Coronavirus en la Argentina. ¿Habrá una segunda ola?: la opinión de los infectólogos
El movimiento turístico durante las vacaciones de verano
puede desencadenar en un nuevo brote, según advierten los expertos; por eso,
apelan a no relajar los cuidados, entre ellos, la distancia social Fuente:
LA NACION - Crédito: Mara Sosti
Con o sin vacuna, la Argentina tendrá una segunda ola
de Covid-19. El
alcance en casos, internados en terapia intensiva y en fallecidos sí
dependerá de cuántos vacunados haya en el momento en que los contagios vuelvan
a aumentar debido a la relajación de los cuidados, el tránsito entre
jurisdicciones y acaso por el final de los días cálidos (o todas esas razones
juntas). Ese es el consenso que parece existir entre expertos y funcionarios
del área de salud que toman como enseñanza lo que se vivió en Europa
desde el final del verano boreal hasta el momento, e incluso lo
admitieron el presidente Alberto
Fernández y el ministro Ginés
González García en la conferencia de prensa del jueves pasado.
Coronavirus:
el orden de prioridad que evalúa el Gobierno para la vacunación en el país
En Europa, tal como pasó con la gripe de 1918/1919 -conocida
como gripe española-, la segunda ola es peor en cantidad de
fallecidos, algo que quizá sea distinto en la Argentina ya que posiblemente la
vacuna colabore en la reducción de muertes. Desde luego, dependerá de
que se aprueben y distribuyan a tiempo, algo que requiere importantes esfuerzos
logísticos. Por eso, en general, los especialistas no se atreven a mencionar
sus alcances ni cuándo se registraría la segunda ola: las
especulaciones van desde la vuelta de las vacaciones al comienzo del
otoño. Tanto en el Ministerio
de Salud de la Nación como en el de la Ciudad mencionaron que están
alertas y que trabajan para que sea lo más suave posible.
"Por supuesto que habrá segunda ola, como en todo el
mundo", dijo a LA NACIÓN Elisa Estenssoro, jefa del
Servicio de Terapia Intensiva del Hospital San Martín, en La Plata, y
expresidenta de la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva (SATI). "No hay
posibilidad de que no llegue. Además de que la gente está relajada, hay
vacaciones y mucho movimiento de personas. El asunto es que vamos a ir
a una segunda ola, pero desde una cantidad de casos alta, de una meseta como la
actual en la que los contagios bajan muy lentamente. En estos días hubo 7000
casos diarios otra vez. Es un descenso que debería ser mucho más marcado para
poder hacer frente a la segunda ola", agregó.
Por su parte, Jorge Geffner, profesor titular de Inmunología
(UBA) e investigador superior del Conicet, añadió que la perspectiva de
una segunda ola "es muy probable". Y agregó: "No
entendemos bien por qué las infecciones se repiten en olas estacionales, todo apunta
a que no es por cómo actúa la temperatura directamente sobre el virus, sino por
la disposición de lugares cerrados o abiertos; los primeros contagian mucho
más".
El pico
Cuándo llegará es una pregunta sin una clara
respuesta. Según Daniel Stecher, jefe de la División Infectología del
Hospital de Clínicas, se trata de una cuestión análoga a la de la llegada del
pico de casos, que insumió demasiadas especulaciones, al punto de que se lo
pensó como un fenómeno de la naturaleza y no algo relacionado con la propia
actividad humana. "Como el pico, nadie sabe cuándo llegará la
segunda ola", señaló. Para el especialista, "dependerá de la
capacidad de cuidado que tengamos, porque la segunda ola europea se da por el
relajamiento de los cuidados. Y si tenemos otro impacto, debería ser menor ya
que comenzará la vacunación". Según indicó, el mensaje es que "hay
que entender que la epidemia está controlada, pero no terminada. Hay que
mantener controles y distancia, están permitidas más cosas, pero eso no
significa que deban hacerse".
También Leonardo Caruana, secretario de Salud de Rosario,
admitió que no se sabe cuándo volverán a aumentar los casos: "Se
han desdibujado todos los modelos predictivos de fechas. Lo importante
es que tenemos un horizonte de vacunación y, a diferencia de marzo de este año,
ahora hay un mayor conocimiento de la enfermedad, y un sostenimiento de
estrategias de rastreo, búsqueda de casos y realización de testeos que
son elementos que favorecen el abordaje de la segunda ola".
Un proceso
Respecto de la inmunización, que debería aplacar tanto la
cantidad de casos como la mortalidad, los expertos pidieron que no se la tome
como una bisagra que de un día para el otro cambiará radicalmente todo, sino
como un proceso de semanas y hasta meses. Y en ese paréntesis puede llegar la
nueva ola. De hecho, que pasen tres o cuatro semanas entre la primera y la
segunda dosis que completa la inmunización de una sola persona abre una
ventana de riesgo para los contagios.
"La vacuna no es una bala de plata, pensar así es
infantil", señaló Alejandra Capozzo, investigadora principal del
Conicet y especialista en Inmunología Aplicada. "Es una herramienta muy
útil, hay que estar agradecidos de que exista y de que se haya hecho en tiempo
récord, pero hay muchas cosas que no sabemos; por ejemplo, si impide la
excreción viral y los contagios", completó. Además, Capozzo remarcó que la
vacuna tardará en hacer efecto, en llegar a todos lados y puede haber problemas
en la capacidad de producción (N. de la R: algo que ya admitió
por ejemplo la farmacéutica Pfizer). Y concluyó: "Por lo cual
no se puede asegurar que para marzo o abril haya una inmunidad de rebaño por
vacunación".
Stecher añadió: "Hay que recordar que los enfermos se
deben cuidar y los vacunados también, porque no estamos seguros tampoco de
cuánto dura la protección de la vacuna. Aparentemente funciona, pero hay que
ver cómo funciona en la vida real".
Estrategias
Esta otra discusión, la de cuántas personas vacunadas son
necesarias para llegar a una cierta inmunidad colectiva, se saldará
científicamente y en la práctica a lo largo del año próximo. Un número que se
repite como estimación es el del 70% de la población (una cifra que cambia para
cada vacuna en particular). Para la Argentina, implicaría inmunizar a
más de 30 millones de personas, algo que no está en los planes inmediatos.
"El objetivo es que se vacunen quienes tienen otras enfermedades, los
mayores, el personal de salud, seguridad y docencia, lo que sumaría entre 10 y
13 millones de personas. Estaríamos muy lejos de esa inmunidad de rebaño",
dice Geffner. Quedaría así mucha población susceptible de adquirir el
virus, que podría continuar su circulación en su estación preferida: el
invierno. Lo que subrayó Geffner, y es el objetivo de los
funcionarios, es que si lo hace sea en personas con menos posibilidades de
morir y que se reduzca sustancialmente la letalidad, al circular más entre
jóvenes. "El ejemplo es que una persona de 20 años tiene un 0,2% de
posibilidad de tener un curso grave de la enfermedad contra el 15% o 20% de
alguien de 70 años, así que a más vacunas menos muertes", sintetizó
y rubricó: "La vacuna es una oportunidad histórica, pero hacen falta siete
meses más de cuidados".
Para Ana Victoria Sánchez, médica infectóloga del Hospital
Alemán y miembro de las sociedades de infectología y de terapia intensiva
(SADI/SATI), "la introducción de una vacuna cambia el paradigma, y si
bien no anula la posibilidad de una segunda ola, es posible que la baje
en número de casos. Esto siempre y cuando tengamos un número
importante de la población inmunizada para marzo o abril (que es cuando se
espera este nuevo rebrote)". Para ella, la magnitud del brote va a verse
muy relacionada a este factor de que las vacunas en general tardan varias
semanas en lograr su efecto inmunogénico.
Toda estas discusiones y los planteos logísticos de las
vacunas -ninguna aún aprobada en el país por Anmat -, se da
en un contexto donde hace por los menos seis semanas que los casos bajan de
manera consistente en casi todas las provincias, así como las internaciones por
Covid en terapia intensiva, que habían alcanzado un máximo de más de 5100 hacia
principios de noviembre y desde entonces han descendido hasta el actual de unas
de 3500 personas. Sin embargo, remarca Caruana, se trata de un escenario bueno
al que se le contrapone la recuperación de actividades habituales y la migración
entre provincias y países para las Fiestas y las vacaciones. "Es
contradictorio, porque en principio resulta favorable por la reducción de
casos, pero con más riesgo por el movimiento de personas. Y esa
recuperación de la habitualidad, a veces, se confunde con relajación y puede
llevar a más contagios" , dijo.
En todo caso, la ventaja de la Argentina respecto de Europa
y Estados Unidos podría ser el arribo al segundo invierno con Covid-19 ya
con el proceso de vacunación en marcha. Habrá que ver si se puede aprovechar.
Mientras tanto, como señala Capozzo, "la clave sigue siendo
ventilar, ventilar, ventilar ambientes, usar barbijos, distancia social y
lavarse las manos". Por: Martín De
Ambrosio // tomado de la nación de ar
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