LA DIVERSIDAD
GENÉTICA: UNA HERRAMIENTA SECRETA PARA LUCHAR CONTRA EL CAMBIO
CLIMÁTICO Los recursos genéticos tienen un papel fundamental que
desempeñar en la alimentación del planeta, en especial al avanzar el cambio
climático más rápidamente de lo previsto.
Según un nuevo estudio publicado esta semana por la
Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura
(FAO), aún queda mucho por hacer para estudiar, conservar y utilizar la
diversidad biológica que sustenta la producción alimentaria mundial.
“El tiempo no está de nuestra parte”, advierte la
publicación: <>, la que destaca que “en las próximas décadas, millones de
personas cuyos medios de vida y seguridad alimentaria dependen de la
agricultura, la acuicultura, la pesca, la silvicultura y la ganadería pueden
enfrentarse a condiciones climáticas sin precedentes”.
La FAO reportó que serán necesarios cultivos, ganado,
árboles forestales y organismos acuáticos capaces de sobrevivir y producir en
un clima cambiante, capacidad que será resultado directo de su diversidad
genética. Sin embargo, el estudio sostiene que se requieren mayores esfuerzos
para estudiar y utilizar la diversidad como mecanismo de supervivencia, y políticas
que la apoyen.
La entidad sostuvo que la conservación in situ puede asumir
muchas formas, pero la estrecha participación de los agricultores es
particularmente eficaz, especialmente porque cada vez está más claro que las
consecuencias del cambio climático deben tenerse en cuenta a nivel local,
además de a nivel global o regional. Por ejemplo, Etiopía, donde existen muchos
microclimas, tiene un programa avanzado y descentralizado basado en bancos de
semillas comunitarias y germoplasma a través de los cuales los agricultores e
investigadores cooperan para ensayar, adoptar y conservar variedades locales de
los cultivos más importantes -cebada, garbanzo, sorgo y habas- que estuvieron a
punto de perderse durante la sequía de la década de 1980. Según la FAO, el
conocimiento sobre los recursos genéticos agrícolas necesita aumentar más
rápidamente, especialmente en los sectores menos estudiados como los bosques,
donde menos de 500 especies de árboles (de un total de más de 80 000) han sido
estudiadas en profundidad. “Las carencias en el conocimiento de invertebrados y
microorganismos son aún mayores”, expuso el organismo. Aunque a menudo son
denigrados como agentes de enfermedades en los cultivos y el ganado, los
microorganismos aportan una gran variedad de funciones, como la protección de
las plantas contra las plagas, la sequía, el frío y la salinidad. Mientras
tanto, se necesitan inventarios genéticos adecuados destinados a proporcionar
un “documento de identidad” al patrimonio genético almacenado actualmente en
bancos de semillas y otros centros de conservación ex-situ con el fin de
acceder a los rasgos adaptativos positivos que puedan ser necesarios. “Frente a
los efectos del cambio climático es hoy más importante que nunca intercambiar y
compartir más los recursos genéticos agrícolas. Existen ferias de semillas
locales y nacionales, pero tendrán que ampliarse e internacionalizarse a medida
que se acelera el cambio climático”, informó la FAO. Factor tiempo El organismo internacional reportó que, uno de los
aspectos del cambio climático con un impacto directo en la diversidad genética
tiene que ver con los cambios de presión sobre el tiempo biológico. Por
ejemplo, en los patrones de polinización provoca gran inquietud, ya que los
insectos son muy sensibles a la temperatura y no siempre pueden sincronizarse
con los nuevos tiempos de floración. Además, el aumento de las temperaturas
también puede favorecer a especies que pueden adaptarse a ciclos generacionales
cortos. Al mismo tiempo, se calcula que un aumento de 2°C en la temperatura
permitiría a los insectos completar hasta cinco ciclos de vida adicionales por
temporada –según el estudio de la FAO-, que también señala que los agentes
patógenos capaces de acortar sus ciclos de reproducción serán capaces
probablemente de evolucionar más rápidamente y plantear mayores desafíos
potenciales a diversos organismos y ecosistemas. En zonas boscosas, las especies
invasoras podrían reaccionar más rápidamente a
las condiciones cambiantes,
desplazando a los tipos de árboles existentes. image:
Un estudio reciente que ha utilizado la Arabidopsis
thaliana, una maleza emparentada con la mostaza y la primera planta en tener su
genoma secuenciado, mostró cómo las semillas almacenadas en los bancos también
pueden ayudar a entender que el cambio climático avanza más rápido de lo esperado:
variantes de la planta obtenidas en España funcionaron mejor en Finlandia que
las semillas que procedían originalmente de este país escandinavo. www.portalfruticola.com TOMADODE
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