A ELLO SE SUMA QUE LOS PAÍSES DEL SUR
PRESIONAN A LOS DEL NORTE POR APOYO FINANCIERO Y TECNOLÓGICO PARA CRECER DE
MANERA SOSTENIBLE India y
Brasil traban las negociaciones de la COP
París | Las negociaciones de cerca de 200 países para lograr
un acuerdo universal contra el cambio climático están en punto muerto por el
bloqueo de Brasil e India, que presionan para que el acuerdo diferencie
claramente las responsabilidades entre naciones desarrolladas y en desarrollo
en los puntos clave.
Pese a que el presidente de India, Narendra Modi, subrayó en
la inauguración de la cumbre del clima (COP21) que su país “no quiere quedar
fuera” del pacto global que se prevé aprobar en 10 días, India no ha defraudado
las expectativas de quienes vaticinaban que se convertiría en el Estado que más
iba a complicar el acuerdo.
El principal negociador de Brasil, Antonio Marcondes, dijo a
The Associated Press que no había necesidad de concebir un nuevo objetivo
climático conjunto. “El objetivo a largo plazo ya está ahí: Es dos grados
Celsius”, enfatizó.
La jefa del equipo negociador español, Valvanera Ulargui,
explicó a Efe que India se opone a que la diferenciación entre países ricos y
pobres, en que se basa el Protocolo de Kioto (1997), “se vaya diluyendo”.
India persigue que las contribuciones de reducción de
emisiones para el futuro acuerdo sean de cumplimiento “voluntario” para los países
en desarrollo, entre los que se incluye, y sólo sean jurídicamente vinculantes
para los países que, un anexo de la ONU de 1992, consideró “ricos”.
Esa división entre ricos y pobres de hace 23 años dista
mucho de la realidad actual y de ella no quieren ni oír hablar ni Estados
Unidos ni la Unión Europea (UE), que se oponen a que los compromisos de los
países en desarrollo sean de cumplimento voluntario.
La negociación no sólo permanece paralizada en ese punto,
también lo está en todos los párrafos más importantes del acuerdo, cuyo
cumplimiento India quiere condicionar a la recepción de financiación por parte
de los países desarrollados.
La propia contribución presentada por India -el tercer mayor
emisor tras China y Estados Unidos- de reducir la intensidad de sus emisiones
por unidad de PIB entre un 33 y un 35% para 2030 respecto a 2005 y que el 40%
de su electricidad provenga de renovables, está condicionada a la recepción de
206.000 millones de dólares de la comunidad internacional.
India quiere, además, que el acuerdo recoja la
obligatoriedad de los Estados desarrollados de transferir, sin coste,
conocimiento en tecnologías bajas en carbono a los países en desarrollo, un
asunto regulado por la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual y que
no puede ser tratado en esta convención.
El país asiático no está solo: un buen número de naciones en
desarrollo que se beneficiarían de que las contribuciones sean voluntarias le
secundan en silencio.
Condicionamientos
Los países emergentes y en vías de desarrollo aumentaron la
presión ayer sobre la cuestión clave del financiamiento, al reclamar
compromisos claros a los países del Norte en la conferencia del clima de París
(COP21).
“El nivel de los apoyos financieros que los países
desarrollados destinarán a los países en vías de desarrollo a partir de 2020”,
fecha de entrada en vigor del futuro acuerdo, debe “clarificarse”, advirtió el
grupo G77+China, que reagrupa 134 países, en un documento remitido al
presidente de la COP21, Laurent Fabius.
El G77 y China reclaman también a partir de 2020 “un aumento
sustancial” del monto de 100.000 millones de euros anuales comprometidos por
los países ricos, según esta declaración enviada a los medios de comunicación.
TONY DE BRUM
Nobel Alternativo, un luchador
“Un día el planeta estará libre de armas nucleares”, declaró
a Efe el ministro de Asuntos Exteriores de Islas Marshall, Tony de Brum, en una
entrevista telefónica con motivo de la entrega del premio “Nobel Alternativo”.
“Tengo 3 hijos, 10 nietos y 4 bisnietos. Haré todo lo que
esté en mi poder para asegurar que un día, espero que pronto, lo podamos decir.
Se lo debo a mi familia y al mundo entero”, afirmó de Brum, de 70 años, desde
Estocolmo.
El propio de Brum fue testigo directo, mientras pescaba
junto a su abuelo, de la operación “Castle Bravo”, una bomba termonuclear con
potencia 1.000 veces mayor a la detonada en Hirosima que Estados Unidos hizo
estallar en 1954 en el atolón Bikini, en cera del archipiélago de las Marshall.
“Nadie sobrevivirá la guerra nuclear. Si alguien presiona el
botón, incluso por error, será el fin del planeta tal y como lo conocemos”,
sentencia.
El canciller recogió el lunes en la capital sueca el premio
honorífico que otorga la fundación “Right Livelihood” por la incansable lucha
antinuclear de las Islas Marshall, país que durante la ocupación estadounidense
contempló la explosión de 67 pruebas nucleares en su territorio.
En 2014, el canciller presentó en nombre de su gobierno
demandas en la Corte Internacional de Justicia contra las nueve potencias
nucleares reconocidas por incumplir las disposiciones del Tratado de No
Proliferación (TNP).
Los países demandados por el pequeño país insular son EEUU,
China, Rusia, Francia, Israel, Corea del Norte, Reino Unido, India y Pakistán TOMADO DE LOS TIEMPOS DE BOLIVIA
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