LUCHA FRONTAL CONTRA UNA MAREA DE PLÁSTICOS MARINOS A MEDIDA QUE LA COVID-19 (coronavirus) agrava el problema
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Dado que se trata de un servicio público esencial, en los
planes de recuperación se debe asignar prioridad a la gestión de los residuos
sólidos. Fotografía: Shutterstock.
En todos los medios, vemos imágenes de plásticos flotando en
los océanos, dañando la vida silvestre y contaminando las playas. En la
actualidad, la COVID-19 podría estar agravando el problema debido al aumento
del uso y la eliminación inadecuada de los productos de plástico y los
residuos, entre ellos las mascarillas, los equipos de protección personal y los
envases descartables.
Además de la carga de residuos, ha disminuido el reciclaje, dado que, por el momento, se han suspendido muchos programas debido a cuestiones sanitarias relacionadas con la pandemia. A raíz del nivel históricamente bajo de los precios del petróleo, el costo del plástico virgen disminuyó, por lo que su uso ha aumentado en detrimento de la resina reciclada que, si bien es más inocua para el medio ambiente, es más costosa.
A menudo, los países en desarrollo carecen de sistemas
eficaces de gestión de residuos y plantas específicas de recolección y
tratamiento de plástico, lo que plantea enormes dificultades para alcanzar el
objetivo de reducir la cantidad de este elemento que ingresa a nuestros
océanos.
Para detener la afluencia de plásticos a los ríos y los
océanos es fundamental mejorar considerablemente la gestión de los residuos
plásticos, que están agravando los problemas causados por la pesca excesiva,
las aguas residuales no tratadas y la escorrentía agrícola, y la deficiente
planificación del desarrollo costero.
Combatir la contaminación por plástico
El Grupo Banco Mundial (GBM) está trabajando para abordar la
contaminación por plástico en cada etapa de la cadena de valor de este
material. En la actualidad, el GBM ha asignado USD 1000 millones
(1300 millones de dólares de Singapur) a proyectos en curso sobre gestión de
residuos sólidos y otras actividades para prevenir la contaminación por
plástico, y tiene en cartera otros proyectos por valor de USD 2000 millones.
Estas iniciativas incluyen apoyo a los Gobiernos a través de
inversiones en la gestión de los residuos sólidos y otros sectores, como la
resiliencia costera y el turismo; la mejora de las condiciones laborales de los
recolectores de residuos; la colaboración con empresas para reformular el
diseño de los productos y los envases, y servicios de asesoría sobre políticas
orientadas a crear incentivos para lograr que los mercados de reciclaje sean
más sostenibles e inclusivos.
En Asia oriental, el actual epicentro de la contaminación por
plástico, muchos países están promoviendo la lucha contra los detritos marinos.
Por ejemplo, Indonesia prevé reducir los residuos plásticos marinos
en un 70 % para 2025, y ha elaborado un nuevo programa de gestión de residuos,
por valor de USD 2300 millones.
Esto incluye una contribución de USD 100 millones del Banco
Mundial, con inversiones específicas en la gestión de la basura marina. Este
proyecto proporcionará apoyo a más de 12 ciudades a medida que mejoren la
recolección y el tratamiento de residuos sólidos, con el objetivo de reducir a
la mitad la fuga de residuos plásticos de esas ciudades.
El Banco está trabajando con China para promover políticas
orientadas a disminuir la contaminación por plástico derivada de los residuos
sólidos municipales y las prácticas de los sectores manufacturero y agrícola.
"Tenemos la oportunidad y la responsabilidad de encarar
la reconstrucción de modo que sea sostenible, más verde, más azul y más
próspera. Dado que se trata de un servicio público esencial, en los planes de
recuperación se debe asignar prioridad a la gestión de los residuos
sólidos".
David Malpass
Presidente del Grupo Banco Mundial
En Vietnam, Tailandia y otros países de Asia y en otras
regiones, como América Latina y África, la Corporación Financiera Internacional
(IFC) y el Banco Mundial están catalizando la transición a una economía
circular. Con ese fin, están evaluando las cadenas de valor del plástico y respaldan
inversiones del sector privado en materiales nuevos, envases sostenibles y
mercados de reciclaje.
Recientemente, por ejemplo, IFC proporcionó a Indorama
Ventures, una empresa internacional que fabrica resina plástica, el primer
préstamo azul orientado exclusivamente a abordar la contaminación por plástico
en el mar. El paquete de financiamiento de USD 300 millones ayudará a Indorama
a alcanzar su objetivo de reciclar, para 2025, 50 000 millones de botellas de
politereftalato de etileno (PET) al año en diversos países del mundo, entre
ellos Tailandia, Indonesia, Filipinas, India y Brasil.
En Asia meridional, un nuevo proyecto regional por valor de
USD 50 millones permitirá frenar la contaminación por plástico en la región y
acrecentar la innovación ecológica para reinventar el plástico descartable y la
producción.
Además, IFC está ayudando a los bancos a elaborar
instrumentos financieros novedosos dirigidos a proyectos que tengan por objeto
proteger los océanos y los millones de medios de subsistencia de las
poblaciones vulnerables que dependen de ellos.
Asimismo, IFC está respaldando a Gobiernos subnacionales y
actores del sector privado que integran la cadena de valor del plástico,
incluidos los fabricantes de resina, las marcas internacionales y las empresas
de reciclaje que pueden colaborar en la lucha contra los residuos plásticos.
Esta labor cuenta con el respaldo de programas del Banco
Mundial, como PROBLUE, que brinda ayuda a unas 40 iniciativas sobre
contaminación por plástico en todas las regiones. En Nigeria, por ejemplo,
PROBLUE respalda evaluaciones de las cadenas de valor regionales del plástico y
salva las brechas de conocimientos. En Mozambique, el Banco Mundial está
trabajando con el Gobierno y el sector privado en la búsqueda de soluciones
ecológicas novedosas y la creación de empleos que beneficien al medio ambiente.
Reacción a la pandemia
Para responder a la pandemia y al confinamiento económico, el
Banco Mundial ha comprometido hasta USD 160 000 millones a lo largo de un
período que finaliza en junio de 2021 , con el objeto de respaldar las
medidas que adopten los países para abordar las crisis sanitarias y económicas
y avanzar hacia la recuperación.
Tenemos la oportunidad y la responsabilidad de encarar la
reconstrucción de modo que sea sostenible, más verde, más azul y más próspera.
Dado que se trata de un servicio público esencial, en los planes de
recuperación se debe asignar prioridad a la gestión de los residuos sólidos.
En dichos planes se pueden incorporar nuevos incentivos
normativos para reducir el uso excesivo de plástico, mejorar la gestión de los
residuos de ese material y adoptar políticas para clasificar correctamente los
plásticos y convertirlos en recursos valiosos al tiempo que se evitan los
costos ambientales y económicos. En la actualidad, los precios bajos del
petróleo generan una oportunidad importante para establecer condiciones de
igualdad para el plástico reciclado mediante la reducción de los subsidios a
los combustibles que inclinan la balanza en favor del plástico virgen y
absorben los escasos recursos fiscales.
Para reducir la contaminación por plástico y preservar la salud
de nuestros océanos, debemos lograr que la reconstrucción sea más azul ,
en un marco de innovación y colaboración de todos los sectores en cada etapa de
la cadena de valor.
Así como el capital verde puede ser un motor de empleos y
desarrollo, el capital azul puede contribuir a impulsar la reconstrucción,
reducir la pobreza y alcanzar la seguridad alimentaria. Vale la pena invertir con
ese propósito.
Esta
columna de opinión se publicó originalmente en The Straits Times (i).
Tomado de envio del banco mundial
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