Acción Ecológica alerta sobre la Conferencia de Naciones Unidas Río+20
Se está diseñando una “economía verde” (1), nuevo brazo neoliberal que se convertirá en el eje de las políticas socioeconómicas, ambientales, a nivel nacional e internacional, que supondrán nuevos planes de ajuste estructural para asegurar que esto sea posible.
La economía verde necesita de la extrema mercantilización de la naturaleza, entregar mayor poder a las corporaciones y al sistema financiero. De hecho, éste último acaba de presentar su Declaración (promovida por el PNUMA) en la que descaradamente dice demostrar su compromiso con Río+20 mediante el desarrollo de nuevos productos y servicios financieros en los que se integra a la naturaleza bajo la categoría de un denigrante “capital natural” (2).
Río+20 tendrá 7 temas críticos para enrumbar las negociaciones hacia una economía verde (3):
Los empleos verdes, con los que se pretende distraer de la grave recesión económica de los países industrializados. Se habla de millones de empleos en una agricultura, industria o servicios que supuestamente preservan o restauran la calidad ambiental, a partir de manejar al antojo términos como la “inclusión social” para vender la economía verde en los sectores de trabajadores afectados por el modelo de producción imperante.
El tema de la energía es también central en la agenda de Río+20. La Asamblea General de Naciones Unidas declaró al año 2012 como el Año de la Energía para Todos (4). Sin embargo, la energía a la que se hace referencia está alejada del principio de la soberanía energética. Se trata de energía “eficiente, moderna y renovable”, basada en más hidroenergía, agrocombustibles, expansión de paneles y granjas eólicas, sin mencionar siquiera la necesidad de extraer menos combustibles fósiles o sobre los impactos de estos proyectos energéticos a gran escala sobre los derechos de los pueblos y la naturaleza.
El problema de las ciudades es abordado en relación con los Objetivos del Milenio y la Agenda 21, con una serie de compromisos acerca del acceso a saneamiento, agua potable, etc. Sin embargo, en los documentos oficiales referidos a este tema, por ejemplo, no se hace ningún análisis sobre la urbanización forzada debido al vaciamiento del campo ni a los programas de ajuste que buscan privatizar los servicios públicos.
El tema de la alimentación -y la agricultura- es prioritario para la cumbre de Río. No solamente por la inclusión de los suelos en el mercado del carbono, sino porque el hambre constituye un buen negocio para las empresas agroindustriales y de semillas.
La “economía azul”, tiene el claro matiz de vincular el derecho al agua, y las fuentes de agua dulce, con el capitalismo verde. Por este motivo el agua es un asunto crucial en las negociaciones de Río+20. Adicionalmente, los océanos son el nuevo botín de la economía de los ecosistemas y la biodiversidad. El “carbono azul” (5) es la nueva frontera de los negocios del cambio climático.
Como si fuera poco, las crisis humanitarias -debidas a los desastres que en su mayor parte son provocados- se abordan desde el concepto de lo que se denomina la resiliencia. Esto implica que las poblaciones más vulnerables a los desastres, sin ser las responsables de los problemas, deben simplemente adaptarse a los cambios.
Hasta junio de este año se habrán fraguado el escenario y los instrumentos necesarios para esta nueva fase del capitalismo, de manera que en la Cumbre de Río todo quede avalado por los gobiernos y las Naciones Unidas.
Un paso previo es la negociación del texto “El futuro que nosotros queremos – Borrador Cero del documento de Río+20” (6). En él se afianzan los principios neoliberales del crecimiento como meta, el mercado como gestor de la sustentabilidad, la adjudicación de precios sobre todo lo inimaginable, mayor privatización de los bienes comunes, como los océanos y los bosques, y la necesidad de planes de ajuste estructural ambiental. El “borrador del Documento Cero” acaba con el principio clave de las responsabilidades comunes pero diferenciadas y refuerza el voluntarismo, convirtiendo a las corporaciones en líderes de la sustentabilidad y entregando el destino del planeta a las instituciones financieras internacionales.
Otro paso constituye la reunión que se llevará a cabo en Quito en marzo sobre financiamiento para la biodiversidad convocada por la Convención de Diversidad Biológica y los gobiernos de Japón, India, Noruega, Suecia y Ecuador. Se han levantando voces de rechazo a esta reunión pues ahonda la mercantilización de la biodiversidad (7).
Sin embargo de este escenario perversamente instituido, se presenta la oportunidad de los pueblos para organizarse frente al capitalismo verde. En Rio de Janeiro también se llevará a cabo la “Cumbre de los Pueblos por la Justicia Social y Ambiental, contra la Mercantilización de la Vida y la Naturaleza y en Defensa de los Bienes Comunes” (8). Se espera que éste sea un momento de gran movilización en Brasil y el mundo entero, que confronte este sistema de muerte que busca perpetuarse con el aval de Naciones Unidas. En esta Cumbre de los Pueblos se espera escuchar los testimonios, el análisis, hacer intercambios de estrategias, construir solidaridad, articular luchas y acciones para la movilización. El desafío es fortalecer las luchas presentes y “convocar a nuevas acciones e iniciativas, generadoras de nuevas plataformas de unidad”.
Tanto los grandes medios de comunicación como las autoridades pretenderán ser “verdes”; todo el mercado y la propaganda será bio, eco, sustentable. Tratarán de convencernos de que los trabajos verdes nos sacarán de la pobreza, de que el Ecuador es rico en servicios ambientales, o de que Socio Bosque es algo bueno.
Acción Ecológica alerta que debemos prepararnos para desmentir la retórica del ambientalismo de mercado que se lanzará sobre nosotros como un nuevo engaño.
Más información:
ivonney@accionecologica.org
residencia@accionecologica.org
CUANDO RÍO SUENA, PIEDRAS TRAE...
Hace veinte años, la Cumbre de la Tierra consolidó el concepto de “desarrollo sustentable” para salvar al capitalismo en medio de las crisis sociales y ambientales que él mismo había provocado. Con Rio92 se quiso mantener el crecimiento económico, y salvaguardar la producción en masa y el sobre-consumo con el diseño de nuevas políticas ambientales a nivel global. Desde entonces no solo que el “desarrollo sustentable”, acompañado de políticas neoliberales, agravó los problemas socioambientales, sino que se pretende nuevamente utilizar el tema ambiental como herramienta para que el capitalismo enfrente la crisis en la que se encuentra inmerso.Se está diseñando una “economía verde” (1), nuevo brazo neoliberal que se convertirá en el eje de las políticas socioeconómicas, ambientales, a nivel nacional e internacional, que supondrán nuevos planes de ajuste estructural para asegurar que esto sea posible.
La economía verde necesita de la extrema mercantilización de la naturaleza, entregar mayor poder a las corporaciones y al sistema financiero. De hecho, éste último acaba de presentar su Declaración (promovida por el PNUMA) en la que descaradamente dice demostrar su compromiso con Río+20 mediante el desarrollo de nuevos productos y servicios financieros en los que se integra a la naturaleza bajo la categoría de un denigrante “capital natural” (2).
Río+20 tendrá 7 temas críticos para enrumbar las negociaciones hacia una economía verde (3):
Los empleos verdes, con los que se pretende distraer de la grave recesión económica de los países industrializados. Se habla de millones de empleos en una agricultura, industria o servicios que supuestamente preservan o restauran la calidad ambiental, a partir de manejar al antojo términos como la “inclusión social” para vender la economía verde en los sectores de trabajadores afectados por el modelo de producción imperante.
El tema de la energía es también central en la agenda de Río+20. La Asamblea General de Naciones Unidas declaró al año 2012 como el Año de la Energía para Todos (4). Sin embargo, la energía a la que se hace referencia está alejada del principio de la soberanía energética. Se trata de energía “eficiente, moderna y renovable”, basada en más hidroenergía, agrocombustibles, expansión de paneles y granjas eólicas, sin mencionar siquiera la necesidad de extraer menos combustibles fósiles o sobre los impactos de estos proyectos energéticos a gran escala sobre los derechos de los pueblos y la naturaleza.
El problema de las ciudades es abordado en relación con los Objetivos del Milenio y la Agenda 21, con una serie de compromisos acerca del acceso a saneamiento, agua potable, etc. Sin embargo, en los documentos oficiales referidos a este tema, por ejemplo, no se hace ningún análisis sobre la urbanización forzada debido al vaciamiento del campo ni a los programas de ajuste que buscan privatizar los servicios públicos.
El tema de la alimentación -y la agricultura- es prioritario para la cumbre de Río. No solamente por la inclusión de los suelos en el mercado del carbono, sino porque el hambre constituye un buen negocio para las empresas agroindustriales y de semillas.
La “economía azul”, tiene el claro matiz de vincular el derecho al agua, y las fuentes de agua dulce, con el capitalismo verde. Por este motivo el agua es un asunto crucial en las negociaciones de Río+20. Adicionalmente, los océanos son el nuevo botín de la economía de los ecosistemas y la biodiversidad. El “carbono azul” (5) es la nueva frontera de los negocios del cambio climático.
Como si fuera poco, las crisis humanitarias -debidas a los desastres que en su mayor parte son provocados- se abordan desde el concepto de lo que se denomina la resiliencia. Esto implica que las poblaciones más vulnerables a los desastres, sin ser las responsables de los problemas, deben simplemente adaptarse a los cambios.
Hasta junio de este año se habrán fraguado el escenario y los instrumentos necesarios para esta nueva fase del capitalismo, de manera que en la Cumbre de Río todo quede avalado por los gobiernos y las Naciones Unidas.
Un paso previo es la negociación del texto “El futuro que nosotros queremos – Borrador Cero del documento de Río+20” (6). En él se afianzan los principios neoliberales del crecimiento como meta, el mercado como gestor de la sustentabilidad, la adjudicación de precios sobre todo lo inimaginable, mayor privatización de los bienes comunes, como los océanos y los bosques, y la necesidad de planes de ajuste estructural ambiental. El “borrador del Documento Cero” acaba con el principio clave de las responsabilidades comunes pero diferenciadas y refuerza el voluntarismo, convirtiendo a las corporaciones en líderes de la sustentabilidad y entregando el destino del planeta a las instituciones financieras internacionales.
Otro paso constituye la reunión que se llevará a cabo en Quito en marzo sobre financiamiento para la biodiversidad convocada por la Convención de Diversidad Biológica y los gobiernos de Japón, India, Noruega, Suecia y Ecuador. Se han levantando voces de rechazo a esta reunión pues ahonda la mercantilización de la biodiversidad (7).
Sin embargo de este escenario perversamente instituido, se presenta la oportunidad de los pueblos para organizarse frente al capitalismo verde. En Rio de Janeiro también se llevará a cabo la “Cumbre de los Pueblos por la Justicia Social y Ambiental, contra la Mercantilización de la Vida y la Naturaleza y en Defensa de los Bienes Comunes” (8). Se espera que éste sea un momento de gran movilización en Brasil y el mundo entero, que confronte este sistema de muerte que busca perpetuarse con el aval de Naciones Unidas. En esta Cumbre de los Pueblos se espera escuchar los testimonios, el análisis, hacer intercambios de estrategias, construir solidaridad, articular luchas y acciones para la movilización. El desafío es fortalecer las luchas presentes y “convocar a nuevas acciones e iniciativas, generadoras de nuevas plataformas de unidad”.
Tanto los grandes medios de comunicación como las autoridades pretenderán ser “verdes”; todo el mercado y la propaganda será bio, eco, sustentable. Tratarán de convencernos de que los trabajos verdes nos sacarán de la pobreza, de que el Ecuador es rico en servicios ambientales, o de que Socio Bosque es algo bueno.
Acción Ecológica alerta que debemos prepararnos para desmentir la retórica del ambientalismo de mercado que se lanzará sobre nosotros como un nuevo engaño.
Más información:
ivonney@accionecologica.org
residencia@accionecologica.org
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