El nuevo mal que asusta al mundo
El epidemiólogo Mariano Gianello analiza la aparición de
este virus y lo que provoca en el contexto mundial, nacional y local.
Por Gonzalo Javier García
Gianello observa que Argentina tiene enfermedades más
apremiantes que el coronavirus.
Imagen: Ramiro Ortega
La semana pasada la Organización Mundial de la Salud bautizó
a un nuevo germen con el nombre de “COVID-19”, luego de dos días de intensas
reuniones de científicos en Ginebra. La enfermedad, que hasta ahora fue llamada
simplemente “coronavirus” necesitaba su nombre propio porque en realidad es una
de los diferentes tipos que existen, muchos de los cuales sólo afectan a los
animales. “Es importante definirla porque este nuevo proceso infeccioso nos plantea
grandes desafíos a la comunidad médica. Si no lo hacemos, comienzan las
confusiones y desinformaciones sobre las vías de transmisión y cuales son sus
procesos. Hay que ser cautos acerca de qué información se da, para evitar,
justamente, un malentendido”, advirtió el epidemiólogo Mariano Gianello,
docente de la cátedra de enfermedades infecciosas de la Facultad de Ciencias
Médicas de la Universidad Nacional de Rosario.
egún se explicó el nombre COVID se compone de CO por Corona,
VI por virus y D por disease (“enfermedad”, en inglés). El número 19
corresponde al año 2019, ya que fue descubierto en los últimos días de
diciembre pasado. Muchos medios de comunicación han dado por sentado que se
trataba de una pandemia, sin embargo, según explica Gianello, no llegó a ese
nivel. “Es una enfermedad con rango epidémico producida por un nuevo virus que
recién se está conociendo en todos sus aspectos. Todavía falta dilucidar con claridad
cómo se originó y cuáles son todas sus posibles vías de transmisión. Por ahora
en varios países no hay casos confirmados por lo que no podemos hablar de
pandemia, aunque hay que tener el cuidado que merece la situación”.
Gianello recuerda que una de las pandemias más recientes fue
la de Influenza, o mal llamada gripe porcina, del año 2009. “Esa sí fue una
infección pandémica por el número de muertos que produjo y la falta de
posibilidades de ponerle un cerco epidemiológico a esa diseminación viral. Al
no conocerse llevó a confusiones; por ejemplo hubo lugares con fusil sanitario
para todos los porcinos, porque se creía que el que comía esa carne se podía
infectar, cuando en realidad luego se llegó a la conclusión de que no era así”.
Los números marcan que hay cerca de 70.000 infectados y que
estos valores van in crescendo. A fines de enero, la Organización Mundial de la
Salud hizo pública una alarma por la gran población de China y la migración que
frecuenta. “Creo que este virus no se expandió como se esperaba porque las
autoridades sanitarias chinas rápidamente generaron un cerco con la medida de
aislamiento de toda la ciudad de Wuhan y la región a la que esta pertenece. El
hecho de tener la mayoría de los casos ahí aislados controló un poco este virus,
pero hay 27 países con casos confirmados”.
Los países infectados fuera de China corresponden a Asia,
Europa, Oceanía y Norteamérica; suman todos unos 300 casos y dos muertos: uno
en Hong Kong y otro en Filipinas. África y Sudamérica, por ahora, no registran
casos y se descartaron recientemente dos posibles infecciones en Brasil y Perú.
“La mayoría de las personas que fallecieron tenían más de 65
años, muchas con problemas cardíacos, renales y respiratorios. A esto hay que
sumarle los pacientes de menor edad pero que padecen ciertas afecciones. Se
está estudiando a la mujeres embarazadas para ver si hay algún mecanismo de
transmisión, y a los niños pequeños hasta los seis años, ya que en general
sufren algunas enfermedades respiratorias a esa edad, como por ejemplo la
gripe”.
Al tener su auge en China, el COVID-19 parece un mal lejano,
distanciado de la realidad de nuestro país. Sin embargo, al haber una gran
movilidad internacional, el virus viaja más rápido. “Tenemos la suerte de no
tener viajes directos a China y a toda Asia, es decir que hay escalas. Eso
genera una oportunidad para detectar casos sospechosos y planificar estrategias
para que el virus no ingrese. Pero hay que ser cautos y estar prevenidos”,
avisó el especialista.
Por esta razón se vuelve esencial el papel de las
autoridades nacionales, desde el Ministerio de Salud orquestando de manera
estratégica con los niveles provinciales y locales, para atender los casos
sospechosos de personas que llegan de China o de otros países con casos confirmados.
Epidemias locales
Argentina tiene actualmente enfermedades epidémicas más
apremiantes que el COVID-19. Una enfermedad respiratoria que golpeó con fuerza
en nuestra región es la Influenza, más conocida como gripe. Se sabe que tiene
una estacionalidad, pero con el cambio de las condiciones climáticas el virus
fue mutando. “El año pasado en Rosario hubo un caso en pleno febrero. Si bien
se resolvió sin problemas, se detectó en verano y eso antes era impensado. Es
importante que los grupos de riesgo se vacunen contra la gripe sí o sí: mayores
de 65 años, embarazadas, niños, pacientes con patologías crónicas debilitantes
como insuficiencia cardiaca y renales, entre otros. También todos los
profesionales que trabajamos en la salud, para no ser transmisores del virus”.
Por otro lado, en la zona conformada por el triángulo entre
Pergamino, San Nicolás y Rosario hay un gran índice de casos de hantavirus,
causado principalmente por “las secreciones de los ratones colilargos que
habitan las rutas en búsqueda de comida y el humano al tomar contacto con esas
secreciones puede desarrollar una enfermedad severa que afecta los pulmones y
riñones, con una mortalidad mayor a lo que podría ser un coronavirus”.
El hantavirus se puede transmitir por inhalación, es decir,
cuando se respira en lugares (galpones, huertas, pastizales) donde las heces o
la orina de los roedores infectados desprendieron el virus contaminando el
ambiente. Además, puede transmitirse por contacto directo, mordedura de roedor
o estando muy cerca de un enfermo.
Otra enfermedad a la que hay que estar muy atentos es al
dengue y aunque si bien abundan las campañas para evitar que se reproduzca, no
hay que dejar de tener cuidado. Este jueves las autoridades de Salud de Santa
Fe y Rosario dieron a conocer detalles de los dos primeros casos de dengue
autóctono que se producen este año. “Sabemos que es un protagonista casi anual
de los últimos años y que nuestra zona ha sido muy afectada. Es necesario
seguir recordando las medidas de prevención para poder disminuir los riesgos de
contagio”.
Tomado de pagina 12 de ar
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