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TITULARES
- En
la región colombiana de la Orinoquía, una zona rica en biodiversidad, la
mayor producción ganadera fue responsable de la tala de más de 1 millón de
hectáreas de bosques.
- A
través de un programa de ganadería sostenible se enseña a los agricultores
prácticas silvopastoriles que integran a los árboles, el forraje y el
ganado, y que les ayudan a adaptarse a los desafíos de un clima cambiante.
- El
programa que se lleva a cabo con el apoyo de la Iniciativa sobre Paisajes
Forestales Sostenibles (ISFL) del Fondo del Biocarbono del Banco Mundial
se centra en promover una producción agrícola sostenible para ayudar a
reducir las emisiones derivadas del uso de la tierra.
María Gladys Apolinar nunca esperó tener su propia
explotación agrícola a su edad.
La maestra de escuela primaria de 73 años, ya jubilada,
transformó un terreno heredado de su difunto esposo en un «paraíso» agrícola
sostenible en el departamento del Meta, ubicado en la región de la Orinoquía.
"Nunca pensé tampoco que a mi edad volvería a la
escuela", señaló. Después de la muerte de su marido, Gladys sintió un
llamado a aprovechar al máximo la tierra que este le dejó. En 2016, se
inscribió para participar en un proyecto que fomenta la ganadería sostenible en
la región de la Orinoquía, específicamente en el departamento del Meta. La
iniciativa abarca también otras cuatro ecorregiones de Colombia.
La Orinoquía es una región de 25 millones de hectáreas
de sabanas y humedales en el este colombiano, que limita con Venezuela. En los
últimos años, se ha registrado una conversión a gran escala del suelo para
aumentar la producción de ganado, aceite de palma, cacao, caucho y arroz. Entre
1990 y 2015, más de 1 millón de hectáreas de bosques en la Orinoquía,
principalmente en el departamento del Meta, fueron taladas para crear tierras
de pastoreo, aumentando las emisiones de carbono derivadas de la conversión de
tierras.
Además, los regímenes de precipitaciones están cambiando y
los fenómenos climáticos extremos son cada vez más comunes en América Latina,
poniendo en riesgo la producción agrícola. Pero un enfoque denominado
agricultura silvopastoril, un método que integra los árboles, el forraje y el
ganado, puede ayudar a los productores agrícolas a adaptarse a los desafíos de
un clima cambiante. Los
diversos beneficios de las prácticas silvopastoriles incluyen un ganado más
saludable, mayor cantidad de suelos ricos en nutrientes y menores emisiones de
gases de efecto invernadero.
En un momento en que la necesidad de proyectos agrícolas
sostenibles en la zona es más urgente que nunca, el Gobierno colombiano, con el
apoyo de la Iniciativa sobre
Paisajes Forestales Sostenibles (ISFL) del Fondo del Biocarbono* (i) del
Banco Mundial, ayudará a ampliar las actividades promovidas por el Proyecto Ganadería
Colombiana Sostenible en toda la región de la Orinoquía.
Y quizás no hay mejor muestra del éxito del proyecto que la
finca de 7 hectáreas de Gladys, que se ha convertido en un ejemplo clarísimo de
los sistemas silvopastoriles en acción. Ella ha sembrado cacao alrededor del
perímetro de su terreno, y estos árboles proporcionan sombra para su ganado,
pollos y conejos. Además, ha plantado setos en las inmediaciones de sus
pasturas para que sirvan como una forma de "cerca viva". Y está
cultivando plantas, como ranúnculo de la pradera, que proporcionan un
suplemento de alto contenido proteico para sus 10 vacas cuando pastan.
Gladys rota su ganado cada tres días para que el pasto se
regenere de manera natural, y esto produce un forraje más rico y un ganado
mejor alimentado y más saludable. Ha aprendido también a usar el estiércol de
sus animales para producir fertilizantes orgánicos. "Aquí no se desperdicia
nada", aseguró. Estas prácticas rinden frutos: la producción de leche
aumentó de alrededor de 1 litro por vaca en 2016 a 7 litros por
vaca en 2019 gracias a este enfoque.
Foto: Nadège Mazars/Banco Mundial
“La agricultura sostenible proporciona nuevas oportunidades
de ingresos para los agricultores y ahora vemos que muchos se dan cuenta de que
pueden producir y, al mismo tiempo, participar en la conservación. Estamos muy
entusiasmados de probar e implementar el enfoque de la ganadería sostenible en
otras partes de la Orinoquía con diferentes ecosistemas como las sabanas
inundadas”, dijo Luz Díaz, especialista superior en Agroindustria del
Banco Mundial y líder de la iniciativa. El Proyecto Ganadería
Colombiana Sostenible recibe financiamiento del Fondo para el Medio Ambiente
Mundial (FMAM) y el Gobierno del Reino Unido, y se implementa a través de una
alianza formada por el Banco Mundial, la Federación Colombiana de Ganaderos
(Fedegan), el Centro para la Investigación en Sistemas Sostenibles de
Producción Agropecuaria (CIPAV), la ONG colombiana Fondo Acción y The Nature
Conservancy.
"Visitar una granja como la de Gladys es muy
inspirador, y el Banco Mundial trabaja para garantizar que este tipo de
explotaciones agrícolas se conviertan en algo habitual en toda la
Orinoquía", agregó Díaz.
Para Gladys, la agricultura sostenible se ha convertido en
una búsqueda profundamente personal.
"Antes de que mi esposo muriera, me dijo que no quería
que vendiera la tierra", recordó con la voz entrecortada. “Sé que he hecho
realidad lo que él deseaba. Cumplí mi tiempo como maestra y ahora pasaré el
resto de mi vida haciendo esto. Me encanta".
*La ISFL es un fondo multilateral apoyado por Gobiernos
donantes —el Ministerio Federal de Medio Ambiente, Protección de la Naturaleza
y Seguridad Nuclear (BMU) de Alemania; la Iniciativa Internacional sobre el
Clima y los Bosques (NICFI) de Noruega; la Agencia Suiza para el Desarrollo y
la Cooperación (COSUDE); el Departamento de Empresas, Energía y Estrategia
Industrial (BEIS) y el Departamento de Asuntos Ambientales, Alimentarios y
Rurales (DEFRA) del Reino Unido, y el Departamento de Estado de los Estados
Unidos (DOS)— y es administrado por el Banco Mundial.
Tomado de envio del banco mundial
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