El Iberá representa
la naturaleza y la cultura correntina en su forma más auténtica. Es el lugar
donde podemos encontrar un pasado intacto y un futuro por descubrir, con esa
magia que se respira en los lugares no alcanzados aún por el crecimiento
desmedido y sin planificar.
El Iberá es un vasto territorio que parece infinito por sus
llanuras cubiertas de agua que se pierden en el horizonte; es identidad de hombres
valientes y mujeres trabajadoras, gente de espíritu alegre que da la mano firme
y mira a los ojos.
Además, por ser un área protegida es también cobijo del
aguará guazú,
del ciervo de los pantanos, de carpinchos, de yacarés, de
abundantes aves acuáticas y de una naturaleza que respira bienestar. Es el
lugar donde el hombre del estero convive con el paisaje que le ha dado su forma
de ser: el agua, el caballo, el botador.
En el interior de la Reserva Natural Iberá se ubica el
parque provincial del mismo nombre.
Son 482.000 hectáreas cubiertas por vegetación acuática que
el gobierno de Corrientes ha declarado
Parque Provincial Iberá para disfrute de
todos los correntinos y como motor económico de los municipios que lo rodean, a
partir de la producción de naturaleza y vida silvestre.
El área que ocupa el Parque, delimitada por decreto en 2009,
surgió al mapear el territorio fiscal que se ubicaba al fondo de las estancias,
donde era imposible entrar.
Estas tierras, consideradas inapropiadas para la ganadería,
fueron “descubiertas” por una nueva visión de desarrollo local: la producción
de vida silvestre como recurso comercializable a través del turismo. Los 10
municipios ubicados en la cuenca del Iberá y otros cercanos serán los
beneficiarios directos de esta nueva alternativa económica posible gracias a la
creación del Parque Provincial.
Este territorio, que ha sido revalorizado en función del uso
ecoturístico propuesto, debe ser ordenado y preparado para rendir los mejores
frutos a lo largo de los años, manteniendo su calidad y sustentabilidad. Por
este motivo, para la producción de naturaleza y vida silvestre también será
necesaria la aplicación de Buenas Prácticas Productivas.
Un área natural protegida es una zona que posee importancia
natural, cultural y científica y por eso se la protege a través de
distintas leyes.
Puede ser terrestre o acuática (o una combinación de ambos
ambientes)
y está definida geográficamente, es decir, que sus límites
son precisos.
Los recursos naturales y culturales de un área protegida se
manejan
con objetivos de conservación que determinan qué se quiere
conservar,
de qué forma y con qué fines. En el año 1983, la provincia
de Corrientes declaró la totalidad de la cuenca del Iberá como área protegida,
lo que demuestra la vocación política del Estado de manejarla con criterios
conservacionistas.
El dominio de los territorios ocupados por áreas naturales
protegidas puede
pertenecer al Estado o a privados, pero en todos los casos
estas áreas se manejan con normas fijadas por las autoridades nacionales,
provinciales o municipales, de acuerdo a la jurisdicción en la que se
encuentren.
Es fundamental que existan y se implementen estrategias
nacionales y provinciales de conservación y se elaboren los ordenamientos
territoriales complementarios, porque la riqueza natural y cultural de un país
constituye un beneficio para todos sus habitantes y las generaciones futuras.
Por este motivo, el Estado tiene que garantizar la preservación de estos
patrimonios, que no pueden abandonarse a las leyes del mercado o al interés
particular de los propietarios, por ser legados que le corresponden por derecho
a toda la comunidad.
Hoy en día, la importancia de las áreas protegidas es
reconocida en todo el mundo, y se las considera una herramienta indispensable
para:
Brindar oportunidades para la educación, la capacitación, la
recreación,
la investigación científica y el turismo.
Prevenir daños irreversibles en el legado natural y cultural
de la humanidad.
Conservar poblaciones de especies de flora y fauna de uso
potencial para el hombre.
Proteger ambientes en riesgo y los ecosistemas
representativos de una nación.
Mantener los procesos ecológicos y la capacidad productiva
de los ecosistemas.
Preservar la diversidad de las especies y su variabilidad
genética. TOMADO DE FACE DE fauna y flora de ctes ar , DESDE IBERA
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