DEGUSTACIÓN
DE CHORIZOS SECOS: COLOR, AROMA, TEXTURA Y SABOR
Preparada la masa cárnica, es adobada o
condimentada con especias: sal, ajo y un vaso grande de vino, pimentón,
pimienta negra molida gruesa y hay quienes agregan nuez moscada, ají molido,
semillas de hinojo salvaje (importante para el sabor y el aroma), clavos de
olor, orégano, canela, etcétera.
Por: Pedro
Álvarez Bustos (*)
Hace pocas semanas, la Sociedad Rural de Toay
(La Pampa) organizó un encuentro de degustación de chorizos secos.
El chorizo
que más se consume en La Pampa es el que reconoce como origen la península
ibérica (España y Portugal) y el norte de Italia: de la Liguria, del Piamonte y
Veneto, entre otras zonas.
Los
inmigrantes traían poco equipaje en sus baúles (algo de ropa y escasas
herramientas); pero sus memorias repletas de costumbres y recetas. Entre las
vivencias que portaban de sus países europeos estaba la carneada, con
elaboración de morcillas, chorizos y salames.
Mientras en
España el chorizo siempre debe llevar ajo y pimentón, que es el que le da su
color rojo característico (y tiene sus variedades en el cantimpalo, ahumados,
comunes, los de Pamplona con carne muy finamente picada, etc), en Italia se
elaboran mas los codeguínes, sopresattas, longanizas y salames, que luego se
sirven en rodajas cortadas al chanfle y acompañadas por galletas de puño.
En España y
también en Argentina, aunque en menor escala, se consume tortilla de chorizo.
También en la capital española y mezclada con huevos fritos se sirve el
revuelto de Madrid, algo así como una aproximación a nuestro revuelto Gramajo.
Chorizos
“pampeanos”.
Los chorizos
pueden elaborarse con carne de cerdo solamente o agregarle un porcentual vacuno
(e incluso algo de yeguarizo joven o asno).
También se
los hace solo con jabalí y/o mezclado con carnes alternativas. En el centro
oeste de La Pampa los jabalíes recién comenzaron a aparecer en la década del
40, como consecuencia de su multiplicación a partir de la liberación en el
Parque Luro, en la segunda década del siglo pasado.
A la carne
se la tritura en una máquina de picar, con disco grueso o perforaciones
grandes, para evitar que la masa cárnica quede muy “pastosa”. Preparada la masa
cárnica, es adobada o condimentada con especias: sal, ajo y un vaso grande de
vino, pimentón, pimienta negra molida gruesa y hay quienes agregan nuez
moscada, ají molido, semillas de hinojo salvaje (importante para el sabor y el
aroma), clavos de olor, orégano, canela, etcétera.
El ajo se
coloca bien picado, crudo o bien machacado y previo pasaje por un recipiente
con vino caliente -no hervido- u otra bebida alcohólica. Aquí también se
dividen las técnicas, porque hay quienes lo cuelan como si fuera café y colocan
sobre la masa de carne solo ajo picado-caliente o solo vino, habida cuenta que
argumentan que el ajo aislado se “oxida” o toda la mezcla.
En esta
degustación, auspiciada por la Rural de Toay, se trató de chorizos secos; es
decir, crudos y desecados.
Concursantes
y jurado.
Concursaron
los productores Lucas Marzo, Maxi LOZADA, Daniel MARTIN, Eduardo OHACO, Juan
Carlos LEGARDA, Sergio VICENZ Y Juan Carlos BASSI. Algunos con más de una
muestra.
El jurado
estuvo integrado por los cabañeros y médicos veterinarios Carlos Gaccio y Julio
César Zapico; el productor, ingeniero agrónomo y profesor universitario Jorge
de Durana; el periodista agropecuario y sommolier Hermes Ricardo Torra; y autor
de esta columna.
Pautas de
las cuales hiciera mérito el jurado.
Tanto en los
requisitos de los que se debía hacer mérito, como en el resultado final, el
jurado resolvió por unanimidad; tras previas evaluaciones no siempre
coincidentes.
Para ello se
hizo especial hincapié en el aroma, el color, la textura o consistencia y el
sabor de las “deliciosas golosinas” concursantes.
Peculiar
atención se prestó también al picado del tocino (a máquina o a cuchillo),
engrasamiento, distintas medidas de rejillas utilizadas en máquinas picadoras.
Resultado
del concurso y degustación general.
Fue
declarado ganador el señor Maxi Lozada y el segundo lugar se le otorgó al señor
Eduardo Ohaco. Los demás participantes también recibieron el especial
reconocimiento del jurado.
Finalmente,
concursantes, jurado y el público que se había dado cita en la Sociedad Rural
de Toay, pudieron degustar todos los productos presentados, solicitar que el
evento se repita y brindar acompañando esos manjares con un vasito de vino y
sin “galleta de puño”.
Siempre es
bueno que no se oculten sabores y poner de relieve buen ojo, fino olfato,
robusto paladar y excelente retro gusto. Cualidades a las que no fueron ajenos
todos los que participaron de la degustación ruralista toayense.
Consectario.
Para
intervenir en un concurso de degustación, es prudente que los cerdos hayan sido
bien alimentados y con algún suplemento de maíz, porque mejora la grasa y
“cuando la nuca del animal es dura, su grasa es buena”.
Comer un
chorizo debe ser un disfrute para la vista y el paladar.
(*) Productor
agropecuario de tercera generación, abogado y escritor.
Tomado de envío de Pregón agropecuario
No hay comentarios:
Publicar un comentario