Los ríos son personas: Nueva
Zelanda otorga calidad de persona legal al Whanganui
Enviado por guillermo DESDE
EL PAÍS DE LOS ALL BLACKS
Indígenas neozelandeses
consiguen que el Río Whanganui sea considerado una persona legal, en un notable
esfuerzo ecológico y también de conciencia de la naturaleza como un ser vivo.
Si pudiéramos apoyar el
índice en Nueva Zelanda (país de origen del equipo de rugby más famoso del
mundo por estos días) y el pulgar en Argentina, el planeta quedaría sostenido
en el espacio. Así de lejanos estamos,
sin embargo compartimos un tesoro que ellos respetan más que nosotros: la
cosmovisión de nuestros respectivos pueblos originarios.
Tanto los Coyas, los Q’om,
los M’byá-Guaraní y muchas otras naciones primigenias de América, coinciden con
los Whanganui Iwi en que la tierra no es un bien en el sentido mercantil del
término, sino que se trata de la gran madre que nos cobija. Y además que todas las cosas
que hay en ella son sagradas y deben ser respetadas en consecuencia, como un
ser vivo, con todo lo que esto significa.
Pero mientras por estos
pagos aplastamos su cultura, negándonos a sus valores con la soberbia del
ignorante que se cree sabio, en aquella lejana nación acaban de sentar un
precedente jurídico de imprevisibles consecuencias planetarias.
En un importante caso de
avanzada en torno a los derechos de la naturaleza, autoridades de Nueva Zelanda
han otorgado al río Whanganui la dimensión de persona legal “de la misma forma
que una compañía, lo que le dará derechos e intereses”. La decisión es el
resultado de una larga batalla legal iniciada por la comunidad indígena de los
Whanganui iwi, quienes tienen una estrecha relación con esta vía acuática (¿o
deberíamos llamarla conciencia de agua?).
“El acuerdo de hoy reconoce
el estatus del río como Te Awa Tupua (un todo integral viviente).
La inextricable relación
entre los Whanganui y el río es un paso importante para la resolución del
histórico sufrimiento de los Whanganui iwi y tiene importancia nacional”, dijo
Christopher Finlayson, el funcionario gubernamental encargado de llevar a cabo
la relación con este grupo indígena.
La decisión no sólo es
importante en el sentido de preservación ecológica, revela una comprensión
ancestral de la naturaleza como una entidad viva, unida a nuestra vida a través
de una red de conciencia.
Para los Pueblos Originarios
la Tierra no sólo es la fuente de la vida, sino un ser más evolucionado que
permite que nosotros evolucionemos sobre su esfera de vida y realidad –una
madre multidimensional.
Los ríos y las montañas son
consideradas manifestaciones particulares de su personalidad: guardianes y
componentes de su campo de energía.
Los ríos son personas, pero
también tal vez, siguiendo la cosmovisión nativa, los ríos son dioses, en tanto
a que podrían agrupar una conciencia superior a la nuestra una conciencia que
alimenta a las conciencias.
Las comunidades M´byá
Guaraní, que han logrado mantenerse en sus propios valores a pesar de los
siglos de sometimiento cultural, han preservado un tesoro que la mayoría
desconocemos y que de explorarlo nos enriquecería de una manera extraordinaria,
poniéndonos frente concepciones profundamente humanistas y armonizadoras con la
naturaleza que nos rodea.
Son monoteístas y también,
al igual que los cristianos, conciben una Trinidad; Ñanderú-Guazú es el creador
y Tupá, a quién erróneamente muchos asignan ese rol, es solo uno de sus tres
hijos. Creen que existe
un paraíso al que los cristianos llaman Cielo y está fuera del mundo terreno y
los guaraníes llaman la Tierra sin Mal y
se encuentra en éste mundo. Su cultura
está estructurada en función del periplo que realizan los distintos grupos por
el territorio americano en su búsqueda.
Los ancianos M’byá, que son
los depositarios de la autoridad y la sabiduría de estas comunidades, miran con
resignada conmiseración la forma en que nosotros destruimos los suelos,
contaminamos los acuíferos, aniquilamos la biodiversidad, destruimos las
montañas e irrespetamos la vida, mientras nosotros con perversa e ignorante
soberbia arrasamos todo en nombre de nuestra civilización, a la que creemos
superior.
La sabia resolución de la
justicia de Nueva Zelanda debería ser estudiada con el mayor de los respetos e
imitada por nuestros legisladores y jueces antes que sea tarde.
Enviado por fundavida de C del
Uruguay er ar
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