Queridos amigos:
En 1999, Christopher Chabris y Daniel Simons, investigadores de la Universidad de Harvard, hicieron una experiencia a la vez simple y sobrecogedora. “Nuestros alumnos –dicen- consiguieron voluntarios a los que les presentaron un video de un partido de básquetbol: les pidieron que contaran la cantidad de pases que hacían los jugadores de blanco, pero que ignorasen los de los de negro. El video duraba menos de un minuto, e inmediatamente después de finalizado les preguntábamos cuántos habían contado. Debían observar el video atentamente y asegurarse de incluir en su cuenta tanto los pases aéreos como los de rebote”.
Durante el video, una estudiante disfrazada de gorila entraba en la escena, se detenía entre los jugadores, miraba la cámara, levantaba el pulgar y se retiraba, luego de haber permanecido alrededor de nueve segundos en pantalla. Sin embargo, ¡la mitad de las personas estaba tan concentrada en los pases que no había visto el gorila!
Pueden ver el video en:
http://www.youtube.com/watch?v=vJG698U2Mvo
Hagan la prueba con sus conocidos. Es probable que muchas personas que no sabían que allí hay un gorila, simplemente no lo vean y después se pregunten cómo es que dejaron pasar algo tan evidente.
Harald Welter acaba de publicar un libro en el que muestra una ceguera semejante en nuestras ciencias sociales. ¿Por qué las ciencias sociales no pudieron predecir la revolución comunista de 1918, ni la caída del Muro de Berlín, ni el nazismo, ni la crisis mundial de la década de 1930?
Tampoco están estudiando adecuadamente la que será una de las principales causas de conflictos sociales en lo que resta del siglo XXI: el cambio climático. Inundaciones y sequías, hambrunas, epidemias y refugiados ambientales, no son solamente eventos estudiados por las llamadas ciencias naturales. Cuando el huracán Katrina, en el sur de Estados Unidos, afectó más a los pobres y a los negros, quedó claro que había cuestiones que las ciencias naturales no pueden explicar y que las ciencias sociales recién están comenzando a hacerlo, con enormes resistencias.
¿Qué nos pasa que tenemos los fenómenos más relevantes delante de los ojos y no los podemos ver? Las ciencias sociales, que someten todo a crítica ¿han hecho una mirada crítica sobre sí mismas?
En esta entrega, ustedes reciben:
Antonio Elio Brailovsky
En 1999, Christopher Chabris y Daniel Simons, investigadores de la Universidad de Harvard, hicieron una experiencia a la vez simple y sobrecogedora. “Nuestros alumnos –dicen- consiguieron voluntarios a los que les presentaron un video de un partido de básquetbol: les pidieron que contaran la cantidad de pases que hacían los jugadores de blanco, pero que ignorasen los de los de negro. El video duraba menos de un minuto, e inmediatamente después de finalizado les preguntábamos cuántos habían contado. Debían observar el video atentamente y asegurarse de incluir en su cuenta tanto los pases aéreos como los de rebote”.
Durante el video, una estudiante disfrazada de gorila entraba en la escena, se detenía entre los jugadores, miraba la cámara, levantaba el pulgar y se retiraba, luego de haber permanecido alrededor de nueve segundos en pantalla. Sin embargo, ¡la mitad de las personas estaba tan concentrada en los pases que no había visto el gorila!
Pueden ver el video en:
http://www.youtube.com/watch?v=vJG698U2Mvo
Hagan la prueba con sus conocidos. Es probable que muchas personas que no sabían que allí hay un gorila, simplemente no lo vean y después se pregunten cómo es que dejaron pasar algo tan evidente.
Harald Welter acaba de publicar un libro en el que muestra una ceguera semejante en nuestras ciencias sociales. ¿Por qué las ciencias sociales no pudieron predecir la revolución comunista de 1918, ni la caída del Muro de Berlín, ni el nazismo, ni la crisis mundial de la década de 1930?
Tampoco están estudiando adecuadamente la que será una de las principales causas de conflictos sociales en lo que resta del siglo XXI: el cambio climático. Inundaciones y sequías, hambrunas, epidemias y refugiados ambientales, no son solamente eventos estudiados por las llamadas ciencias naturales. Cuando el huracán Katrina, en el sur de Estados Unidos, afectó más a los pobres y a los negros, quedó claro que había cuestiones que las ciencias naturales no pueden explicar y que las ciencias sociales recién están comenzando a hacerlo, con enormes resistencias.
¿Qué nos pasa que tenemos los fenómenos más relevantes delante de los ojos y no los podemos ver? Las ciencias sociales, que someten todo a crítica ¿han hecho una mirada crítica sobre sí mismas?
En esta entrega, ustedes reciben:
· Un texto titulado: “Calentamiento global y catástrofes sociales”, del reciente libro “Guerras Climáticas”, de Harald Welter, Katz Editores, 2010. Me interesan sus observaciones sobre lo que las ciencias sociales están viendo y sobre lo que no son capaces de percibir. Lo puden bajar de aquí: http://dl.dropbox.com/u/18205050/Documentos/Calentamiento-global-y-catastrofes-sociales.pdf
· El recordatorio de mi libro “Buenos Aires, ciudad inundable”, publicado en el 2011. Allí podemos ver cómo los datos técnicos son insuficientes para enfrentar un fenómeno complejo como es el de las inundaciones urbanas. Necesitamos analizar también los conflictos sociales asociados. En tiempos de cambio climático, esos conflictos sólo pueden agravarse, más allá de que muchas personas prefieran no verlos.
· La obra de arte que acompaña esta entrega es un mármol del francés Lambert Adam, uno de los escultores que trabajaron en esa desaforada propaganda política que es el palacio de Versalles. La obra que aquí les envío está en el Louvre y se titula “Neptuno dominando las aguas”. Allí el dios romano del mar derriba con prepotencia a un tritón, símbolo de los seres vivos del agua. Expresa la ilusión común a muchos poderosos de que el dominio sobre los hombres les permitirá también dominar a la naturaleza.
Un gran abrazo a todos.Antonio Elio Brailovsky
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