“La recuperación económica debe abordar la vulnerabilidad climática de la región”, advierten expertos latinoamericanos. Y aseguran que los beneficios netos de una inversión resiliente serían superiores a los costos
La pandemia y el cambio climático suponen, con sus particularidades, enormes desafíos y tragedias. Pero si además se les suman los más altos índices de inequidad que caracterizan a América Latina y el Caribe, el panorama se vuelve aún más delicado.
Solo en un año, casi 5 millones de personas en Latinoamérica
pasaron a vivir en extrema pobreza debido a la crisis sanitaria actual. Y si la
recuperación económica pospandemia no busca hacer resilientes a los países
frente al cambio climático, para finales de esta década se sumarán otros 5
millones de pobres en la región.
Así lo consigna el informe "Una recuperación verde y
resiliente para Latinoamérica”, elaborado por el Centro Global de Excelencia en
Adaptación al Clima y la Presidencia pro tempore de México de
la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).
"Hay ciclos de deuda y cambio climático que debemos
frenar”, sostiene Marcelo Mena Carrasco, uno de los autores del estudio, en
diálogo con DW.
Marcelo Mena Carrasco, director del Centro de Acción Climática de la Universidad Católica de Valparaíso
"La región tiene más activos y actividades económicas
expuestas al cambio climático en comparación al resto del mundo. Estamos el
doble de expuestos”, advierte el experto, ex Ministro de Medioambiente chileno
durante la gestión de Michelle Bachelet.
Más pobres y más desiguales
Asimismo, según los últimos datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL),
la pandemia ha provocado en la región un aumento en los niveles de pobreza sin
precedentes en las últimas décadas, ascendiendo a 209 millones el total de
personas pobres a finales de 2020 (22 millones más que un año atrás), de las
cuales casi 80 millones viven en la pobreza extrema.
América Latina y el Caribe es además la región del mundo con
mayor nivel de inequidad. Y la pandemia ha profundizado las desigualdades.
No todo está perdido
Con todo, más allá de indicadores preocupantes y tendencias
que no lo son menos, los autores del estudio vislumbran posibilidades.
Concretamente proponen "una recuperación verde”.
"Existe una clara oportunidad de invertir en
infraestructura resiliente (es decir, con capacidad de reponerse más rápido)
para mejorar la adaptación al cambio climático, evitar más pérdidas y obtener
importantes beneficios netos”, asegura a DW Annie Dufey, economista, experta en
medioambiente y coautora del trabajo.
La inversión así orientada permitiría, por ejemplo, asegurar
que una comunidad no quede aislada por el corte de un puente y, a su vez, se
pierda toda la actividad económica asociada a ese paso.
Annie Dufey, directora de Espacio Público
Así, este tipo de financiación "genera beneficios netos
por casi cinco veces los costos, y solo cuesta un 3 % adicional respecto a la
inversión en infraestructura convencional”, detalla Dufey, también directora
del centro de estudios Espacio
Público.
"Retrasar esas inversiones, en cambio, costaría 16.000
millones de dólares anuales, por pérdidas de infraestructura y actividad
económica”, puntualiza.
"En cuanto al agua, México y Chile se encuentran entre
los países con mayor estrés hídrico, que será aún mayor en escenarios
climáticos de menor precipitación”, apunta entre las prioridades.
"Es una buena oportunidad para suplir las brechas de
infraestructura de la región, para fortalecer el tratamiento de aguas, la
potabilización, los sistemas de alcantarilla y los eléctricos, y diversificar
la matriz energética. Así como para encarar reformas tributarias que corrijan
la inequidad histórica del continente”, enumera, en el mismo sentido, Mena
Carrasco, director del Centro de Acción Climática de la Pontificia Universidad
Católica de Valparaíso.
"La recuperación económica debe abordar la
vulnerabilidad climática de la región”, recalca el experto desde el país
sudamericano. Y admite: "Me preocupa que sean pocos los países que
estén pensando en una recuperación verde”.
Ante la consulta sobre si aún tenemos tiempo, la respuesta
es: "Cada vez menos”. "Tenemos una década para dar vuelta nuestro
curso, pero parecería que los gobiernos no le han dado urgencia al tema. Es
algo que tienen reservado para los seminarios, pero no para la ejecución presupuestaria
real”, critica.
"Están desaprovechando fuentes de financiamiento
internacional de bajo costo, pues hay una gran demanda para invertir en bonos
soberanos alineados con el Acuerdo de París”, detalla, conocedor del tema.
"No han entendido que la economía global debe
descarbonizarse, ser más inclusiva y resiliente”, indica. "Creen que
en este juego de las sillas musicales, la música se acabará después de que
ellos salgan de sus cargos. Pero las personas que se quedarán sin sillas serán
nuestros niños”, advierte.
Tomado de envio de
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