GUANACO: UNA ALTERNATIVA DE DESARROLLO SUSTENTABLE PARA POBLACIONES
LOCALES DE LA PATAGONIA
Ante un reciente dictamen elaborado por el Poder Legislativo
santacruceño, un grupo de investigadores del CONICET salió en defensa de los
guanacos y negó que se trate de una especie “plaga”. Muy por el contrario, este
animal silvestre podría convertirse en una alternativa de desarrollo económico,
al mismo tiempo que contribuye con la preservación de los ecosistemas.
Captura de guanacos en Payunia, Mendoza, a cargo de la Cooperativa
Payun Matru. Crédito: Sergio Aguirre.
El pasado 13 de junio, la Comisión
de Recursos Naturales, Conservación del Medio Ambiente y Turismo de la Cámara
de Diputados de la provincia de Santa Cruz emitió un dictamen en el que se
propone declarar al guanaco especie perjudicial de la fauna silvestre
provincial, “en atención a su número, características biológicas y daño
económico y perjuicio social producidos”. En dicho documento también se
solicita al Consejo Agrario Provincial (CAP) el establecimiento de medidas de
mitigación para el control poblacional de la especie.
Sin embargo, considerar esta
especie nativa una plaga es un grave error, según ha argumentado un grupo de
investigadores del CONICET y de otras instituciones científicas nacionales e
internacionales, a través de una carta
dirigida al presidente del CAP.
El guanaco (Lama guanicoe) es
uno de los camélidos con mayor distribución territorial en América del Sur.
Estos se encuentran en Perú, Bolivia, Paraguay, Chile y, principalmente, en
Argentina, donde se estima que reside el 90 % de la población total.
La fibra de guanaco es una de
las más finas del reino animal, muy apreciada en el mercado textil
internacional por su finura y suavidad. Tan alto es su valor comercial que “ha
llegado a cotizar hasta 180 dólares el kilo, mientras que el kilo de lana de
oveja cuesta sólo 5 o 6 dólares”, comparó la doctora Gabriela Lichtenstein,
investigadora adjunta del CONICET y Presidenta del Grupo de Especialistas en
Camélidos Sudamericanos (GECS) de la Unión Internacional para la Conservación
de la Naturaleza (IUCN).
Pero además de este gran
potencial económico, el guanaco es una especie “amigable con el medio ambiente”
debido que ha evolucionado y generado adaptaciones para vivir en ambiente
áridos y semi-áridos. A diferencia de las ovejas, que han sido introducidas en
la Patagonia en forma masiva durante los siglos XIX y XX produciendo sobre
pastoreo y contribuyendo a la desertificación; el guanaco es un pastoreador de
bajo impacto. Es decir, corta los pastos en lugar de arrancarlos. Además, al
tener almohadillas en sus patas no genera pisoteo e impacta menos en el suelo,
ayudando así a preservar mejor los pastizales que las ovejas. Por otro lado,
digieren mejor los pastos secos y consumen menos alimentos, algo fundamental
durante épocas de sequía.
Teniendo en cuenta estas características
que presenta el guanaco, en Argentina se han llevado a cabo diversos proyectos
que pretenden lograr estrategias de uso sustentable de esta especie. Tal como
explicó la doctora Lichtenstein, “la utilización sustentable de guanaco permite
obtener una fibra de muy buena calidad, a la cual se puede dar valor agregado a
nivel local, generando así fuentes de trabajo para las poblaciones locales”.
Una hiladora de la Cooperativa
Payun Matru hilando la fibra de guanaco que luego fue exportada a Estados
Unidos. Crédito: Gabriela Lichtenstein.
“Históricamente –continuó la
investigadora del CONICET– tanto la fibra de guanaco como la de vicuña se
exportan en bruto, sin ningún tipo de valor agregado a nivel local. Entonces,
lo que proponemos es que se desarrolle toda la cadena de valor, o la mayor
cantidad de etapas, en el país. La fibra se puede trabajar a nivel artesanal,
hilándola en ruecas, como lo ha hecho la Cooperativa Payun Matru de la
provincia de Mendoza, que ha exportado hilo de guanaco a Estados Unidos. Otra
posibilidad es procesar la fibra a nivel semi-industrial y comercializar distintos
sub-productos: hilos, tops, fibra descerdada, fibra descerdada y cardada, fibra
cardada e hilada, e incluso prendas”, enumeró la doctora Lichtenstein.
Para generar este proceso
productivo “es importante obtener la
fibra de forma sustentable bajo elevados estándares de bienestar animal, y desarrollar el proceso de agregado de valor
en el país”, precisó la especialista.
¿Y qué implica obtener la fibra
de forma sustentable? “La sustentabilidad se basa en el equilibrio entre los
ejes ambiental, social y económico”, respondió la doctora Lichtenstein.
Desde el punto de vista
ambiental, se debe contemplar la preservación del recurso y su hábitat a lo
largo del tiempo. “Por eso, lo que nosotros proponemos es trabajar con el
manejo de guanacos en silvestría. O sea, capturar a los animales, esquilarlos y
luego liberarlos”, aseguró.
Al momento de la esquila, los
animales deben ser capturados de una forma particular. “Se arrea con caballos
un grupo de guanacos y se los lleva a un modulo o manga de captura que tiene
forma de embudo –contó la doctora–, una vez dentro, se los va tomando de a uno
y se los esquila. Finalmente, los animales
son liberados en un lugar abierto para permitir su libre huída”.
Otro de los aspectos que hacen a
esta práctica sustentable, es que las esquilas sean hechas una vez al año y
bajo estrictos estándares de bienestar animal. Estas se deben realizar en el
periodo pre-parto, desde el 15 de septiembre hasta el 15 de noviembre, según
contempla el Protocolo de Bienestar Animal elaborado por el GECS. En esta
etapa, ya ha pasado el invierno y las hembras no están con crías. Además, las
esquilas pre-parto ayudan a reducir el riesgo de traumatismos y mortalidad de
crías y, posibilitan en mayor medida que el animal se recupere para afrontar el
invierno.
Pero para que una práctica sea
sustentable, sin embargo, no alcanza con trabajar con un animal silvestre. El uso
sustentable del recurso también implica una distribución equitativa de los
beneficios. Es decir, que se produzcan ganancias para las comunidades locales y
que estas sirvan como incentivo para la conservación de la especie.
Guanaco liberado luego de la
esquila. Crédito: Sergio Aguirre.
Tomado de Mi Club Tecnológico
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