua pacha: tierra; mama: madre - es decir "Madre Tierra") es la gran deidad entre los pueblos indígenas de los Andes Centrales de América del Sur.La divinidad representa a la Tierra, pero no solo al suelo geológico, sino a toda su esencia. De acuerdo a la creencia, todos los seres humanos se alimentan de ella y por ello es necesario rendirle tributo.“Es un nuevo ciclo agrícola, así que a partir de agosto, el hombre que trabaja con la tierra va a empezar a abrirla para sembrar y entonces es un nuevo inicio”, explicó Chávez.Finalmente, consultada acerca del impacto que produce la ceremonia, la amauta consideró: “Si la gente tuviese más amor y respeto por la tierra, no se contaminaría ni se lastimaría a la naturaleza. Nosotros somos guardianes de nuestra naturaleza y sabemos que todo lo que pasa repercute sobre nosotros como seres humanos”.
Tomado de Redacción El Atlántico de Mar del Plata
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