América Latina presenta sus divisiones ante la #COP21
Por Virginia Scardamaglia*, 3 de
diciembre de 2015 © Ambiente y Comercio.
Los discursos de las máximas autoridades en el segmento de
alto nivel que tuvo lugar el lunes pasado en la Conferencia de Cambio Climático
de París muestran a una América Latina dividida en tres grandes grupos, los que
empujan por lograr un Acuerdo en esta reunión (AILAC), los que resisten
buscando una mayor diferenciación ymenos responsabilidades para países en
desarrollo (Like-Minded) y las islas del Caribe dentro de la Alianza
de estados insulares (AOSIS).
El bloque que comparten todos los países latinoamericanos
es el Grupo de los 77 (G-77) más China. Si bien este grupo ha logrado
establecer posiciones comunes en algunos temas y presentar propuestas en común,
las diferencias sustanciales entre los países que lo componen, desde los más
vulnerables (como países africanos y las islas asociadas en el bloque AOSIS)
hasta países de renta media como Argentina, miembros de la OCDE como
México y Chile, o incluso grandes emisores como China, India y
Brasil, dificultan el trabajo ante algunos temas sensibles como los compromisos
de mitigación o temas de destino del financiamiento.
La dificultad de encontrar posturas en común en el
G-77+China se ahonda por el hecho de que los países tienen que encontrar un
equilibrio entre sus otros bloques de pertenencia, entre los que se encuentra
la Asociación Independiente de Latinoamérica y el Caribe (AILAC), el Grupo Like
Minded y la Alianza de Pequeños Estados Insulares (AOSIS). En este sentido, uno
de los grupos más grandes de nuestra región es AILAC, que ha sumado recientemente
algunos socios para estar actualmente conformado por Chile, Colombia, Costa
Rica, Guatemala, Honduras, Panamá, Paraguay y Perú. La posición de este bloque
es considerada como moderada y buscadora de consensos dentro de las batallas
entre países desarrollados y países en desarrollo. “Estamos dispuestos a
lograr un pacto histórico que nos permita afrontar el mayor reto de la historia
de la humanidad”, indicó el presidente panameño, Juan Carlos Varela.
Por otra parte, países como Argentina, Bolivia, Ecuador y
Venezuela forman parte de Like Minded, un grupo de países en desarrollo más
duro que comparten con países como Arabia Saudita, Irán y también China. Like
Minded defiende, entre otros, la diferenciación en todos los elementos del
acuerdo y no sólo en mitigación, la determinación de objetivos de forma
nacional y el rechazo a nuevos términos como “partes en la posición de
hacerlo”, que infieren una reinterpretación del principio de responsabilidad
comunes pero diferenciadas.
En este último grupo, Bolivia tiene quizás la postura más
extrema, al culpar al capitalismo por el cambio climático y por amenazar a la
Madre Tierra. “Si seguimos el camino trazado por el capitalismo estamos
condenados a desaparecer”, indicó el presidente boliviano Evo Morales en su discurso
ante la Conferencia. Por otro lado, los intereses sectoriales juegan fuerte
para algunos países como Argentina, cuyo vicepresidente Amado Boudou indicó,
ante las presiones de que la mitigación en agricultura esté incluida dentro del
acuerdo, que dicho sector no es el principal emisor de gases de efecto
invernadero (GEI) a nivel global, sino que por el contrario es uno de los
sectores más vulnerables y que requiere mayores esfuerzos de adaptación. “La
inclusión de una perspectiva de mitigación sectorial sería contraria a lo
dispuesto por la Convención y amenazaría la producción agrícola-ganadera,
afectando la seguridad alimentaria mundial”, afirmó Boudou.
Asimismo, las fracturas dentro de América Latina se
evidencian en temas como la adaptación, ya que a pesar de que todos los países
lo ven como algo prioritario, algunos luchan por establecer una diferenciación
respecto de cuáles son los más vulnerables y por lo tanto, deberían recibir
mayor financiamiento. Dentro de estos países se encuentran, como es lógico, las
islas del Caribe que forman parte de AOSIS, pero también en los últimos
meses se ha conformado un grupo de países centroamericanos que está bregando
por incluir al “istmo centroamericano” dentro de una de las regiones
mencionadas en el acuerdo como más vulnerables al cambio climático. AOSIS
presiona, asimismo, para lograr un acuerdo lo más ambicioso posible, ya que
es el grupo más vulnerable en términos de aumento del nivel del mar, que
podría provocar la desaparición de algunas de estas islas en un plazo no muy
largo. “Nuestra supervivencia depende de las decisiones que tomemos en esta
Conferencia”, apuntó el primer ministro de Tuvalu, Enele Sopoaga.
Por último, países como Chile y México han apoyado
recientemente una propuesta de crear un mecanismo que ponga un precio al
carbono, pero que no encuentra consenso en la región.
En algo sí están de acuerdo los países de América Latina: en
que debe existir diferenciación al tiempo que se deben proveer medios de
implementación adecuados, es decir financiamiento, transferencia de tecnología
y creación de capacidades, para poder cumplir con los objetivos que cada país
presentó en su Contribución Prevista Determinada a Nivel Nacional (INDC). Así,
el presidente de Perú, Ollanta Humala, indicó que “el acuerdo de lucha contra
el cambio climático debe ser equitativo para los países ricos y en desarrollo,
y con instrumentos de financiación claros y predecibles”, mientras la
presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, afirmó que “la diferenciación es
clave para que este acuerdo sea eficaz”.
* Virginia Scardamaglia es Coordinadora Técnica y
Supervisora de las Prácticas Profesionales en la Especialización en Derecho y Economía del Cambio Climático de
FLACSO-Argentina. Ha cursado la Maestría en Relaciones y Negociaciones
Internacionales de FLACSO-Universidad de San Andrés-Universidad de Barcelona y
ha trabajado en consultorías sobre financiamiento internacional de cambio
climático.
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