Por este túnel sale el agua que extraen 12 motobombas de la
abandonada mina El Silencio, de Industrial Hullera, en liquidación desde 1997.
Ya fue ordenado cierre de minas cercanas FOTOS HENRY AGUDELO La tragedia
inminente y sin salida en Industrial Hullera . No hay quien dé solución
efectiva para lograr el cierre requerido a gran mina de carbón inundada en
Amagá.
Por JUAN FERNANDO ROJAS T. Luego de recorrer 150 metros
desde la superficie, se encuentra la
orilla de la inundación subterránea que amenaza
con otra tragedia a Amagá, en el suroeste antioqueño. El calor se intensifica
al avanzar por el túnel de la entrada "3:1" de la cerrada mina de
carbón El Silencio, cerca de las instalaciones abandonadas de Industrial
Hullera, en la vereda La Ferrería. El temor aumenta al ver las paredes húmedas
de ese camino iluminado por la pequeña luz del casco que alcanza a mostrar un
ducto de aire y otras mangueras de energía. El aire se hace pesado y no es
fácil respirar por el olor hediondo de los gases emanados por mantos de carbón.
Mientras se avanza, sube el volumen del traqueteo de unas precarias motobombas.
En total son 12 y sacan por minuto unos 5.300 litros de aguas pesadas y
ferrosas. Otro intento de contener la inundación, como lo han hecho las 24
horas desde abril de 2008. Desde entonces, al frente de esa vital tarea está
José Henry Ávila Segura, exempleado de Industrial Hullera en una labor que
subvenciona Argos. Esta cementera, junto a las textileras Fabricato y Coltejer,
son los accionistas mayoritarios de la extinta minera que hoy ajusta 16 años, 7
meses y 18 días de infructuosa liquidación. Sobre ese dilatado proceso El
Colombiano intentó contactar a Adrián Osorio Lopera, liquidador delegado, pero
no respondió mensajes dejados en su oficina y celular. Esto, luego de una
venturosa historia que se comenzó a escribir en 1939, en que llegó a extraer
2.500 toneladas de carbón al día, a emplear a más de 500 mineros y que terminó
en ruina, 58 años después, ahogada por los sobrecostos y la competencia informal.
Esa herencia la intentaron recuperar fallidamente más de 400 amagaseños con la
empresa Mineros Unidos. Entre 1998 y 2007 administraron los activos hasta que
abandonaron cuando ya amenazaba la inundación subterránea. La "bomba de
tiempo", como la llamaron los artículos de prensa de la época, comenzó a
contar. Y ahora, en otro túnel, por
donde salen las aguas que van a parar a la quebrada La Clara, Henry explica que
la inundación se tragó, en más de 7 kilómetros de túneles interconectados, una
maquinaria que en 2007 fue avaluada en 5 mil millones de pesos. Eso sería la
mitad, según una de las propuestas en estudio, de lo que costaría el cierre
técnico de las minas El Silencio y Villa Diana para mitigar cualquier riesgo en
la zona. Un paso indispensable que por falta de plata y prelación de pagos en
la liquidación no se hizo ni en 1997, ni 10 años después. Tampoco ahora hay
luces de que ocurra.
¿Y quién debe de actuar? El 14 de mayo
pasado, la Superintendencia de Sociedades, a cargo de la liquidación, ordenó
que la "autoridad minera competente" se haga cargo del cierre, en
este caso la Gobernación de Antioquia. Pero la secretaria de Minas, Claudia
Cadavid Márquez, advirtió la semana pasada que no recibirá el título minero de
Industrial Hullera hasta que no se haga el debido cierre técnico. "Si no
se cierra debidamente estas unidades mineras producen unos gases metano
asociados a manto de carbón y puede producirse una explosión mas rápido de lo
que nos esperamos", advirtió la funcionaria (ver ¿Qué sigue?). De regreso
por el estrecho túnel por el que hasta hace siete años salían vagones repletos
de carbón, Henry menciona que estudios previos han calculado en 120 mil metros
cúbicos la cantidad de agua contenida por la mina abandonada. Haciendo cuentas,
ese mar enterrado equivale a lo que consumen de ese líquido cerca de un millón
de medellinenses en un día. Por eso hoy
la amenaza latente es mayor para cerca de 500 amagaseños que arañan carbón en
23 minas informales, y que a la semana pueden extraer unas 2 mil toneladas de
carbón. Cualquiera de ellos pueden con sus picos romper en la pared equivocada
y la inundación arrastrarlos junto a sus compañeros, el terreno se
desestabilice y la tragedia sea peor. "Ojalá no ocurra lo que tanto
tememos, porque si la inundación se extiende por debajo de la cota actual, ahí
no queda más que poner las cruces en la bocamina, no habría forma de rescatar
los cuerpos", sentencia Carlos Mario Usma, director Ambiental y Minero de
Amagá, desde el otro lado de su sencillo escritorio en el primer piso de la
Alcaldía. Y mientras no se sabe quién
pondrá la plata para llevar a cabo cuanto antes el cierre técnico, así sea
tardío, en Amagá se dividen las opiniones entre los mineros que consideran que
deben ser las tres compañías matrices de Industrial Hullera, "ellos fueron
los que más carbón sacaron de aquí" y los que reclaman al "Gobierno
de Bogotá", que de una buena vez, "meta mano en este problema".
"Los últimos gobiernos se han pasado esta papa caliente
y ninguno actúa, pero seguro harán algo cuando sea tarde y se repitan los 86
muertos de Industrial Hullera de 1977 o los 72 de San Fernando de hace cuatro
años", hace memoria Ómar Arango, quien trabaja en el mantenimiento de las
motobombas en uno de los talleres de Industrial Hullera. La tragedia por venir
Pero la otra mitad del problema está en la superficie. A la
Alcaldía, por obligación legal, desde el 10 de junio hasta ayer le tocó
notificar de cierre a los propietarios de 14 minas informales. Desde mañana
hasta el viernes hará lo mismo con otras nueve en inmediaciones de Industrial
Hullera.
"El cierre administrativo de esas minas no es la
solución adecuada, qué se van a poner a hacer a esos 500 mineros, para dónde
vamos a llevar a toda esa gente, el problema social será enorme. Estamos
maniatados, porque si no hacemos el cierre, luego nos investigan por
omisión", reconoce con impotencia el mismo director Minero de Amagá.
Por eso el malestar aumenta en este pueblo, del tema se
habla en la Plaza de Mercado, en el marco del parque, la preocupación es latente.
Nadie allí se imagina sin oficio a la sexta parte de los mineros que hay en
Amagá, sin recibir pago para llevar comida a sus casas. Por eso Emilio Herrera
Giraldo ni su esposa han podido dormir con tranquilidad en las últimas dos
semanas. Él es socio de la mina El Trapiche, que abrió con Héctor Taborda hace
12 años y que "metió papeles a la Gobernación para formalizarse"
desde 2009. Pues a esa mina, aún informal, que dicen sus dueños le han
invertido 500 millones de pesos en mejoras en el último lustro, emplea a 28
personas y saca 180 toneladas de carbón a la semana, fue una las primeras en
recibir la orden de cerrar. "Nosotros apelamos la decisión, ya pusimos
abogados en eso, los trabajadores están angustiados. Es que no entendemos por
qué nos van a cerrar si no tenemos problemas de aguas y estamos por fuera del
título minero de Industrial Hullera", reclama Ómar. Por su parte, Héctor señala que si el
problema es la inundación, varios de los mineros de La Ferrería están
dispuestos a aportar parte para abrir ese túnel que ayude a desaguar El
Silencio, que unos calculan en 300 metros y otros en 800. "Vea, joven, entienda que todo Amagá es
minero, el carnicero es minero, el tendero es minero, el del restaurante es
minero, y si nos cierran, todo el pueblo es el que sufre", sentencia
Héctor.
Y mientras que Ministerio de Minas, Agencia Nacional de
Minería, Gobernación de Antioquia y Alcaldía de Amagá se ponen de acuerdo en
qué salida real y oportuna darle a este alto riesgo readvertido por la
Supersociedades, los días pasan y los amagaseños esperan que la solución no
llegue demasiado tarde.
DICEN DE...
Cementos argos financia el bombeo
Por iniciativa propia, Cementos Argos ha financiado desde
2008, mediante préstamos, el bombeo de la mina abandonada El Silencio, de
Industrial Hullera, en liquidación, y a cargo de la Supersociedades. La
cementera lo hace como parte de su responsabilidad social, toda vez que heredó
de la entonces Cementos El Cairo la participación de 37% en la sociedad que hoy
está a cargo de la Supersociedades. Frente a la situación crítica por la
inundación de la mina, María Isabel Echeverri, directora de Sostenibilidad de
Argos, dijo a este diario que se ha prestado a Hullera diferentes estudios
técnicos sobre posibilidades de cierre técnico de la mina y arrojan que
requieren cuantiosos recursos. Agregó que cuando “se materialice la cesión de
bienes y se cierre la liquidación, que esperamos sea pronto, en ese momento
dejaremos de aportar para el bombeo y será responsabilidad del Estado, como
dueño de los recursos del subsuelo, el manejo que se dé a esos bienes”.
¿QUÉ SIGUE?
Secretaría de minas toca puertas...La Gobernación de
Antioquia, como autoridad delegada de minas, está pendiente de la respuesta que
le dé la Agencia Nacional de Minería (ANM) a la solicitud de delimitación de
una Zona de Reserva Especial que cobijaría el área del titulo minero de
Industrial Hullera y la universidad Eafit entregará en mes y medio un
diagnóstico que incluye un levantamiento topográfico para valorar el riesgo
real en las minas abandonadas. Entre tanto, sobre quién debe asumir el costo
del cierre técnico en Hullera, la secretaria de Minas de Antioquia, Claudia
Cadavid se limitó a responder la semana anterior que “para nosotros es un
problema como autoridad minera. Por eso estamos tocando puertas en el
Ministerio (de Minas), con las empresas que son socias de este titular minero
para que, efectivamente, haya cierre técnico. La situación actual del titular
minero (Industrial Hullera) no le permite hacer solo el cierre técnico, pero
con una alianza público-privada se puede hacer un desarrollo importante para la
zona”.
EN DEFINITIVA
El caso de Industrial Hullera evidencia la incapacidad de
las distintas autoridades del tema minero para actuar de forma oportuna ante un
problema del que sabe Amagá desde hace 17 años. TOMADO DE EL COLOMBIANO
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