La Municipalidad de Córdoba clausuró ayer la planta de Dioxitek, la
empresa de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) que produce el
dióxido de uranio que utilizan como combustible las centrales atómicas
argentinas.
La planta, núcleo de numerosas
polémicas en los últimos años, está ubicada en Rodríguez Peña 3250 del barrio
de Alta Córdoba. El 99 por ciento de las acciones de la empresa son de la CNEA.
En su predio hay depósitos de desechos industriales.
“Lo más grave es la violación a
la ordenanza Nº 8133 de uso de suelo, que prohíbe que una planta como ésta
pueda estar ubicada en un barrio categoría 2. Tampoco nos ha presentado la
licencia de operación de la autoridad nacional que regula la actividad”, dijo a
La Voz José Fernández, director General de Control y Fiscalización municipal.
“No tiene habilitación ni certificado de bomberos. Tampoco autorización de
Redes Sanitarias para arrojar efluentes del proceso industrial”, señaló.
Al momento de la clausura había
85 operarios.
Una fuente de la CNEA aseguró
que las centrales atómicas de Atucha I y Embalse sólo tienen stock de
combustible para dos meses. “El criterio de las centrales nucleares es tener
almacenada una de las partidas que envía el fabricante. Para ambas plantas eso
está más o menos en dos meses funcionamiento. El mercado internacional de oxido
de uranio natural no es muy grande. Canadá podría ser una de los proveedores.
Brasil fabrica dióxido de uranio con la misma planta pero es levemente
enriquecido. Eventualmente ellos podrían producir una partida con uranio
natural. Pero todo depende de decisiones políticas”, aseguró. Y dijo que
también por “motivos políticos” sigue frenada la reubicación de la nueva
planta, que se instalaría en La Rioja.
En 2009, el municipio ya había
amenazado con clausurar la planta
Enviado en red renace
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