Por qué hay que temerle a las megagranjas porcinas
El acuerdo retomó vida tras una visita de funcionarios
argentinos a un frigorífico estatal en Beijing. Pero también reflotó el debate
sobre cuál es el tamaño ideal de los establecimientos que criarán los cerdos.
Por Raúl Dellatorre
Megagranjas o chacras medianas, he ahí el
dilema.
La expectativa de un acuerdo con China para producir carne
porcina de exportación con ese destino volvió a tomar fuerza en la última
semana. Pero también se reavivó el debate con respecto a cuál debería ser el
modelo productivo que acompañe tal posibilidad. Mientras el Representante
Especial para la promoción del comercio y las inversiones de Argentina en
Beijing, Sabino Vaca Narvaja, señaló que el gobierno argentino propone "no
la instalación de megagranjas, de 100 mil madres reproductoras cada una, sino
de granjas inteligentes que sólo tienen 10 mil madres", el dirigente
agrario Pedro Peretti lo refutó. "Diez mil madres es una dimensión para
Argentina que representa granjas muy, pero muy grandes. La única granja
inteligente, para nuestro campo, es la de 200 madres". Y no es sólo una
cuestión de escala, o de concentración de ingresos, sino de abastecimiento y
precios internos, además, sugieren algunos estudios.
Tras una visita al frigorífico estatal China Animal
Husbandry Group en Beijing, Vaca Narvaja contó detalles de la charla con Xue
Tingwu, presidente de la firma, y su mesa directiva, acerca de los proyectos de
inversión en producción porcina. El funcionario local describió los problemas que
tuvo su país con la peste porcina africana que impactó en la producción local
desde que se desató en 2018. Sólo en el último año, generó un déficit de 8 a 12
milones de toneladas de carne de cerdo, producto que representa el 70% de la
proteína animal de la dieta del pueblo chino. Además, los dos principales
proveedores europeos, España y Alemania, se encuentran afectados por la misma
enfermedad en origen.
El representante argentino, en palabras reproducidas por la
revista Dang Dai editada en Buenos Aires, señaló que en ese marco ambos países
encuentran intereses compartidos en el incremento de la producción de carne de
cerdo en suelo argentino para ser exportada a China.
Sabino Vaca Narvaja sostuvo, tras el encuentro con Xue
Tingwu, que se analizaron diversos proyectos de inversión en producción
porcina, que contemplan el cuidado del medio ambiente y que se enmarcan dentro
de una estrategia integral, que requiere de la superación de falsas dicotomías,
incluyendo a los pequeños y grandes productores.
"La Embajada argentina propone la instalación de
Granjas Inteligentes, que son granjas seguras, sostenibles y sustentables y no
la instalación de Megagranjas. Mientras que las Megafactorías instaladas en
Estados Unidos son unidades productivas de alrededor de 100 mil madres, las
granjas inteligentes sólo tienen alrededor de 10 mil madres”, afirmó el
funcionario argentino.
Y esta es, puntualmente, una de las cuestiones en debate del
proyecto. Una granja de diez mil madres es, para Argentina, una escala alcanzable
para muy pocos, megaempresas que producirían a una escala que dejaría fuera de
competencia a pequeños y medianos productores, tanto de la exportación como del
abastecimiento al mercado interno.
La entrada en producción de diez o doce megagranjas de ese
tamaño supondría multiplicar al doble o más la actual producción de cerdo,
"con la posibilidad no sólo de exportar a China sino de ofrecer la
producción al mercado interno. No hay lugar para productores chicos y grandes
en esas condiciones, o se toma la decisión de buscar una escala para cientos de
productores locales, o se deja el negocio en grandes de
megacorporaciones", advirtió Peretti, al ser consultado por Página/12.
"Se quedarían con el negocio de exportación pero
también con el mercado interno. El acuerdo puede ser que le asegure la
soberanía y la seguridad alimentaria a China, pero así concebido pone en
peligro la nuestra, porque deja la oferta de carne porcina en manos de un
oligopolio. Se pone en riesgo el acceso a la producción, pero también el precio
interno. La integración vertical en el rubro de alimentos hay que entenderlo de
una vez por todas, es un atentado a la democracia", sostuvo el ex director
de Relaciones Internacionales de la Federación Agraria (hasta que rompió por
desacuerdos con las políticas golpistas de la Mesa de Enlace).
Peretti, impulsor de un modelo de producción agraria de
chacra mixta ("la pyme agraria", la denomina), sostiene que la
oportunidad de abrir la exportación de carne de cerdo debe ser aprovechada a
través del fomento de la extensión de explotaciones medianas en todo el país
"en las que el productor, con un plantel de 200 madres, pueda cumplir con
todas las normas sanitarias y ambientales, y tenga un campo anexado en el que
produzca su propio maíz para alimentar los cerdos". Esa escala es la que
ofrece las mejores condiciones ambientales y socioeconómicas, subraya, porque
genera además arraigo del productor a su propia zona.
Un problema adicional, pero no desatendible, es que China
está recuperando aceleradamente su producción porcina. Por la peste africana,
que hizo su aparición en agosto de 2018, China debió sacrificar casi la mitad
de su rodeo porcino. Recientes informes oficiales indican que, actualmente,
dicho rodeo se recuperó alcanzando un nivel equivalente al 88% del existente
antes de la peste. Y seguirá creciendo.
Es un indicador para que Argentina no quede atada, en su
estrategia, a los negocios que se presentan circunstancialmente, sino aprovechar
la oportunidad para generar una alternativa de producción, pero que también sea
útil cuando las circunstancias internacionales se modofiquen. En el mientras
tanto, convendría no dejar de mirar las condiciones del mercado interno y de la
propia soberanía alimentaria.
TOMADO DE PAGINA 12 DE AR
No hay comentarios:
Publicar un comentario