viernes, 17 de febrero de 2012

RUTAS DESTROZADAS EN COLOMBIA

208 kilómetros entre abismos y derrumbes
Juan Carlos Castañeda Guerrero
 Con un lapicero de tinta negra en su mano derecha Rafael Villamizar hace maromas para rellenar un crucigrama para ‘matar el tiempo’ mientras viaja desde Cúcuta hasta El Tarra, pero sus esfuerzos no son porque no conozca las respuestas del pasatiempo del periódico, sino porque casi no puede sostenerse mientras escribe, pues el estado de la vía no se lo permite.
Él, sentado en primera fila, manotea y reprocha la cantidad de huecos y baches que hay sobre la carretera Cúcuta-Ocaña; en uno de sus manoteos por el constante zarandeo del vehículo en el que viaja –un bus rojo, adscrito a la empresa de transportes Peralonso- se le ve en su dedo anular una argolla de matrimonio que hace juego con su camisa amarilla.
Tal vez eso, el amor que le tiene a su hogar es lo que lo obliga a tomar esta vía para cumplir con una parte de su trabajo, pues ese es el sustento de su familia. “Viajo cada 8 o 10 días a las minas cercanas a Tibú para llevar papelería y otros elementos”.
Fuera de su equipaje y un par de botellas con agua, Rafael quien se adentra en esta vía desde hace 7 meses, no abandona el lapicero y el crucigrama. Cuando no tiene este pasatiempos, se busca así sea una sopa de letras, pero no se sube al bus sin algo que lo distraiga un poco, porque el viaje que antes hacía en dos horas y media, ahora lo recorre casi en 150 minutos más.
“En esta oportunidad viajo hasta Miramontes, que es por la vía a El Tarra, pero siempre paso en bus por este pedazo de El Zulia y por los tramos más feos llegando a Sardinata. A los pasajeros nos toca acostumbrarnos porque a esta vía no le veo un arreglo pronto. Por eso me pongo a llenar los crucigramas mientras llegamos”, expresó el pasajero de Jhon Páez, conductor del bus intermunicipal.
Jhon Páez, tras el volante del bus, no difiere de Rafael. Seis  años transitando la calzada Cúcuta-Ocaña, le dan argumentos para decir que “esta vía está en pésimas condiciones; por lo menos hasta la Y (Astilleros) antes me gastaba 40 minutos, y ahora me tiro más de hora y media; yo le hallo la razón a los pasajeros, que se quejan de la vía cada vez que pasamos por los tramos más malos, pero a nosotros los conductores nos toca pagar los daños del bus”, señaló Jhon, al observar que el zapatico de bebé que cuelga del espejo retrovisor se mueve casi hasta caerse, signo de que por el lugar en el que transitan, la carretera está aún peor.
Y es que tras el volante las quejas de quienes se enfrentan a esta vía, que hasta Sardinata tiene 58 kilómetros, surgen sin tener respuestas. Juan José Santander, quien es conductor, pero esta vez va de pasajero en el vehículo, dijo que es difícil estar en los zapatos de ambos.
“Como conductor yo sé porqué lugares me meto, pero como pasajero también se sufre bastante”.
La radiografía de un problema
 Esta es parte de la radiografía del tramo Cúcuta-Ocaña, que cubre 208 kilómetros de trayecto y se convierte en una trampa mortal para los nortesantandereanos. El año pasado cobró la vida de 50 personas que estaban enfermas y que no alcanzaron a llegar para ser atendidas en el Hospital Universitario Erasmo Meoz (HUEM).
La cifra la reveló el alcalde de Ocaña, Jesús Antonio Sánchez Clavijo, quien afirmó que la gente que se enferma en la provincia, está falleciendo por el tortuoso y dramático trayecto.
Afirmó que en los 11 municipios que componen la provincia de Ocaña -incluyendo a dos del Cesar- la falta de equipos médicos adecuados en varios de los centros asistenciales, y la complejidad de las enfermedades, son razones suficientes para el traslado de los pacientes.
Desafortunadamente el año pasado 50 de los pacientes remitidos más graves, no aguantaron tantos cierres, deslizamientos, derrumbes, trancones y pésimos estados de la vía.
“Hay grandes dificultades, específicamente en El Zulia, La Ye (Astilleros) y Sardinata. Por eso al Gobierno le hemos planteado qué se puede hacer. Han dicho que sí hay políticas para mejorarla. Incluso que hay dineros, pero me encuentro con la sorpresa desde el mes pasado que los $5.000 millones son para la vía Sardinata - Cúcuta, entonces vamos a seguir con la vía deteriorada hasta Ocaña”. 
Sin conocerse, Jesús Antonio Sánchez Clavijo y Ciro León, coinciden en que hace más de 40 años a esta carretera no se le ha dado una solución definitiva en cuanto a la pavimentación y pérdida de banca. El alcalde, desde su despacho, y León, tras el volante de su taxi blanco con el que hace expresos a los municipios que componen la provincia de Ocaña, creen que ha faltado más compromiso de los gobiernos central y departamental en las últimas administraciones.
“Cuando una vía es estable, un carro se manda a arreglar cada 8 meses más o menos, pero ahora con estas carreteras tan acabadas como están, cada 2 meses estamos en el taller. Eso representa mucha plata en amortiguadores.
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Tomado de la Opinión de Colombia

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