A finales de enero, el día 24, Vale SA publica una
declaración que aclara que el proyecto Río Colorado no ha sido cancelado, y
comunica que ha ordenado extender el período de descanso de su personal
mientras evalúa cambios económicos en el emprendimiento situado en el municipio
de Malargüe, en el extremo sur de la provincia de Mendoza. Al día siguiente, el
director de Minería mendocino promulga la Resolución 13/13 que emplaza a la
compañía para que presente una actualización del programa de operaciones originariamente
previstas en el yacimiento.
[Entrevista con Sergio Onofrio (52), miembro de la Asamblea
Popular por el Agua del Gran Mendoza].1
Op.—El 1 de febrero, la asamblea señaló que, no por
casualidad, a principios de 2012 Greenpeace eligió a Vale la empresa con mayor
desprecio por el medioambiente. Sin embargo, un año después de que le fuera
concedida tal distinción, el 23 de enero, Vale anunció que una consultora
especializada la incluyó en una lista que la ubica entre las cincuenta
compañías más sostenibles del mundo, con planes de inversión en iniciativas
socioambientales que para este año se cifran en cerca de 1600 millones de
dólares.
Onofrio.—Seguramente van a poner plata, pero lo vemos como
una pantalla para justificar los desastres que hacen. Doy un ejemplo: a fines
del año pasado, Vale se presentó en la Universidad Nacional de Cuyo para contar
lo que estaban haciendo; omitieron decir la gran cantidad de gas que van a
utilizar y de dónde lo van a sacar, y omitieron hablar de la pila de sal que
genera el emprendimiento, que sería la más grande del mundo.
Op.—Al mismo tiempo, denunciaron que aún no queda claro
cuántos trabajadores se desempeñan en Río Colorado —cuya producción anual se
estima en 4.3 millones de toneladas de cloruro de potasio—. La Asociación
Obrera Minera Argentina (AOMA) informó que los trabajadores suman más de 4000
hombres —para el Gobierno provincial unas 4500 familias directa o
indirectamente relacionadas con el proyecto— que necesitan saber cuándo se
reiniciarán las actividades en Malargüe, para las que se destinarán en 2013,
según comunicó Vale el 3 diciembre del año anterior, 611 millones de dólares.
Onofrio.—Hablan de una cantidad de personas que ni siquiera
Río Tinto mencionaba cuando presentó su estudio en 2009: a lo sumo, hablaban de
700–1000 personas. Nunca hablaron de 4500. Igualmente, aunque sean 1000, son
muchos trabajadores. Muchos de ellos tenían trabajo y lo dejaron para pasar a
otro mejor pago que va a durarles uno o dos años, más no. Ahora están en el sur
y tienen incertidumbre sobre qué va a pasar con su trabajo. Vale dice que los
números no le cierran por improvisación; solamente se está aprovechando para
obtener más beneficios del Estado. Por esto fue elegida la peor minera del
mundo: no solamente por contaminar, sino por como negocia con el Estado con el
poder que tiene.
Op.—Al cumplirse el plazo de cinco días impuesto a Vale, el
4 de febrero, el gobernador de la provincia, Francisco Pérez, se reunió en
Buenos Aires con el máximo ejecutivo de Vale, Murilo Ferreira, acompañado por
el ministro de Planificación Federal, Julio De Vido, y el secretario de
Minería, Jorge Mayoral. Con el cronograma de obras perturbado, la empresa
solicitó una prórroga hasta el 28 de febrero para presentar un nuevo calendario
de ejecución para Río Colorado: el acuerdo se alcanzó con la condición que los
salarios de todo el personal se sigan pagando.
Onofrio.—Es una maraña de empresas; nosotros no sabemos con
certeza quiénes y cuántas son, aunque hubo denuncias de contratistas que dicen
que no les han pagado. Seguramente todos los trabajadores directos de Vale
siguen cobrando normalmente, pero ¿cuántos son realmente? La gran mayoría son
tercerizados.
Op.—Luego del encuentro, llevado a cabo en la Embajada del
Brasil, el gobernador depositó ante la prensa su plena confianza en que el
emprendimiento —que en el plan inicial debía ponerse en marcha durante la
segunda mitad de 2014— seguirá adelante independientemente de la decisión que
Vale tome en el futuro, a consecuencia de que en los costos de la obra
ferroviaria —la renovación de una línea de 440 km y la construcción de un ramal
de 350 km, entre el yacimiento y el puerto de Bahía Blanca, en el sur de la
provincia de Buenos Aires— ésta ha encontrado las mayores dificultades para
avanzar. Al respecto, la asamblea calificó como una improvisación la idea de
utilizar una vía férrea alternativa sugerida por el Gobierno.
Onofrio.—Las empresas imponen condiciones y los Gobiernos se
mueren por ofrecerles algo mejor. Es impresionante la capacidad de negociación
que tienen con los Estados. Esto tiene que ver con el saqueo y con la
contaminación, no solamente ambiental, sino también política. En el acta
acuerdo que se firmó dos años atrás, entre el anterior gobernador y Vale, ésta
le dona la pila de sal a la provincia. Si en algún momento se llega a contaminar
una napa de agua subterránea, no se le va a poder echar la culpa a la empresa,
y la responsable va a ser la provincia.
Op.—Pérez envió un mensaje de alerta al confirmar que no
solo Malargüe, sino también todo el sur y el resto de la provincia de Mendoza
se hallan en una situación muy delicada. Para complicar aún más el panorama, el
2 febrero aparecieron en el diario Los Andes declaraciones del presidente de la
Cámara de Servicios Mineros de Mendoza (Casemmza), Carlos Ferrer, en las que
advierte que algunas empresas quieren reunir equipos y maquinaria en las calles
durante la Fiesta Nacional de la Vendimia, cuyo acto central tendrá lugar el 2
de marzo, fecha en la que las asambleas también esperan en la capital una
respuesta de manifestantes contra la minería de gran envergadura.
Onofrio.—Si se quieren manifestar por trabajo, nos parece
bien siempre que lo hagan en paz. Hace ya muchos años que durante la Fiesta de
la Vendimia nos manifestamos en defensa del agua, de la tierra y del trabajo
genuino: el año pasado se movilizaron 10 000 personas. No nos olvidemos que
hace tres años, cuando fuimos a denunciar que Vale iba a gastar la misma
cantidad de gas que consume diariamente toda Mendoza, la UOCRA (Unión Obrera de
la Construcción de la República Argentina) nos mandó a la patota y tres
compañeros terminaron en el hospital. Obviamente, una cosa son las patotas y
otra los trabajadores. Pero estas empresas utilizan las patotas para no tener
que mandar a la Policía a que nos reprima. Ellos van a reclamarle a Vale y
nosotros también; en eso podemos tener acuerdos. En la salida, tal vez no.
Enviado por ocrn
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