ADIÓS A QUÍMICOS E
INTERMEDIARIOS COMIDA Un grupo de
familias en Uruguay practica la compra y venta de alimentos eliminando los
comercios establecidos.
Unas 80 familias de Montevideo y de la costa balnearia de
Uruguay decidieron romper con el dominante esquema del mercado de alimentos y
explorar la tendencia del consumo asociativo, basada en la solidaridad y la
mejora de la calidad de vida. Así, pusieron en marcha una Asociación Barrial de
Consumo (Asobaco) que se relaciona directamente con los productores de
alimentos orgánicos, eliminando la intermediación, los comercios establecidos y
los productos tratados con agroquímicos. "Se encargan los alimentos
directamente al productor y se favorece también a los productores más pequeños,
sin un interés específico de abaratar costos u obtener ventajas comerciales,
sino practicar principios filosóficos diferentes de vida", explicó
Guillermo Galván.
Para el agricultor que abastece también implica un
compromiso hacia los consumidores. Tiene que entregar lo mejor que tenga y
asegurar que no usa productos químicos. Galván ha actuado algunas veces como
coordinador de la actividad, pero explica que "Asobaco tiene una
organización horizontal", sin comisiones
directivas ni dirigentes.
Un grupo de coordinación se reúne cada tanto y los propios
integrantes de la red se ofrecen, quincenalmente, para coordinar el pedido de
los demás, recibir las entregas de los productores y derivarlas a los
compradores. "El funcionamiento más cotidiano es de rotación absoluta. Nos
anotamos a lo largo del año", dice Galván.
Los miembros del movimiento ingresan por recomendación de
alguien que está adentro y se va formando una red de correos electrónicos que
es el sistema de comunicación más utilizado.
La organización, que empieza a llamar la atención y
despierta por ahora curiosidad, tiene algunas limitantes que impedirían la
masificación, opina Galván. "Es que no toda la gente está dispuesta a
poner su casa a disposición, controlar los pedidos, manejar dinero, precios y
calidad de productos alimenticios". Otra limitante, además, es la bonanza
por la que atraviesa el país sudamericano. "No es un momento muy fermental
para el crecimiento de organizaciones populares. Eso también afecta el
desarrollo y ampliación de la red", agrega. Hace 12 años, en 2002, cuando
una profunda crisis estalló en Uruguay y países de la región, germinó un
movimiento basado en el trueque que parecía llegar para quedarse, pero se
evidenció que era fruto de la necesidad de sobrevivencia de la gente. Apenas
mejoró algo la situación la experiencia se extinguió. Hay otros riesgos
latentes. En un país donde "la viveza criolla" es una forma
folklórica de corrupción existe siempre la posibilidad de desviaciones, pero
Galván asegura que en Asobaco "la gente que se ha acercado no ha generado
problemas". "No hay experiencias negativas" en sus dos años
largos de desarrollo. La red de consumidores barriales de Uruguay no teme que
este movimiento fracase, como ocurrió con el trueque, porque "aquí no hay
fines de lucro, todo va del consumidor al productor; nadie lleva ningún
porcentaje" por las operaciones comerciales.
Hasta ahora la red no ha tenido problemas con las oficinas
fiscales del Estado uruguayo. El volumen que se maneja es poco, pero si crece
"habrá que llegar a acuerdos para enfrentar las cuestiones legales".
"Es una forma diferente de organización que eventualmente requeriría
atención del Estado", comentó Galván. El hombre, que evalúa positivamente
esta experiencia, insiste que se precisa "mucho compromiso y planteárselo
como filosofía de vida y no como un beneficio económico". Es un desafío
para quienes están resignados al funcionamiento de un sistema hegemónico en el
que el consumidor, aislado, debe enfrentarse al proveedor que, generalmente, es
quien impone las condiciones y rige el mercado. TOMADO DE NATIONAL GEOGRAFIC
POR SUGERENCIA DEL FACE DE FRANCO GUSTAVO
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